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La Hora: Cortesía

Shaw Butte

El martes 9 de mayo del año en curso, los estudiantes de quinto primaria de Shaw Butte, ubicado en Phoenix, Arizona; con dirección de la docente Amy McFarlane, tuvieron una aproximación literaria a la traducción en inglés de Un nombre para la felicidad, cuento del escritor guatemalteco Giovany Emanuel Coxolcá Tohom. Dentro de las discusiones posteriores a la lectura, los educandos mostraron su inquietud por saber más acerca del autor y su obra. Giovany accedió al intercambio virtual con los estudiantes y lo hizo de forma escrita. Ellos le hicieron llegar videos con comentarios y preguntas sobre su quehacer literario y sobre texto en mención. Estas son algunas de las preguntas resultantes:

Yo le preguntaría al escritor…

Angel H, Baylee G., Ritaj Y. Joel S., Emma, K-S. Danna G., Kaylee G., Angel S., Toussiant T., y Maria M. —¿Qué o quién te inspiró a escribir libros y discursos de vida?, ¿cómo mantienes tu coraje? y ¿cuál de los libros que has escrito es tu favorito?

Giovany —Tengo pocos libros publicados, tres de poesía, uno que no sé si la Editorial Cultura va a publicar, la directora me dijo que lo harán este año. Con este libro pasa algo extraño. He rechazado otras opciones editoriales porque únicamente me lo quieren publicar en español y ese libro lo escribí en kaqchikel. Tengo un libro de cuentos que no he publicado, un libro para niños, con poemas y cuentos y se pueden leer como una pequeña novela. Y Una novela en la que he estado día y noche al menos en los últimos veinte días. Cuando Ilina, mi novia, y yo salimos a caminar, siempre le pregunto qué sentido tiene seguir con la literatura, si ya nadie lee o se lee poco. Mientras respondo esta pregunta, Ilina lee el borrador de mi novela.

Lo de escribir viene de mi infancia. Conocí la energía eléctrica hasta 1992 o 1993, tenía entre seis y siete años. En las noches, mis papás y un vecino contaban historias de tiempos extraños, con personajes que tenían la capacidad de hablar con la muerte.

Si Un nombre para la felicidad les dijo algo a ustedes, ha valido la pena escribir. Les tengo cariño a mis libros, alguno con más errores que otro. No tengo uno favorito.

Jayden H.  —¿Cómo obtienes ideas para escribir tus libros? ¿Cuál es tu sueño y cuál es tu motivación? ¿Has tenido bloqueo de escritor?

Giovany —Hace algunos años me interesaba publicar y nada más escribía oraciones y las cortaba en vertical para que parecieran versos, de las faltas ortográficas, ni hablar. Escribía cuanta tontería se me ocurría. Con el tiempo tomé en serio la escritura y el idioma. Después, ya pude llenar mis versos y cuentos con sueños, alegrías, tristezas, experiencias y pesadillas. La literatura es eso, un reflejo de la vida. Uno puede escribir acerca de la muerte de su gato, de un dolor de muela, acerca de la vida de sus padres o del lugar donde estudia. Después de todo, utilizamos el idioma para registrar la vida. Otros lo hacen con la música, con la pintura o con el cine.

Diseño La Hora
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Ahora mismo, la dulce compañía de Ilina me ayuda mucho a seguir con vida. Estamos en una fase difícil y tratamos de apoyarnos todos los días, como si estuviéramos cuidando un cactus que en algún momento florecerá.

Acerca de los bloqueos. Sí, cuando uno ve que competir contra otras plataformas de entretenimiento es una apuesta perdida, se bloquea y dice «Ya, ¿para qué escribir?». Cualquiera prefiere, antes que abrir un libro, ver una película. Hemos tenido cambios acelerados en la vida. En mi caso, por ejemplo, pasé de usar candelas y veladoras a conocer la energía eléctrica. De niño conocí las historias de mis abuelos, a los diez años conocí la televisión en blanco y negro, en mi adolescencia, la televisión a color. Del año 2005 en adelante, el internet, que trajo las redes sociales y, más recientemente, la inteligencia artificial. Por eso, cuando Ilina y yo recorremos las calles de la ciudad nos preguntamos por qué insistir en la literatura. ¿Alguien nos lee del otro lado? En mi caso, tengo la suerte de que ustedes hayan leído Un nombre para la felicidad.

Yaqeen J. —Cuando eras pequeño y tu abuelo te contaba cuentos, ¿qué tipo de cuentos de «antaño» te leía?

Giovany —Soy la primera generación que llega a la primaria, la secundaria y termina la universidad. Mi abuelo nunca puso un pie en la escuela. Así que las historias que guardo de él me las contaba. Me contaba de su vida de niño e historias que alguna vez le contaron a él. «Historias de otros tiempos», decía. Eran historias de animales astutos, de personas que tenían encuentros con Rajaw juyu’, en kaqchikel significa El espíritu de la montaña. Eso, en el caso de mi abuelo paterno. Mi abuela materna también me contaba historias, leyendas o pasajes de su vida que, por contarlos en kaqchikel, adquieren una dimensión legendaria. Los abuelos mantienen su capacidad de asombrarnos. La última vez que vi a mi abuela, me dijo Tajin ye’enmistal la b’ey kuchi yin’ek’o wi. Traducido al español, quiere decir: Estoy olvidando los caminos por donde paso. Mi abuela sólo quiso decirme que está perdiendo la memoria. No sé si pueda verla una vez más, antes de que se vaya de este mundo. Sé que está enferma y no puede moverse de la cama, pero en este momento, a mi novia y a mí, nos es imposible ir a verla.

Angelique J. —¿Cómo te sientes al ser un escritor reconocido en Guatemala?

Giovany—Al principio eso es lo que uno busca. Todos los que escriben buscan eso. Si alguien dice que no busca reconocimiento, miente. Se necesita madurez para tomar en serio la escritura, en este caso la escritura literaria. Hace un mes, mi amigo César Medina Lara, director del Fondo de Cultura Económica para Centroamérica y El Caribe, me entregó un ejemplar de Nuestramérica es un verso, una antología de poesía dirigida por Zyanya Mariana. La antología reúne a escritores de los países americanos que hablan español. Desde México hasta Chile. No sé. Guatemala es un país pequeño con grandes tragedias. En este momento de la existencia, me interesa escribir bien. Y si un verso, un párrafo o un cuento le llega a gustar a una persona, en Guatemala o fuera del país, habrá valido la pena. Mientras escribo, pienso que me hubiera gustado escribir un mejor cuento para ti y para los niños del mundo.

Brissenia S., Kai S. y Daisy C. —¿Cuándo te convertiste en escritor?

Giovany —Por casualidad, no lo sé exactamente. No crecí con libros, supe de bibliotecas hasta llegar a la universidad. Y me interesaban más las matemáticas que la literatura. Claro, después de leer y estudiar el idioma y sus claves, volví a los recuerdos de mis abuelos o a las enseñanzas de mi papá. Ahora podría responder que, al igual que mi mamá tejía güipiles, yo tejo historias. La respuesta es bonita, pero no es tan cierta. Mi mamá murió a los 41 años, por eso digo que tejía. O puedo decir que cultivo la literatura como mi papá preparaba el pan o como preparábamos la tierra para la siembra, digo que mi papá preparaba el pan, porque él murió el año pasado.

Mientras trato de responder su pregunta recuerdo El viejo y el mar, de Hemingway, y La historia del gato que venció a un tigre, que mi papá tantas veces me contó cuando aún no conocíamos la energía eléctrica. Con esto quiero decir que no sé cuándo me volví escritor, pero sé que cada vez que escribo se mueven en mi cabeza mis lecturas y mis recuerdos personales.

Brissa B. —¿Cómo llegaste tan lejos con tus libros?

Giovany —No sé si he llegado lejos. Me incluyeron en la antología del Fondo de Cultura Económica y Lindsay Romanoff Bartlett, traductora literaria estadounidense, tradujo al inglés un cuento de mi libro inédito. No sé si ya lo publicó. No sé a dónde se puede llegar con la literatura. Es un misterio. Qué tú hayas leído Un nombre para la felicidad es motivo de alegría para mí. Otra de mis grandes alegrías es haber sido publicado por la editorial Praxis, en México, por el legendario Carlos Humberto López Barrios, un verdadero maestro del idioma y un ser humano de una generosidad absoluta.

Kinty J. —¿Cómo se te ocurrió esta idea del relato? También te preguntaría ¿si podrías enviar un mensaje sobre cómo escribir cuentos y poemas?

Giovany —Mi novia estaba triste por la muerte de Yucky, su hurón, y en esos días Susaeta, una editorial guatemalteca, me pidió dos cuentos para niños. No recuerdo cuánto me pagaron, pero fueron menos de treinta dólares por cada uno. En Un nombre para la felicidad, los personajes son Ilina y Yucky. Yucky era de unos ojos que despertaban ternura. En cuanto a Ilina, gracias a ella conozco lo mejor de la vida. Es un homenaje para Yucky y un regalo para Ilina. Así nació ese cuento.

Si tienes deseos de escribir un poema, ve anotando lo que sientes, puede ser alegría, tristeza o algo que deseas. Anota la primera idea que te venga a la cabeza, en el siguiente renglón, anotar la siguiente idea. Así, hasta tener un poema de cinco, diez o quince versos. No importa que al principio se vayan algunos errores ortográficos. Eso, después, puedes corregirlos con la ayuda de un profesor o del diccionario.

Para escribir un cuento, puedes empezar por transcribir un sueño, tal como lo soñaste, transcribir un recuerdo o describir cómo un gorrión llega al jardín. Al principio debes escribir sin detenerte. Si te has decidido por el gorrión, debes imaginar en qué pensaba el gorrión al llegar al jardín, qué hizo ayer, dónde vive o qué piensa el gorrión de los aviones.

Haciendo esto, logras un borrador. Después, puedes dedicarte a corregir los errores, quitar frases o palabras que no te gusten y agregar palabras que puedan mejorar el cuento.

Pauline K.  —¿Qué te hizo escribir esta historia sobre una niña y un animal?

Giovany—La tristeza de mi novia y el amor que siento por ella. Ella quedó triste cuando murió Yucky, su hurón. Todavía se entristece cuando la ve en una foto o la recuerda. Si a ti te gusta la historia significa que el cuento quedó bien.

Alina F. —¿Por qué elegiste el nombre Yucky?

Giovany —Porque así se llamaba el hurón de Ilina. Yucky hizo muy feliz a Ilina, por eso el cuento se titula Un nombre para la felicidad. En el cuento ese nombre para la felicidad es Yuchy, pero si alguien tiene un gato, un perro o un caballo con otro nombre, ese será el nombre para su felicidad. ¿Tienes un animal al que quieres mucho?

Jayda C. —¿Cuál fue tu mayor desafío durante el proceso de escribir esta historia?

Giovany —Intentar escribir algo que les guste a los niños. Si el cuento no te aburrió es porque no lo escribí tan mal. Escribir para ustedes es difícil, porque la imaginación de los niños es más poderosa que la de los adultos. Los adultos nos volvemos aburridos y nuestros pensamientos se vuelven pesados, como piedras y les es difícil volar. Ahora mismo, tu mente ya dibujó mis pensamientos como piedras gigantes y pesadas.

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Comentarios sobre Un nombre para la Felicidad

Nunca habíamos leído un cuento así. Es muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Gracias al escritor por mostrar su amor por la naturaleza y el mundo animal y por dejarnos leer su relato. Esperamos que siga escribiendo para hacer reflexionar a más niños y que sus libros los tengan en todas partes. Él parece ser una persona que respeta a sus ancestros y se preocupa por los demás. No habíamos pensado en la importancia de nuestro nombre como parte de nuestra identidad, como algo que nos hace únicos. El cuento también nos hizo entender que los humanos no somos superiores a los animales y no tenemos derecho de maltratarlos.

Apuntes finales de los estudiantes

La historia trata sobre una niña llamada Ilina y una hurón llamada Yucky. Ilina decidió llamarla así después de pensar en el mejor nombre para ella. Ilina muestra a su amiga lo que significa cuidar y amar. Yucky aprende sobre el afecto humano. Algunas cualidades de los personajes principales son que Ilina es cariñosa, servicial, dulce, confiada y amable. Yucky es divertida, aventurera y abierta al amor. Algunas acciones importantes de estos personajes son que Ilina tomó a Yucky y le mostró cuánto la quería. La acción de Yucky es que estuvo con Ilina y se convirtió, más que en su mascota, en su amiga. La lección de la historia es amar tanto a tu mascota porque un día se irá, así que aprecia el momento con ella y nunca la abandones.

Nota: La traducción del texto fue realizada por la maestra McFarlane, con previa autorización del autor.

 

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