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Imagen: La Hora.
Dennis Orlando Escobar Galicia

Recién una radiodifusora guatemalteca efectuó indagación rápida para saber lo qué harán los guatemaltecos en estas vacaciones de Semana Santa, periodo más largo de asueto para la generalidad. Una mayoría contestó que se quedará en casa porque prefiere descansar en compañía de la familia. Algunos justificaron su decisión porque “la vida está muy cara”, otros porque aún le temen a la pandemia. Nosotros para que tengan un descanso placentero les recomendamos la lectura de tres libros de escritores guatemaltecos, frescamente publicados. Sus autores son miembros del Centro PEN Guatemala, organización que reúne a periodistas, escritores, poetas, narradores y demás profesionales de la palabra escrita.

“Extraño y casi inverosímil relato de la boda más compleja y espinosa que nadie pueda imaginar jamás”

Este es el libro con el titular literario con más palabras que he leído. Desde ahí empieza a cautivarme. El autor del texto, titulado con el nombre de uno de los siete cuentos contenidos en su contenido, es Víctor Muñoz, Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2013. Se publicó en noviembre del 2022 por Editorial Cultura, en su Colección Narrativa, Serie Augusto Monterroso No. 56.

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El volumen contiene siete campechanos cuentos con el estilo muy característico del autor; unas historias hasta parecen inverosímiles pero están tan bien contadas que nos provocan carcajadas y hasta ganas de zarandear a los protagonistas por ser tan babosos. Razón tienen algunos escritores y escritoras cuando aseguran que Muñoz es uno de los que mejor retratan a la generalidad de guatemaltecos.

Los malos amores” cuenta la historia de Rosario, una joven imposible de amar, a la que el propio hermano previene a sus amigos para que no se fijen en ella porque van a sufrir una terrible decepción. La mujer es tan frívola en cuestiones de amores que cuando le preguntan si ha estado enamorada alguna vez, con total desparpajo contesta que “Tal vez sí, aunque nunca he estado muy segura”. Es una verdadera rompecorazones que de un día para otro rompe sus noviazgos y hasta se da el lujo de presentar a sus exparejas con sus nuevos pretendientes.

Detrás de las máscaras” cuenta sobre una madriguera de personajes de doble vida, quienes disfrazados para pasar inadvertidos y al calor del consumo de bebidas embriagantes y demás se desinhiben y se muestran como quieren ser.
Bueno… tan solo he reseñado rápidamente dos de los relatos, los restantes cinco invito a leerlos, tienen los títulos siguientes: “El problema es que los gringos no comprenden el problema”, “Por el bien del pueblo”, “No volveré”, “Extraño y casi inverosímil (…)” y “Premio no hay”.

Los relatos de Muñoz bien merecen leerse en cómoda poltrona o en hamaca, siempre con cuidado porque el humor del escritor y las babosadas de algunos personajes nos pueden provocar una risa de caída.

Hay hasta un relato que en la actual época de politiquería eleccionaria nos induce a reflexionar hasta qué punto vale la pena prestarse al juego de los politiqueros e ir a votar. “(…) en cuanto pudo, mi tío pintó de nuevo su casa, con lo que desapareció para siempre la filial del partido, así como cuatro años más tarde desaparecería indefectiblemente, el propio partido.”

“La chica de la bicicleta”

Libro de doce cuentos escritos por Miriam de León; historias y anécdotas que le contaron y que ella con su imaginación y habilidad literaria las emborronó y publicó en voz narrativa masculina. Esto último es una de las tantas destrezas que sorprenden porque hay contenidos tratados como si las expresará un hombre. En el inicio –espacio de agradecimientos- ella desvela a quien le contó las historias.

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“En este volumen –expresa Carmen Matute, Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2015- la autora reúne doce cuentos, en los cuales recrea la vida cotidiana, el encanto de las cosas sencillas, y los dilemas de seres humanos comunes, con sus alegrías y tribulaciones, que más de una vez nos harán sonreír”.

Los cuentos publicados son: “Belisario”, “El Faquir”, “El profesor de historia”, “Mensaje revolucionario”, “Vacaciones de verano”, “Cuando llega el otoño”, “Así es la política”, “Un viaje singular”, “Una vida frugal”, “El velorio de la abuela”, “Un sobre para Joel” y “La chica de la bicicleta”. Todos basados en anécdotas de un joven médico rural.

También en esta obra hay un cuento que nos hace reflexionar sobre la política –la politiquería, escribiría yo- y repensar nuestro voto. “Me justifiqué a mí mismo, diciéndome que son las circunstancias las que no te dejan hacer lo correcto y la marejada te arrastra. Al final aceptas que así es la política, un mercadeo de mentiras. Ahora soy el gobernador de la provincia.”, expresa un personaje que no estuvo de acuerdo con ciertas cosas de su jefe, el alcalde, pero finalmente se doblegó e ingresó al mundo de los politicastros.

La chica de la bicicleta” es además el nombre del último cuento contenido en el libro; cuenta del romance de un joven médico con una jovencita llamada Mariíta que no se casó con el doctorcito porque éste cumplió su tiempo de servicio. Él le dijo a la joven que la visitaría periódicamente; pero la chica no era ingenua y sabía que “amor de lejos, es de pendejos”. Confieso que este título me atrajo porque en el 2013 vi una película alemana del mismo título en español, empero son dos historias románticas muy diferentes.

“En carne propia”

Este libro de Carlos Interiano puede clasificarse en el género testimonial o de no ficción, en virtud de que el autor es un narrador omnipresente que cuenta buena parte de su vida; algo así como sus memorias o autobiografía.}

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En 166 páginas, formato media carta, el autor con casi cincuenta años de trabajar en diferentes niveles y sistemas del ramo educativo guatemalteco y autor de libros sobre diversos temas, principalmente de comunicación y poesía, nos hace recorrer a lo largo de 36 breves capítulos las experiencias más trascendentales de su ya septuagenaria existencia.

Interiano nos dice en el liminar que la obra se empezó a gestar cuando una vez le pidió a su mamá contarle algunas de sus aventuras. “Mi vida es una aventura”, respondió ella. Él le dio su palabra de escribir esa novela. Primero la publicó en la red social FB, en donde surgieron amigos y conocidos que validaron lo expuesto y lo retroalimentaron. Es, entonces, la vida y obra de doña Juanita -en su memoria- en la que también es protagonista el escritor.

Para quienes conocen a Carlos –ya sea alumnos, colegas profesionales, vecinos o simples perceptores de sus mensajes- saben que nos estamos refiriendo al circunspecto personaje de saco, corbata y pantalones de casimir; raras veces en camisa pero de manga larga. El que es tratado como Interiano, don Carlos o el doctor Interiano. Creo que ni sus más íntimos amigos lo tratan con el ¿qué tal vos?, propio de los guatemaltecos.

Pues será un gusto para los que lo conocen y hasta para quienes ahora se enteran de su existencia, saber, a través de “En carne propia”, que ese discreto y hasta tímido escritor tuvo una vida bastante difícil para emprender el desarrollo y lograr el éxito. Un ser nacido en la provincia, hijo de una “mujer que luchó a brazo partido contra la adversidad y las condiciones paupérrimas de vida en que nos encontrábamos (…)»

En la lectura el lector se enterará desde cuando el niño Carlos Interiano fue hospitalizado y diagnosticado con osteomielitis en estado avanzado, cuando calzó su primer par de zapatos, cuando a los nueve años se puso su primer pantalón largo, cuando cortaba entre 60 y 80 libras de algodón, cuando a sus diez años inició su primer grado de primaria en una escuelita de Guastatoya, cuando a los doce años escribe su primer poema a Lilian Clemencia de diez…; hasta cuando el joven Carlos Interiano se gradúa en el INVO de Oriente…; hasta cuando el doctor Interiano viaja al extranjero a impartir docencia… Y hasta cuando le dice a su madre que ya no trabaje, y hasta cuando ella muere y él deja de reprimir las lágrimas para que inunden su rostro.

En lo personal interrumpí varias veces la lectura porque las lágrimas cegaron mi visión. Leí el libro días después del fallecimiento de mi tía-madre, un personaje tan íntegro y virtuoso como la madre del autor de “En carne propia”. Sentí en carne propia lo que es haber sido “creado” por un ser sublime y verla morir en mis brazos. Gracias a Interiano porque conocer la historia de su madre y la de él me provocó llanto. Leeré nuevamente el libro y volveré a llorar.

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