Los datos de estudio de esta vitamina sugieren que en los sistemas endocrino e inmunes, la vitamina D tiene un amplio espectro de actividades esqueléticas y extraesqueléticas como se ve en la figura de abajo. Foto: Aknarin Thika-Pexels/La Hora
Los datos de estudio de esta vitamina sugieren que en los sistemas endocrino e inmunes, la vitamina D tiene un amplio espectro de actividades esqueléticas y extraesqueléticas como se ve en la figura de abajo. Foto: Aknarin Thika-Pexels/La Hora

Generalidades

Desde su descubrimiento, se ha dicho que esta vitamina y sus derivados, su suplementación, puede en los humanos prevenir y curar el raquitismo nutricional en bebés y niños. Los datos de estudio de esta vitamina sugieren que en los sistemas endocrino e inmunes, la vitamina D tiene un amplio espectro de actividades esqueléticas y extraesqueléticas como se ve en la figura de abajo. No obstante, el vínculo causal entre la vitamina D y muchos resultados extraesqueléticos sigue sin estar claro.

Foto: Nature Reviews Endocrinology/La Hora
Foto: Nature Reviews Endocrinology/La Hora

Lo cierto es que, en muchos hogares guatemaltecos, esta vitamina se usa. Veamos un poco sobre su uso en adultos mayores y de tercera edad. En muchos casos, especialmente en personas de la tercera edad, es muy posible que eso se debe a recomendación de su médico que quiere protegerle de cáncer, o para ayudar a mantener o mejorar la salud ósea y con ello reducir el riesgo de caídas también se suele usar para disminuir la probabilidad de enfermedades cardíacas, diabetes2 o problemas respiratorios, recordemos que en su momento se hablaba de tratamiento adjunto por COVID-19 e incluso prevenirlo. Lo cierto es que desde hace su buen tiempo la vitamina D es un micronutriente que se ha incorporado a la industria y recauda sus buenos miles de millones de dólares en los países europeos y en los del norte de américa.

Tipo de estudios una limitante pa decidir sobre su uso

Muchas modas en consumo de suplementos nos vienen de los países del norte y las justificaciones se suelen hacer basadas en lo que por allá se investiga. En efecto, la moda de la vitamina D nació en EEUU a raíz de un extenso estudio que publicó la revista de gran prestigio médico Archives of Internal Medicine, en los primeros años del presente siglo y los autores encontraron que las tasas de deficiencia de vitamina D se habían triplicado. Pero a su vez se conocía que muchas condiciones crónicas, particularmente las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, estaban relacionadas con niveles más bajos de vitamina D en la sangre. Sin embargo, los numerosos estudios realizados eran limitados en sus diseños y en sus alcances relacionales. Es decir, la mayoría eran observacionales, lo que significa que los expertos no podían decir con certeza que el bajo contenido de vitamina D causaba esas condiciones y eso permitía pensar o hipotetizar lo contrario, que podría ser que las propias condiciones de salud contribuyeran a los bajos niveles.

Afortunadamente el tiempo pasa y las investigaciones mejoran. Desde entonces, los nuevos estudios, mejor diseñados en sus controles asignan aleatoriamente a las personas a uno u otro tratamiento: tomar suplementos de vitamina D o un placebo y rastrean las diferencias en el riesgo de contraer una afección (o empeorarla) entre los grupos favorecidos y no han encontrado beneficios de tomar vitamina D. Solo para entender un poco mejor: Los primeros resultados, publicados en 2018 a la fecha, han encontrado que quienes tomaban vitamina D (hablamos de mayores de 50 años) no tenían un menor riesgo de enfermedad cardiovascular o cáncer o diabetes2, en comparación con quienes tomaban el placebo. Sin embargo aún existen muchas contradicciones en los estudios que deben corregirse.

Hablemos de sus usos

El sistema óseo de los adultos de la tercera edad, definitivamente necesita de este nutriente lo suficiente (las recomendaciones hablan de 600 UI entre las edades de 51 y 70 años, y 800 UI para los mayores de 70 años) y la razón que se da es que funciona para mejorar y mantener la absorción de calcio, combatir la inflamación, pero la gran pregunta en nuestro medio, dada la dieta y las condiciones climáticas que privan por acá, es sí el uso de este suplemento está justificado. La no deficiencia de esta vitamina dentro de la población, parece indicar que no.

Y qué con los huesos. En los últimos años han aparecido buenos estudios que han encontrado que los suplementos no protegían contra las fracturas e iba un poco más allá: la edad, el sexo y la raza, no modificaron los resultados. Pero ojo y consulte con su médico: la suplementación combinada de esta vitamina con calcio en adultos mayores, especialmente aquellos con niveles deficientes tanto de vitamina D y deficiente ingesta de calcio, podría disminuir el riesgo de fracturas de cadera y otras fracturas importantes y se ha estimado en un estudio, que hasta en aproximadamente un 20%.

No cante victoria a tirar su vitamina D algunos están indicando que su uso debe ser más temprano y se habla que para la salud ósea debería hacerse en adultos de mediana edad generalmente sanos. Ese un cambio de paradigma que debe testarse.

Y que decir entonces de las enfermedades respiratorias y su uso. Recordemos que el sistema respiratorio se vuelve más frágil conforme crecemos. Pero los estudios más recientes, han demostrado que tomar vitamina D, no previno la fragilidad ni evitó que empeorara. Hay algo curioso en un estudio de estos, incluso en personas que comenzaron con niveles bajos de vitamina D y los vieron aumentar, su efecto en disminución del funcionamiento relacionado con la edad que causa fatiga y aumenta las posibilidades de una variedad de problemas de salud, que es a lo que se llama fragilidad no se evitó y tampoco que no se empeorara. A propósito, a su uso no se le ha encontrado ningún efecto en la COVID-19. Pero acá también precaución y debe consultar con su médico: Según los resultados de un ensayo clínico de nombre LUNG-ViDA, la suplementación con vitamina D podría mejorar modestamente la función pulmonar espiratoria en algunas enfermedades. Si se confirman esos resultados, eso significa que el pulmón es un objetivo clínicamente relevante para la vitamina D.

Y ya que hablamos de enfermedades respiratorias ¿qué pasa con el sistema autoinmune y esta vitamina? Los estudios en esto son pocos y se sabe que el sistema inmunológico adaptativo, está regulado negativamente por la 1,25(OH) 2D (una forma de vitamina D) y, por lo tanto, la deficiencia de vitamina D podría predisponer a enfermedades autoinmunes.

¿Y qué decirles a los diabéticos? Aunque los datos observacionales han confirmado consistentemente concentraciones séricas más bajas de 25OHD (forma de vitamina D) en pacientes con DM2 o síndrome metabólico, la mayoría de los estudios de aleatorización mendeliana no han respaldado estas conclusiones.

Resumiendo

Podríamos concluir que a partir de los estudios realizados, ninguna de las enfermedades crónicas comunes del envejecimiento parece  beneficiarse de tomar vitamina D; pero eso no significa que su impacto en estas enfermedades, pueda relacionarse con su ingesta a edades más tempranas, falta realizar los adecuados estudios al respecto y el consejo a los padecientes de enfermedades crónicas, es que sigan las pautas para evitar y controlar esas enfermedades como: comer sanamente, ejercicio adecuado, uso moderado de alcohol etc, que le pueden beneficiar más y por otro lado por supuesto que en una persona con deficiencia demostrada de este micronutriente, está bien que lo consuma. Claro que no hay daño en tomar de 600 a 800 UI de vitamina D en forma de suplemento diariamente, pero eso no beneficia a su bolsillo.

No se alarme y recuerde: las personas sanas y las que llevan vida sana, parecen obtener toda la vitamina D que necesitan de su dieta y de estar al aire libre, porque la luz solar al caer sobre la piel, desencadena la producción de la vitamina en el cuerpo. A dos pullas no hay toro valiente. Hay que recordar las palabras sabias de los viejos internistas: use la vitamina D con prudencia y de la a quien la necesita.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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