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Bárbara I. Escobar Anleu

     Bárbara I. Escobar Anleu es una mujer cis mestiza nacida en la ciudad de Guatemala en noviembre de 1989. Es bióloga de la Universidad de San Carlos de Guatemala con una maestría en conservación y manejo de vida silvestre en la Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente es candidata a doctora en manejo y conservación de bosques tropicales y biodiversidad por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza –CATIE– y también trabaja en una organización internacional dedicada a la conservación de felinos silvestres. Bárbara no escribe sólo sobre ciencia ya que es desde niña que le interesó la lectura y escritura, lo que la ha llevado a participar en cursos, concursos de cuentos y poesía, así como en eventos de micrófonos abiertos. Fue ganadora del Primer Certamen Literario de la Revista Siempre Viva 2021-2022 y finalista en el Primer Certamen de Escritoras guatemaltecas en 2023. Su poesía, por lo general, combina sus emociones, convicciones y vivencias de ser humana con su conocimiento y experiencias como científica que estudia la vida. Actualmente Bárbara está en búsqueda de oportunidades para dar a conocer su poesía y poder publicar su primer libro.

 

Revolución

Dicen que necesitamos
una revolución
las circunstancias nos lo exigen.

Coincido
pero yo ya veo revolución
en todos lados.

Revolución en cada hormiga
cargando cien veces su peso
apenas logrando caminar entre el ripio
pero sabiendo bien lo que hace.

Veo revolución
en cada planta floreciendo
entre las grietas del asfalto
y en esos árboles
levantando todo con sus raíces.

Revolución en los zanates
adaptándose a paisajes humanos y hostiles
para poder sobrevivir.

Veo revolución
en esos animales silvestres
que cruzan fronteras
artificios humanos
para dividir.

Revolución en esas plantas
que crecen en zonas urbanas
sin mano humana que las siembre.

Veo revolución en las aves
esas que a diario
dan conciertos en las plazas al atardecer.

La revolución está ya en todos lados
¿tú no la ves?

¿Acaso no ves que
en la revolución
sólo falta nuestra especie?

Perdida en el verde

Algunas veces
me perdí
en el verde inmenso de la selva
y tuve miedo.
Ansiaba encontrar
mi camino de regreso,
el confort de lo conocido
y lo familiar.
Sentí calma y felicidad al regresar.

Esta vez fue diferente.
Me perdí en el verde de sus ojos
y fui feliz.
Esta vez no quería volver
porque sentía paz y alegría ahí
en la inmensidad del verde de sus ojos.
Tuve que irme
pero sólo quisiera volverme a perder.

Nací niña

Nací niña
decepción de mi padre
frustración de mi madre
por no ser varón.

Nací niña
en una covacha
de esa aldea lejana
de la que nadie escucha.

Nací niña
y con ello
mi destino está escrito.

Nací niña
pero en realidad
nunca viví como tal
nunca viví.

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Heridas

Después de varias heridas en campo
he aprendido a tener cuidado
de dónde pongo mis manos
y mis pies al caminar.

Después de varias heridas en la vida
pareciera que sigo sin aprender
a tener cuidado de dónde pongo
mi corazón.

Lo primero lo aprendí a propósito,
lo segundo no lo aprendo
también a propósito.
Quiero sentirme viva
y eso no se logra
cuidando cada paso que das.

Vengo de un país

Vengo de un país
que aniquiló intelectuales,
desapareció niños
y acabó con muchos sueños.

Vengo de un país
del que muchos se fueron
antes exiliados
ahora por miedo.

Vengo de un país
donde niños mueren de hambre
mientras otros disfrutan
lujos y banquetes.

Vengo de un país
donde temo enamorarme
no por amar en sí
sino a perderlo por violencia.

vengo de un país
donde se vive con miedo
de perder a quien amas,
de que te arrebaten la vida.

Vengo de un país
que quema niñas
y donde la muerte
acecha en cada esquina.

Vengo de un país
donde no se vive,
se sobrevive
y aun así decidía volver
pero eso está acabando conmigo.

Ser zanate

Zanate o clarinero,
quiscalus mexicanus,
estás en tantos lugares
te consideran común
te consideran corriente
que no eres especial.

¿Sabes qué es lo curioso?
Donde está el ser humano
también estás tú.

Un ser vivo más
intentando adaptarse
y sobrevivir
en un entorno cambiante.

Astucia, resiliencia, adaptación.
Tenemos tanto en común,
te veo y me veo,
a veces ya no sé
si soy zanate o ser humano.
Ser zanate tal vez,
al fin y al cabo,
este mundo lo compartimos.

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El pequeño visitante

Aquí estás de nuevo
con tu dulce trinar
cada vez que te veo
todo se vuelve a calmar.

Tú no lo sabes
pero lo hice por ti
sembrar esas flores
en esa parte del jardín.
Frente a mi ventana
vienes a comer
al caer la tarde
sé que te voy a ver.

Comes tranquilo,
luego te perchas
te sacudes un poco
iluminas mis ojos.

Gracias pequeño
porque arreglas mi día.
buena idea la mía
sembrar flores nativas.

Poema para los cinco sentidos

Caminé con ayuda de un bordón
hecho de palo de sanjuán
probé el balayán
lleno de semillas
olí el dulce aroma del caulote
escuché a las loras cabeza amarilla
cantando desde las yaguas
vi saqueadores de sus nidos
y a los valientes que los enfrentan.

Vi volar frente a mí un colibrí
pude oler corteza de rosul
escuché una aurorita cantar
me quité la sed con bejuco de agua
y me refresqué la cara con agua de río.

Cual guerrillera
y es que 64 días en la montaña
no son poca cosa.
Llega un punto
en que te volvés una con la montaña
la montaña se vuelve un poema
para los cinco sentidos.
La montaña te recuerda
que vos también estás viva.

Selección de textos. Roberto Cifuentes

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