Lester Obed Plata Ordóñez tenía aproximadamente 12 años cuando fue víctima de un atentado terrorista. Su rostro cubierto de ceniza y su cuerpo sobre una camilla fueron expuestos por algunos medios de comunicación, el 3 de enero de 2011, cuando una bomba incendiaria detonó en un bus de las Rutas Quetzal y mató a nueve pasajeros, entre ellos su mamá Gladys Ordóñez. La clica Little Psycho Criminal (LPC) del Barrio 18 fue señalada, procesada y condenada por este acto terrorista, pero el hostigamiento nunca terminó para Lester y su familia, por eso huyó de Guatemala e intentó llegar a Estados Unidos, pero fue detenido. Debido a que no puede volver al país por los riesgos que corre, su vida depende del asilo que pueda concederle Estados Unidos.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Lester era un niño cuando ocurrió la detonación de la bomba incendiaria que fue colocada por Sonia Elizabeth Véliz Hernández y/o Doménica Isabel Carrera Hernández, integrante de la clica LPC. Sonia colocó una mochila en el área de paquetes de la unidad de transporte y bajó de inmediato. El explosivo fue activado desde una cárcel y estalló por orden del sargento retirado del Ejército y líder de la clica, Gustavo Adolfo Pirir García, alias el Hammer.

El fuego consumió el cuerpo de la mamá de Lester, Gladys Ordóñez y de los otros pasajeros: Alicia Zacarías Pérez y sus hijos, los niños Nury, Daniel y Jorge de apellidos Cac Zacarías, así como de Lázaro Donis, Dora Aracely Franco, Rigoberto Emilio García y Ambrosio Vásquez Xiquín.

Decenas de bomberos se movilizaron al lugar. Al llegar encontraron la puerta del bus cerrada, intentaron romperla; la gente moría. La impotencia y desesperación se reflejaba en su rostro, se introdujeron por las ventanas. Encontraron un escenario dantesco, cadáveres de adultos y niños consumidos en cenizas y decenas de pasajeros tratando de huir de las llamas. Los cuerpos inertes fueron evacuados por las ventanas y los sobrevivientes trasladados a hospitales.

El llanto, la desesperación, la frustración, el olor a carne quemada y un bus consumido en cenizas fue lo que quedó en la mente de testigos, familias y bomberos, aquella tarde del 3 de enero de 2011.

Lester sobrevivió, ingresó en una camilla al Hospital Roosevelt, su cuerpo y su rostro cubiertos de ceniza fueron expuestos por algunos medios de comunicación. El padre de Lester, Patricio Plata, relata siete años después que su hijo sobrevivió “de milagro”.

“Estaba todo negrito, lleno de pólvora del artefacto. Su pelo se veía canoso, su brazo izquierdo quemado, yo pensé que se iba a morir. Lo busqué en los hospitales, en las clínicas, en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Busqué a mi hijo, a mi esposa -Gladys Ordóñez-, a mi suegro Catalino Ordóñez, quien también iba –en el bus. Tampoco lo encontraba. Yo estaba muy desesperado, estaba perdiendo la cabeza, cuando entró una llamada a mi celular, creo que –era alguien- de un medio de comunicación y me dijo que mi hijo estaba en el Hospital Roosevelt”, indica.

Ese episodio para Patricio todavía es difícil de relatar y por ello mientras recuerda este momento no puede contener las lágrimas. De inmediato vuelve al presente y describe los desafíos que vivió después de la pérdida física de su esposa, la crianza de sus cinco hijos, el asedio de las pandillas y la depresión que afectó a Lester en los años posteriores.

LA HUELLA IMBORRABLE DE LA VIOLENCIA

Después de la detonación de la bomba, la vida de Lester, de su padre, Patricio Plata quien sigue laborando como agente de la policía (PNC), de sus tres hermanas que actualmente tienen entre 9 y 24 años y de su hermano de 22, cambió completamente.

Lester únicamente abordó en dos ocasiones lo ocurrido en el bus, relata Patricio, quien explica que después de eso vivía intranquilo y con tristeza. Recordar ese evento era revivir el momento cuando la bomba lo lanzó hasta la parte trasera del bus y decenas de pasajeros que huían de las llamas pasaron encima de su cuerpo.

“Siempre vivió con temor. Su desarrollo ha sido muy complicado en la vida, estaba incómodo, intranquilo, inseguro. Lo veía con mucha tristeza, lo sentía muy herido. A mí me costó porque era vulnerable en muchas cosas, pero yo siempre estuve con él”, dice Patricio.

La falta de concentración en los estudios provocó que Lester no terminara la educación secundaria. Fue cambiado en varias ocasiones de centro educativo debido a que los riesgos continuaron después de la sentencia del caso en 2014, donde Lester fue testigo para declarar en contra de los pandilleros del Barrio 18 y un blanco fácil para la clica que a través de amenazas contra testigos, familias y fiscales provocó tres años de demora en el proceso judicial.

El temor por las pandillas lo hizo refugiarse en su casa, no terminó tercero básico, abandonó la escuela a mediados de 2016. En 2017 trabajó en su localidad en albañilería y mecánica.

“Mi hijo tuvo muchas complicaciones, los maestros me llamaban porque -decían- que parecía que vivía en la nada. No tomaba -apuntes-, no porque quería, sino porque se quedaba en blanco. Eso persistió hasta el año 2016. En nuestro hogar se mantenía de la misma forma, intentó trabajar un tiempo en 2017 cuando ya era mayor de edad, pero no lo veía cómodo, sino con temor”, reitera el padre de Lester.

La vida de Patricio tampoco ha sido fácil, pues ha sacado adelante a sus hijos, ante la ausencia de su esposa muerta. Él tampoco ha superado completamente lo ocurrido, pero ha tenido que acompañar a cada uno de sus familiares en el duelo.

“Es difícil ver a los hijos llorar en cada esquina, no poderlos consolar y decirles que -uno- se siente bien”, dice el entrevistado.

EL ASEDIO DE LAS PANDILLAS

De acuerdo con Patricio Plata, el asedio de las pandillas ha continuado, considera que esto responde a que su hijo fue testigo en el caso de las Rutas Quetzal, donde en febrero de 2014 fueron sentenciados los pandilleros de la clica Little Psycho Criminal a condenas de entre 14 a 526 años de prisión.

Además, existe otro factor, Patricio es agente de la PNC y su trabajo está orientado a la persecución de delincuentes. Por su función, existe un nivel de riesgo, que se elevó por su deseo de alcanzar justicia y contribuir en el caso donde murió su esposa. Sin temor, públicamente se presentó a los Tribunales en las audiencias, los pandilleros lo identificaron y a pesar del temor que infundían no desistió en pedir justicia, colaborar con las autoridades y alcanzar sentencias condenatorias.

El entrevistado explica que se ha cambiado de casa en distintas ocasiones, debido a que han visto merodear a personas que no son del lugar. Sus vecinos lo han apoyado y alertado en estas situaciones.

Patricio presentó una denuncia ante el Ministerio Público (MP), el pasado 6 de junio, porque dice que el 29 de mayo observaron a tres hombres merodear su domicilio, al encender la luz huyeron. Dos meses antes, desconocidos llegaron al lugar donde vive patricio (se omite el nombre por seguridad) a preguntar a los vecinos por la dirección exacta de Plata.

Patricio compartió los documentos que ha presentado ante los entes competentes, donde se establece su denuncia y declaración, y se gira una orden de seguridad perimetral y una investigación.

En la declaración de Patricio se consigna que cuando los pandilleros fueron sentenciados en febrero de 2014, “amenazaron con eliminar físicamente a todo el núcleo familiar de los agraviados”.

Esa es la razón por la que Patricio no duda que los miembros del Barrio 18 están involucrados en este hostigamiento que llevó a su hijo a migrar a Estados Unidos.

DETENIDO EN ESTADOS UNIDOS

Tras la presencia de desconocidos fuera de su casa y la amenaza en su contra, Lester huyó de Guatemala. Quería llegar a Estados Unidos y exponer su situación, sin embargo, no sabía cómo hacerlo y emprendió el viaje a ese país, pero fue detenido, indica Patricio.

El joven está en un centro de detención (sus familiares piden no revelar el nombre del lugar, por temor a represalias de pandillas), desde el 30 de junio.

El 9 de enero de 2019 será la audiencia de Lester para determinar que harán las autoridades estadounidenses en su caso; su vida prácticamente depende de un asilo, pues en Guatemala existen riesgos que lo hacen vulnerable.

Mientras llega la fecha de la audiencia, Lester ha pedido a las personas que lo asisten legalmente que lo ayuden a obtener una Biblia en español. A su padre Patricio, con quien se comunica por teléfono, le ha pedido que le diga a una mujer religiosa de su localidad que rece por él porque se siente triste.

“Mi hijo ha pedido que le diga a la hermana Pascuala que rece por él, porque se siente muy mal”, dice Patricio.

ESTADO DE GUATEMALA CONFIRMA DETENCIÓN DE LESTER

Por su parte, La Hora consultó al viceministro de Relaciones Exteriores, Pablo García, por el caso de Lester y confirmó que el joven está detenido en Estados Unidos, sin embargo, detalló que, aunque aún debe confirmar si efectivamente Lester ha pedido asilo, en esos casos no pueden intervenir.

“Efectivamente él está detenido en un centro de detención (indica el lugar, pero se omite por seguridad). El lunes tendré comunicación nuevamente a través del Consulado nuestro con el oficial. Tenemos entendido que el joven ha solicitado asilo, voy a corroborar el lunes; de confirmarlo a nosotros no nos permiten hacerle ningún tipo de representación, porque cuando les otorgan el asilo no hay representación del Estado, porque aducen que no pueden venir a Guatemala”, indica.

De acuerdo con el Viceministro, la Cancillería se mantiene informada por el proceso y del estatus de la persona, en el caso requiera asilo, se lo concedan o no.

“Si es asilo, a nosotros los oficiales nos permiten mantenernos informados de su proceso, pero no nos permiten intervenir. Si tenemos conocimiento de él, donde está -como los demás- guatemaltecos, a cada uno se les da asistencia hasta el momento que alguno dice que quiere apelar su caso por asilo, como le reitero a nosotros no nos permiten darle seguimiento, sino solo nos mantienen informados, si el oficial da el asilo o no, o si pasa a otro estatus, o si va a ser retornado porque al proceso no le dan viabilidad”, explica el funcionario.

GUATEMALA Y SUS CÁRCELES, NO GARANTIZAN LA VIDA DE NADIE

Han transcurrido siete años del ataque con una bomba incendiaria contra un bus de las Rutas Quetzal. Gustavo Adolfo Pirir García, el autor intelectual, del crimen fue sentenciado, sin embargo, su poder en la cárcel no ha disminuido.

De acuerdo con el Sistema Penitenciario (SP), Pirir García está recluido en la cárcel de Alta Seguridad Escuintla, conocida popularmente como El Infiernito, desde el 22 de febrero de 2017. Antes estuvo en Fraijanes I.

Por otro lado, además de García fueron condenados: Eulogio Onelio Orozco Escobar “Spawn”; Carlos Humberto Ramírez López “el Güero”; Danilo Pérez Rodríguez y Sonia Elizabeth Véliz Hernández. Ellos fueron sentenciados a penas de 14 a 526 años, por los delitos de asesinato, asesinato en grado de tentativa, atentado, obstrucción extorsiva de tránsito, entre otros.

El sistema carcelario no ha cambiado significativamente desde el atentado del 3 de enero de 2011, cuando se activó la bomba incendiaria; muestra de ello es que desde las prisiones de Guatemala se siguen planificando, extorsiones asesinatos, desmembramientos y secuestros. En investigaciones recientes se ha identificado a pandilleros de la clica Little Psycho Criminal en nuevos casos de extorsión y asesinato.

El 13 de junio de 2018 fue detenido el guardia del SP, Edner Onner Cortez, sindicado de proveer armas y municiones a pandilleros de la clica Little Psycho Criminal y otras células criminales, que siguen exigiendo extorsión desde la cárcel y matando a personas que se niegan a pagar.

El 18 de mayo de 2017, la PNC y el MP capturaron a cuatro integrantes de la misma clica, liderada por Gustavo Adolfo Pirir García y les decomisaron dos pistolas, un fusil y otros objetos, en el kilómetro 48.5 de la ruta Interamericana, jurisdicción de Sumpango, Sacatepéquez.

Los detenidos eran: Edgar Eduardo Pirir, de 30 años; Walter Francisco Yaque Godoy, de 25; Pamela Zapeta Yanes, de 22 y la salvadoreña Ileana Margarita Alvarenga, de 28.

El 18 de abril de 2016 fueron capturadas seis mujeres sindicadas de utilizar sus cuentas bancarias para recibir dinero de extorsiones. La estructura detrás de las señaladas es la clica Little Psycho Criminal del Barrio 18, que habría cobrado ilegalmente Q207 mil en dos años.

El 6 de abril de 2016 las autoridades decomisaron 300 radios satelitales en las cárceles y en allanamientos, los cuales fueron utilizados por la clica Little Psycho Criminal para comunicarse y cometer extorsiones y asesinatos. El líder de esa estructura era Pirir García.

“Es difícil ver a los hijos llorar en cada esquina, no poderlos consolar y decirles que –uno- se siente bien”.
“Siempre vivió con temor. Su desarrollo ha sido muy complicado en la vida, estaba incómodo, intranquilo, inseguro. Lo veía con mucha tristeza, lo sentía muy herido”.
Patricio Plata

“Si es asilo, a nosotros los oficiales nos permiten mantenernos informados de su proceso, pero no nos permiten intervenir”.
Viceministro de Relaciones Exteriores, Pablo García

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