Cuaresma
Alfombra de Semana Santa. Fotografía tomada por Milton Estuardo Argueta.
Por: Juan Fernando Girón Solares

 

El Barrio San Antonio que se ubica en la zona seis de la ciudad de Guatemala, se ha caracterizado siempre, por ser un barrio poblado por devotos vecinos. No por algo, en sus límites territoriales se ubica la Parroquia de San Antonio de Pádua, templo del cual egresa cada Miércoles Santo, un piadoso cortejo procesional con el Nazareno llevando la cruz a cuestas, acompañado de la Dolorosa, en la representación de su recorrido al Calvario.

Y en este escenario, la tradición se refleja en el más famoso TALLER DE CARPINTERÍA del conocido sector. Es el mediodía de un Viernes de Cuaresma del año dos mil nueve, cuando el protagonista de este episodio y a la sazón propietario de este negocio, cuyo nombre es MARVIN se encuentra en sus faenas propias de quienes trabajan la madera, el barniz, clavos, escuadras y cepillos, para fabricar los mejores muebles para el hogar, la oficina y algo más…

El sol y calor propicios de la época, son testigos del golpe seco del martillo que el afanado carpintero con su equipo de trabajo, realiza en el interior de la antañona vivienda que en su momento heredó de sus progenitores, cuyo patio ha sido debidamente acondicionado para carpintería, cerrando el ambiente con vigas de madera de pino y láminas de zinc. Y uno de sus asistentes, recibe las instrucciones precisas del propietario del establecimiento, para realizar el tallado en la madera de un mueble, cuya extensión, dimensiones y características, deben ser a la vez de estéticas, sumamente precisas debido al uso para el cual se ha encargado la pericia de Marvin. Efectivamente, Marvin y sus colaboradores tienen a su cargo la realización de un mueble procesional, es decir las andas que conocida Hermandad de esta ciudad capital, estrenarán para sus imágenes de Jesús y la Vírgen en su ya cercano cortejo procesional de la Semana Santa, trabajo de alta responsabilidad que obedece al hecho que respalda la reputación del afanoso y honrado carpintero, como el MEJOR FABRICANTE DE ANDAS, en toda la ciudad capital.

Un penetrante aroma al conocido pegamento que los chapines conocemos simplemente como “COLA DE ZAPATERO” se deja sentir en todo el ambiente del negocio, el cual se entremezcla con otros olores propios de un negocio de carpintería, en particular el olor a barniz, a thinner, laca y sellador.

El golpeteo incesante del martillo continúa. De pronto una pausa en las labores, pues antes de la hora del almuerzo, es menester la realización de una prueba sumamente cuidadosa para todo fabricante de muebles procesionales: se llevará a cabo el primer ensamble de las maderas que constituyen los faldones, para asegurar su correcto aseguramiento unos con otros, pero en particular con los largueros y travesaños, es decir el MOVIMIENTO de las andas, ya que sin lugar a dudas es la tarea más delicada que debe considerar quien elabora este tipo de muebles, para que durante el cortejo procesional se evite un lamentable accidente que ponga en peligro a más de la seguridad de la imagen, la integridad de los participantes en el acto piadoso.

Marvin llama a su equipo, y todos juntos ensamblan con el esmero que el caso amerita las distintas piezas del artículo en plena fabricación, y una vez concluida la fase previa, la madera cruje al levantar un fragmento del andaría, simulando por supuesto el vaivén que el mismo tendrá en el cortejo. Luego de varios segundos, y de elevar una oración por el éxito, la prueba se supera sin dificultad: EL MUEBLE AGUANTA, y al descenderlo se escucha un aplauso dentro del recinto en el cual se fabrican los imponentes tronos procesionales de Jesús y de la Virgen de Dolores.

Cuando la tradición se convierte… en aguja e hilo

Concluida la actividad, Marvin y sus colaboradores disfrutan del chapinísimo almuerzo, que se complementa con una gaseosa bien fría, y las correspondientes y sabrosas tortillas de la tienda de la esquina.

Al filo de las tres de la tarde, tocan a la puerta del Negocio. Es Beto, el Sacristán de la Parroquia del Barrio, quien se presenta por encargo del Sacerdote a cargo de la misma, para efectuar un abono al trabajo encargado a Marvin meses atrás. Este último no solamente es el mejor fabricante de andas procesionales, sino también de matracas, los instrumentos que se percutan en sustitución del repique de campanas durante los días de mayor solemnidad, al inicio de cada cortejo procesional. El sencillo pero afamado carpintero, ilustra a su visitante mostrándole el avance de la fabricación de la matraca de pie, cuyas aspas en forma de cruz, atronarán el cuerpo de madera de aquel instrumento en forma simétrica, para anunciar al pueblo congregado, que el Señor y su Santísima Madre de Dolores, están por salir a impartir sus bendiciones.

Así transcurre la tarde. Bien podría decirse que el taller de carpintería de Marvin, es en realidad el taller de la “Semana Santa”, por la calidad, empeño, puntualidad y especialmente el resultado de sus trabajos, que tantos devotos y devotas han disfrutado desde varios años atrás.

Está por finalizar la jornada laboral, cuando nuevamente llaman a la puerta de inmueble donde funciona el taller. Esta vez, se trata de un grupo de visitantes, encabezado por el patriarca de la familia Coronado, sus vecinos de cuadra de toda la vida, a quien el devoto carpintero estrecha su mano.

 

  • Buenas tardes, Marvin, ¿cómo estás? Le indica el visitante a manera de saludo.
  • Muy bien, muchas gracias don Guayo, bienvenidos todos, aquí les tengo su encargo. –
  • Muy agradecidos con vos Marvin, como siempre. ¡Que Dios te lo pague! 

Se traslada Marvin a una de las habitaciones del inmueble, retornando a la presencia de los Coronado, y retorna a estos con sus manos portadoras de varios costales de Kenaf, totalmente repletos de aserrín que son cuidadosamente entregados a los devotos que pronto van a “maquillar el asfalto de la calle”.

Así es; la familia Coronado es igualmente famosa por las coloridas alfombras que como en algún momento describió el recordado don Carlos Díaz Del Cid, para Jesús “se tejen a tus pies sangrantes”.

Semanas más tarde, se cumplirá el ciclo anual de la devoción. Las nuevas andas procesionales para el Nazareno y la Dolorosa, elaboradas con paciencia, estética y profesionalismo en hermoso color caoba, se llevan a los hombros de los devotos y devotas penitentes, eso sí al compás del peculiar sonido de la matraca de pie que se le entregó a la Parroquia, que patentizó la salida del cortejo en varias cuadras a la redonda de aquel edificio religioso, y luego de sufrir las inclemencias del fuerte sol de marzo, durante casi siete horas, por fin la procesión llegó para pasar sobre el trabajo de las devotas manos de la familia Coronado que hicieron extraordinaria alfombra multicolor, para pedir la bendición del todopoderoso en el año que ahora inicia, pidiendo las fuerzas y la salud para efectuarla el año que viene.

Sean estas cuartillas, un pequeño, pero muy sincero homenaje de reconocimiento, al protagonismo que cobran los negocios y talleres de Carpintería durante la época, y a quienes como Marvin y sus trabajadores y ayudantes, los dirigen con devoción y entrega; devoción y entrega que como pueden nuestros queridos lectores discernir, no pueden ser otra cosa, CUANDO LA TRADICIÓN SE CONVIERTE… EN MADERA Y ASERRÍN.

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