Semana Santa
Daguerrotipo de los cucuchuchos, 1826, realizado por Jacobo Hernández. Cucuruchos de Candelaria en la última década del siglo XIX. Foto: José García Sánchez, 31 de marzo de 2024, publicada en el libro Semana Santa Tradicional en Guatemala de Luis Lujan en 1982.
Fernando Urquizú
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

 

Resumen:

La indumentaria que portan los cucuruchos de la procesión de Jueves Santo en la procesión de Jesús Nazareno de Candelaria es algo muy especial que ha tomado distintas formas desde el momento de la fundación de su cofradía y atiende las necesidades de identificación de su participación directa en el desfile sacro que ha variado conforme el tiempo como reflejo de la función social de la procesión.

Antecedentes:

Las primeras referencias que tenemos acerca del uso de los uniformes de las procesiones de Pasión podemos deducirlos del libro La cofradía de la Santa Veracruz de Santiago capital Reino de Guatemala y sus ordenanzas de 1533, compuesto por el investigador Mario Ubico Calderón (Calderón, 2018) que al citarlas nos refiere respecto de las vestiduras que cita en su artículo “1- Que cada Jueves Santo se haga una procesión a la cual puedan debidamente ataviados puedan participar los hermanos saliendo de alguna sede” …. “3- Que El portador del crucifijo debía ser cofrade e ir vestido con una “…vestidura semejante a la de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo” … “6-Las mujeres de los cofrades podían ser hermanas sin pago, aparte si deseaban dar algo era de su voluntad. Aquellas sin marido pagarían lo mismo que los otros hermanos. La noche del Jueves Santo debían ir descalzas alumbrando la procesión con una vela y rezado.” …. “16-La cofradía debía tener una campana para llamar a los hermanos y una vestimenta blanca con dos escudos de la cofradía pintados que eran las cinco llagas de Jesucristo” … “17-Que cualquier hermano que se excusare de la disciplina debía pagar 25 pesos de oro y 4 libras de Cera.”

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Fotografías donde se puede apreciar la gorra utilizada por miembros de la Sociedad de Jesús de Candelaria el Jueves Santo de 1925. Aparecimiento visual del casco en 1926. Imágenes proporcionadas por Fernando Urquizu, Historiador.

Estas citas nos permiten inferir que las vestimentas de los miembros de las cofradías de Pasión eran diferentes a las que utilizamos actualmente; esta era más acentuada respecto de las de los pueblos del interior del reino donde se celebraban actos sacramentales, que derivaron en expresiones propias como la “Danza del Centurión”, representación de carácter teatral en la que intervenían actores e imágenes. La tradición en el vestuario en las procesiones no vario mucho en el siglo XIX, según podemos deducir de un dibujo realizado por el viajero de origen holandés, Jacobo Haefkens, quien realizó los dibujos de los trajes regionales en su obra titulada: Viaje a Guatemala y América Central, registrando los de penitentes en el año 1826. En la interpretación de los datos también es muy importante atender el articulo 17 debido a que implica que debían a momentos descubrirse el torso para azotarse como parte del ritual y uso de vestimentas, práctica que debió haber manchado de sangre las vestiduras. Esto hace que algunas cofradías de Pasión hayan sido identificadas como: “Penitenciales” y algunas procesiones como: “de Sangre”.  

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Imágenes cortesía del historiador Juan Alberto Sandoval.
Los cucuruchos de la procesión de Jesús Nazareno de Candelaria

El vestuario utilizado por los Nazarenos de Candelaria, cuyo nombre sería derivado de la imagen a la que le profesaban la devoción debió de haber sido bastante similares a las prescritas en de la cofradía de la Veracruz de San Francisco con la diferencia del color de la túnica siendo imposible a la fecha determinar por no haber encontrado evidencia documental. Sin embargo, en el siglo XIX debió tener bastante relación con los dibujos de viajero Haefkens, que contrastaba con la figura del Centurión a caballo referido por el historiador Gerardo Ramírez Samayoa, quien basado en documentación de archivo cita: la “costumbre de sacar en ella unos hombres vestidos decentemente a estilo que se usaba en aquel entonces, los que fueron conduciendo hasta el Calvario al mismo Divino Señor como el centurión que comanda, y está a caballo igualmente con la decencia correspondiente dentro de dicha procesión llevando una lanza en la mano, rodela y espada. Y sus individuos unas panteranas y todas son de cuero imitando la pintura del color del infierno……Se recomendaba que el centurión fuera representado por el Sr. José María Illescas, debido a que era una persona diestra en el manejo de la espada” Esta descripción data de 1819, en su obra titulada Consagrada Imagen de Jesús Nazareno del Templo de Nuestra Señora de Candelaria Cristo Rey, publicada en el año 2000, pagina 95.

En la última década del siglo XIX se cuenta con información hemerográfica de que los cucuruchos usaban túnica y capuz morado en 1898, otros vestían tunos con gorros a manera de conos con largar caudas y portaban las Estaciones del Vía Crucis. En el año 1901 son llamados con este vocablo local de “cucuruchos” por el presbítero e historiador Jesús Fernández en sus crónicas de la Semana Católica. Este concepto es confirmado al identificar con este nombre a los portadores de los estandartes de la procesión del Santo Entierro de Santo Domingo, por el padre dominico Miguel Fernández Concha en su manuscrito inédito titulado Liber Aureus fechado en la Nueva Guatemala en 1906; del cual podemos deducir de donde se extendió dicho concepto a una categoría y luego a una generalidad para identificar a las personas que cargan en las procesiones.

En el caso específico de la procesión de Jesús Nazareno de Candelaria se cuenta con una fotografía tomada por José García Sánchez, fechada el 31 de marzo de 1904 donde los cucuruchos portan una paletina y cinturón blanco reflejando el cambio del pensamiento tradicional español que daba paso a la penitencia física y mortificaciones como las descritas en Las Ordenanzas de la Cofradía de la Veracruz, citada anteriormente, por una caminata de meditación que visitaba las capillas o altares de Los Pasos, que fueron sustituidos por los Sagrarios o Monumentos al Santísimo Sacramento meditando lo que originalmente eran Siete Estaciones Dolorosas de Jesús.

El nuevo papel de la Iglesia católica guatemalteca necesitaba fondos para sostener su culto lo que dio lugar a la creación de comisiones de honor que se caracterizaron por permitírseles cargar con traje de calle negro a damas y caballeros desde que se levantan las andas y las primeras cuadras del recorrido. 

En este contexto volviendo al desarrollo del traje de cucurucho el paso del tiempo permitió la combinación de una gorra estilo americano muy de moda en aquellos tiempos de 1925 que transformó el uso del capuz por el de una gorra diferente con visera, según podemos deducir de una secuencia fotográfica compartida por el historiador Juan Alberto Sandoval, que quien además opina que pudo haber sido originado por el forro de un casco de romano, al que se le agregó una bolita blanca de lana ya evidente en otra fotografía de 1926 compartida por el investigador Juan Manuel Nowel. 

El casco ha sido parte importante en la presentación desde entonces del uniforme de los cucuruchos de Jesús Nazareno de Candelaria que alcanzó mayor vigencia con la proclama desde sus andas la frase: “Viva Cristo Rey” el Jueves Santo 14 de abril de 1927, confirmando este accesorio de vestimenta el Jueves Santo 28 de marzo de 1929. Sin embargo, la introducción del casco tampoco fue de un años para otro sino paulatina quizá de los directivos de la asociación encargada del culto al resto de cucuruchos como es evidente en otra secuencia fotográfica compartida por el historiador Juana Alberto Sandoval proveniente del Jueves Santo 24 de marzo de 1932 cuando podemos apreciar el anda del Señor con un adorno proveniente de los años 1926 y 1931, aunque usando una túnica diferente donde los cucuruchos usan algunos capirote morado otros casco, evidencia que nos demuestra que el uso del casco no fue definitivo en un año especifico y obligatorio para todos los devotos cucuruchos. 

Semana Santa
Fotografía: Fernando Urquizu, Historiador.

Un detalle que no debemos perder de vista proveniente desde la época de esplendor de la cultura hispánica en el medio, es la participación infantil delante de un estandarte con la imagen del Nazareno de la hermandad portado por el miembro más antiguo de la misma presidido de un nutrido número de infantes vestidos de los discípulos de Jesús y demás personajes de la Pasión, que fueron absorbidos posteriormente por una procesión infantil que comenzó a desarrollarse el V Domingo de Cuaresma, también llamado de Lázaro, o de Pasión en 1935, Sin embargo, esta costumbre se alargó algunos años más evidente en una fotografía del diario El Imparcial del 9 de abril de 1944.  

En este momento no debemos perder el papel cada vez, más protagónico de las damas en la procesión cuya presentación es de vestido, madrileña, medias, guantes y zapatos en color blanco, aunque generada por monseñor Gilberto Solorzano, que dio continuidad monseñor Marco Aurelio González Iriarte desde su llegada como párroco a la Cancelaria. En ambos sexos se hizo generalizado el uso de guantes blancos que dan mayor gala y realce al vestuario, recapitulado cada año en revistas conmemorativas u hojas de información general.

Un grupo no menos importante es el de los Palestinos que fueron incorporados en 1968 para portar las estaciones del Vía Crucis importado de España, que no relató Don Fernando Pellecer no llegó a tiempo aquel año por lo que fueron prestados los de la procesión de Jesús Nazareno de San José. Los y los sayones que ayudan en la procesión portando liras y aperos que se necesitan en la procesión cuentan con un vestuario similar a de los palestinos solo que un tanto más colorido. 

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Fotografía: Fernando Urquizu, Historiador.

El punto de ejemplo en la distinción del vestuario propio para la procesión de Jueves Santo lo impone el clero con el uso de prendas simbólicas de acuerdo a su jerarquía donde destaca una bella capa pluvial con el rostro de Jesús bordado a mano, estrenado por monseñor Gilberto Solorzano Búcaro, que siempre lució monseñor González Iriarte durante la procesión en su calidad de máxima autoridad en la organización de la misma, seguido de una directiva civil que siempre mantuvo impecable esta tradición en donde no debemos dejar en el olvido el papel de los acólitos y seminaristas que acuden acompañando la jerarquía eclesiástica debidamente ataviada para la ocasión siendo la procesión de Jesús Nazareno de Candelaria, que regularmente es acompañado de un selecto cuerpo dos bandas de música también vestidos de acuerdo a la ocasión. 

Estas generalidades del vestuario propio para uno de los llamados: “Días grandes de la Semana Santa Guatemalteca” nos da la idea de su aporte a la conservación de las procesiones de Guatemala como parte fundamental de lo que actualmente la historia tradicional reconoce como el patrimonio intangible de la nación.

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