POR PAOLINA ALBANI
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Maritza Orozco, vecina de la zona 21 capitalina, dice que en la colonia La Arenera se sufre escasez y por eso asegura que el “agua de la calle” solo llega en la madrugada, de la una a las siete horas, probablemente como consecuencia del crecimiento poblacional de la zona.
Sin embargo, el agua que abastece la Municipalidad no solo es insuficiente, sino que, además, de mala calidad, pues la mayoría de veces se encuentra “sucia” y aun de esa manera suele ser utilizada para lavar ropa, trastos y realizar las tareas de limpieza en el hogar.
De tal cuenta, Orozco se ve obligada a comprar tres tambos de agua purificada a la semana; cada tambo de cinco galones tiene un valor de trece quetzales, sumando un total de Q40 a la semana, y Q120 al mes, para una familia de siete miembros y aun así asegura que “no nos alcanza”.
En otro lado de la ciudad, Glendy Tepeu, de la zona 3, reporta que el servicio de agua se corta cada tres semanas, pero a pesar de que el servicio es regular, aclara que el líquido no es bebible. (Se supone). Es agua potable, dice y agrega: “Te podés bañar, podés lavar ropa, trastes, pero su sabor es horrible”.
Al igual que Orozco, Tepeu tiene dos únicas opciones: hervir el agua o comprar agua purificada pues beber el líquido del grifo es una garantía para contraer una enfermedad, debido a su alto nivel de contaminación.
El garrafón de agua en la zona 3 es más barato, pues cuesta Q7 y para una familia de tres personas puede durar hasta una semana. Los efectos económicos de la compra de agua embotellada son más notables en familias numerosas.
Las entrevistadas pagan por obtener el servicio de agua aproximadamente 30 quetzales por mes, pero este no cubre todos los requerimientos de sanidad de las familias guatemaltecas.
Esta mensualidad varía según las condiciones y capacidades económicas de las colonias o residenciales y asentamientos, tomando en cuenta que los últimos no tienen contador. En otras zonas el pago del agua ronda más de los doscientos quetzales, costo que limita su uso. Según Tepeu, cuando cuenta con el servicio de agua luego de haber sido suspendida por un día, ésta se recibe de color oscuro, por lo que los vecinos se han habituado a esperar al menos veinticuatro horas para que el agua salga “más clara” por los ductos.
El problema no solo es en las casas, pues sin agua se cancelan las clases, ya que las escuelas e institutos no cuentan con la materia prima para cocinar el atol que se da a los niños en la refacción escolar, y tampoco se pueden usar los sanitarios.
En estos casos, es común que algunas familias dependan del almacenamiento de agua en toneles o tambos para ayudarse.
ACCESO
Según un artículo de La Hora publicado en marzo del año pasado, aproximadamente 500 mil familias en Guatemala no tienen acceso al agua potable, especialmente, en el interior del país. Igualmente, solo 2 de los 335 municipios cumplen con los estándares de potabilización internacionales.
José Cruz, activista ambiental de Colectivo Madre Selva, indica que la iniciativa privada ha presionado a las municipalidades para que ya no den un tratamiento adecuado al agua con lo que las empresas se benefician al ofrecer el agua purificada.
Hace más de veinte años el agua potable no se vendía en botellas o contenedores sino que se servía del grifo. Ahora el agua potable ha dejado de ser accesible para convertirse en un recurso de alta comercialización. Tomando esto en cuenta, ONU-AGUA, declaró el año pasado que cada persona bebe diariamente de 2 a 4 litros de agua.
La capital se ha abastecido desde la década de los 70 de dos fuentes primarias, el río Xayá en Patzún, Chimaltenango, y el río Pixcayá en Baja Verapaz; el agua de estas dos fuentes es transportada a la ciudad a través de túneles.
En el interior del país, algunas comunidades aún cuentan con reservas de agua de manantial natural, mientras que otras, en donde fueron instalados diferentes proyectos mineros e hidroeléctricos, se han visto afectadas por la contaminación y escases de este líquido debido a la explotación. Por ello, los comunitarios se han visto obligados a perforar pozos.
CAUSAS DE LA ESCASEZ
A decir del ambientalista de Madre Selva, la escasez del agua a nivel nacional se debe a dos elementos. El primero es la tala de árboles, y la segunda, a que no existe una ley de los recursos hídricos por lo que el uso y el acceso a las fuentes de agua han sido administrados por la iniciativa privada.
La Meta 7C de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) busca reducir a la mitad, para el próximo año, el porcentaje de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento, pero hasta ahora no se han emitido leyes que regulen su distribución, costo y presencia.
Vinicio Cerezo, presidente de la organización ambientalista Fundaeco, refiriéndose a la primera causa de la escasez de agua en el país, dice que en Guatemala cada año son taladas 130 hectáreas de bosque.
En muchas regiones del país la deforestación ha causado la pérdida de fuentes de agua y por ende un mayor estrés hídrico en las poblaciones locales. Resultado de esto ha sido la aparición de más áreas con pisos erosionados y la precipitación de los cuerpos de agua.
Aun así, Cerezo insiste en que Guatemala es un país “privilegiado”, pues no atraviesa una situación crítica respecto al abastecimiento del agua, debido a la riqueza hídrica y los regímenes de lluvia constantes; aun así, esto no soluciona el problema de distribución y costos denunciados por los vecinos.
De esta forma, aunque el agua escasea cada vez más no puede dejar de notarse que algunas personas tienden a desperdiciar el recurso en diferentes momentos de la vida.
COMPETENCIA
Como se mencionó antes, el acceso al agua depende de la capacidad económica de las comunidades lo que genera competencia sobre la apropiación de este recurso, por parte de las comunidades, municipalidades y las fincas. En algunos casos, las fincas han logrado desviar de manera ilegal el curso del agua para alimentar sus sembradíos.
Esta situación ha surgido de la falta de control sobre la construcción de pozos, que cada vez son más frecuentes ya que con cada nueva lotificación o construcción privada se construyen pozos que no pagan regalías al Estado.
“Se les olvida que si todos seguimos actuando de una forma individualista vamos a destruir el recurso del cual todos dependemos”, declara el Presidente de Fundaeco.
En un contexto de cambio climático, esto desembocará en un mayor estrés hídrico, que generará mayor escasez de agua y la aparición de mayores tormentas que causarán destrucción en la época de lluvia.
CONTAMINACIÓN Y ENFERMEDADES
El 95 por ciento de los afluentes –es decir, los líquidos que provienen de plantas industriales- regresan a los ríos, lagos y mares sin haber sido tratadas antes. Esto quiere decir que a pesar de que el territorio nacional cuenta con una suficiente capacidad hídrica, el país no ha sabido aprovechar el recurso.
A decir de la investigadora del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar, Vicky Mosquero, en Guatemala hay más plantas industriales para tratar el agua potable y menos de aguas residuales –o aguas negras–, lo que refleja la poca importancia que se le da al saneamiento de este recurso, que al regresar a su fuente original contamina el resto del agua dulce.
Por otro lado, el acceso al agua potable es un rasgo de desarrollo en todos los países, por lo que por la falta de tratamiento característico de países pobres suelen desarrollarse enfermedades intestinales.
“El hecho de no tener agua potable para la comunidad es perjudicial no solo a corto sino a largo plazo, no solo vemos enfermedades intestinales, mortandad de niños, entre otros… cosas que se podrían cambiar con tan solo potabilizar el agua”, asegura la investigadora del Iarna.
Por otro lado, la aparición del arsénico en el agua provoca el desarrollo de la enfermedad de Arseniacosis, en quienes beben el agua contaminada por este mineral. En este caso, el agua con arsénico no puede ser descontaminada, solo tratada.
CÓMO CUIDAR DEL AGUA
A decir de Cruz, para cuidar el agua es necesario tener en mente que las fuentes de este líquido sólo se mantendrán mientras exista un cuidado apropiado a los bosques, lo que requiere que los humanos detengan la reforestación permitiendo que los mismos se regeneren por su cuenta. En el suelo está la vida misma, dice al referirse a que los bosques podrían resurgir 15 o 20 años después.
Igualmente, aunque el agua debe de ser tratada tomando en cuenta su grado de contaminación, comúnmente lo que necesita es ser clorificada para acabar con la contaminación microbiológica, pero aun hoy muchas comunidades del interior desconocen este proceso. La mayoría de los ríos en el país tiene residuos de heces fecales de humanos y animales, debido a este tipo de inoculación.
Al preguntar a los vecinos qué se podría hacer para mejorar el acceso de las colonias al agua, Orozco refiere que la Municipalidad debería de lavar los tanques en donde se almacena el recurso para evitar perder el agua de todo un día por su apariencia sucia y ligosa.
Para la realización de este reportaje, La Hora intentó contactar a la vocera de Empagua, María José Salas, quien no atendió a las insistentes llamadas para conocer las causas de la ausencia de agua en algunas zonas, y de la calidad del servicio ofrecido.
“Se les olvida que si todos seguimos actuando de una forma individualista vamos a destruir el recurso del cual todos dependemos”.
Vinicio Cerezo Blandón
Fundaeco
ONG
En medio de esta problemática desatendida por el Gobierno de Guatemala, diversas Organizaciones No Gubernamentales -ONG-, han apostado por proyectos de acceso al agua, pero no solo a las fuentes sino a las maneras para convertir el agua en un recurso potable.
Una de ellas es Charity Water, que en español significa “Agua de la Caridad”. Charity Water ha trabajado a lo largo de diez años limpiando y haciendo del agua un líquido bebible para las comunidades en las que su presencia escasea o que en todo caso es usada sin un correcto tratamiento de purificación.
Varios países del mundo han podido acceder a este líquido vital por el trabajo de la organización, uno de ellos es Guatemala, específicamente el Paraje Nuevo Progreso, Santa Lucía Utatlán, en Sololá. Allí se desarrolló un proyecto llamado “Nueva Bomba Progreso”.
“Nuevo Progreso es una comunidad con un problema grave de agua. No hay agua en la escuela o en la mayoría de los hogares, por lo que las madres tienen que sacar agua de otras fuentes y llevar grandes cántaros en la cabeza para abastecer de agua a la escuela y sus hogares”, narra la página de la organización.
De esta cuenta, la comunidad se organizó para excavar un pozo profundo de 18 metros para abastecer de agua el programa de higiene de la escuela para otros usos generales, incluyendo el de nutrición tomando en cuenta que en las escuelas se prepara la refacción escolar.
Al menos, 49 personas se beneficiarían inmediatamente del proyecto, pero la población beneficiada se estima que aumentará con los alumnos del centro escolar. Mientras tanto, la escuela sería la encargada de darle mantenimiento de manera continua.
Este proyecto fue pensado para mejorar la salud y el bienestar de los estudiantes y sus familias y del personal de la escuela.