Llena de ilusión y con deseos de ayudar a los demás, la guatemalteca Xiomara Montenegro encontró en Connecticut un hogar para superarse al lado de su esposo y sus cuatro hijos, ahora con el objetivo de cumplir su principal meta, emprender un negocio con el que pueda dedicarse a la cocina la cual siempre le ha apasionado.

La connacional es originaria de la aldea Carrizal en San Pedro Ayampuc, salió de Guatemala hace 19 años y es la hija mayor de una familia de 9 hermanos.

“Mi mamá luchó mucho por sacarnos adelante a los nueve hijos que ella tuvo, ella negociaba, nos levantábamos a las dos de la mañana debajo del agua a acarrear el loroco o los manojos de flores de izote para salir a la camioneta y les teníamos pavor a los gusanos, fue una etapa bonita pero también difícil”, mencionó.

Sin dudarlo explicó a La Hora Voz del Migrante que le enseñaron desde pequeña que en donde comen cinco lo pueden hacer diez, lo cual se ha convertido en una filosofía de vida, así que comparte lo que tiene con todo aquel que lo necesite.

 

LE ENSEÑARON A VALORAR Y RESPETAR A LAS PERSONAS

Para ella es sencillo ayudar a los demás, su madre le enseñó a valorar y a respetar a las personas, en especial tener comunicación con la mayoría de las personas, “todo el tiempo estoy feliz, a pesar de que tenga problemas”, remarcó.

Recordó que empezó a luchar junto a su mamá porque ella sufría mucho y no tenía apoyo de nadie, “no quería migrar a este país, ella me mandó prácticamente a la fuerza con tal de salir adelante” y por eso no la olvida y está pendiente de lo que pueda necesitar.

También sintió la necesidad de apoyar a sus hermanos y les dio seguimiento, así como respaldo cuando cuatro de ellos siguieron sus pasos hacia Estados Unidos.

“Así como ve que todos tenemos oportunidades me gusta también que otras personas se superen, hay más personas que quieren sacar adelante a su familia y hay personas que son egoístas, pero todos tenemos derecho a soñar y vivir algo diferente”, destacó.

TRABAJA EN LA LIMPIEZA DE VIVIENDAS Y COMPARTE CON LOS DEMÁS

Xiomara Montenegro trabaja en la limpieza de viviendas, también elabora tamales y prepara otras recetas guatemaltecas que ofrece entre conocidos quienes la buscan por el toque que les da a sus platillos.

“Desde hace un par de años empecé con la lucha de querer ayudar a personas que uno conoce y no tienen ni que comer, entonces comencé con una señora que no tenía dinero y estaba enferma, además era madre de cuatro niños, vi que nadie la ayudaba y así fue como comenzó mi historia con ella, los fines de semana cuando no trabajo hago tamales y los vendo”, refirió.

Incluso destacó que es famosa por los tamales que prepara y por eso se esfuerza a diario para cumplir a sus clientes, “organizo alguna rifa, por ejemplo, ahora tengo dos en camino, usted sabe que por la pandemia ha sido difícil y hay abuelos que están en una silla de ruedas y no he podido sacarlos para la iglesia”.

Así la vida de la guatemalteca transcurre entre ayudar a personas de la aldea de la cual es originaria, “a veces con lo que reunimos logramos ayudar a los demás, a eso me dedicó, pero esto es algo que me gusta hacerlo”.

PARA ELLA ES UN SUEÑO

Cada vez que la connacional relata alguno de los casos con los que ha apoyado a otras personas, su voz se entrecorta y se detiene nuevamente para recalcar lo importante de compartir lo que se tiene con los demás, “así la gente me empezó a apoyar”.

Con ese deseo de apoyar a quien lo necesita, se une a otros migrantes que también trabajan en unidad por quienes menos tienen.

Con frecuencia elaboran diferentes recetas, pan, ceviche y otros productos para generar ingresos.

“Tanto allá como acá la situación está muy difícil, todo está muy caro, pero Dios sabe lo mejor y nunca nos deja solos y así seguimos en la lucha”, expresó.

HUMILDAD Y RESPETO

Xiomara cuenta que ha tratado de ser una mujer independiente y por eso se dedica a cuidar de sus hijos; además, tiene 18 años de trabajar junto a una familia, “mi mamá nos enseñó eso y yo busco siempre eso”, reitera al referirse a la duración de su trabajo.

Para ella lo importante es no perder la humildad y el respeto, “sé que hoy estamos y mañana no, por eso no hay que acumular cosas, hay que vivir un día a la vez como dice la canción. Todos valemos igual”.

 

LA FE Y UN SUEÑO DE VIDA

Mantener la fe para la guatemalteca es vital y reitera “que mueve montañas”, recordando que en carne propia junto su mamá enfermó y superaron una enfermedad de gravedad, incluso pensaron que moriría, “los doctores no nos daban esperanza”.

Xiomara se encomendó al Señor de Esquipulas y gracias a Dios, eso la acompañó en su camino como migrante, “mi vida ha sido así, pero los golpes me han enseñado que debemos seguir adelante”.

Su sueño a cumplir es el de trabajar en casa e inaugurar su propio carrito de comida, porque a muchos les gusta lo que prepara.

Con una sonrisa reitera que la vida le ha enseñado a luchar, “yo no fui a la escuela, sé escribir, habló inglés. Tengo un trabajo en el que yo sé lo que debo hacer, soy una persona que no se aprovecha de los demás”.

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Grecia Ortíz
Periodista y Comunicadora de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Reportera para el Diario La Hora desde 2015. En la actualidad trabajo contenido para La Hora Voz del Migrante, en temas de interés para los connacionales en Estados Unidos y otros países.
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