Luciano Marín, también conocido como “Iván Márquez”, líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. FOTO LA HORA/AP

POR JOSHUA GOODMAN /AP
BOGOTÁ

Un grupo de exnegociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia anunció hoy que ha decidido retomar las armas después de lo que consideraron el fracaso del presidente Iván Duque para garantizar sus derechos políticos tras la firma de un histórico acuerdo de paz en 2016.

En un video publicado antes del amanecer, el ex jefe negociador rebelde Luciano Marín, junto a un grupo de unos 20 guerrilleros fuertemente armados, condenó a Duque y a sus partidarios por quedarse de brazos cruzados mientras cientos de activistas izquierdistas y más de 150 exrebeldes fueron asesinados desde el acuerdo de paz que pretendía poner fin a medio siglo de lucha armada en el país sudamericano.

“Cuando firmamos el acuerdo de La Habana lo hicimos con la convicción de que era posible cambiar la vida de los humildes y los desposeídos, pero el Estado no ha cumplido ni con la más importante de sus obligaciones, que es garantizar la vida de sus ciudadanos y particularmente evitar el asesinato por razones políticas”, dijo Marín, más conocido por su alias Iván Márquez.

En el video, Marín -hablando desde lo que dijo eran las selvas occidentales de Colombia en la Amazonía- estaba acompañado por Seuxis Hernández, alias Jesús Santrich, quien abandonó el proceso de paz después de que Estados Unidos solicitó su arresto por acusaciones de narcotráfico.

Un comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN), un ejército guerrillero más radical que ha llenado el vacío dejado por la retirada de los rebeldes de las FARC en zonas rurales remotas, acogió con beneplácito el pronunciamiento, que fue un golpe para muchos colombianos.

«Más vale tarde que nunca», dijo el comandante alias Uriel, que comanda las tropas del ELN en las selvas occidentales de Colombia, en un video publicado en redes sociales en el que apareció en un río con la cara enmascarada y el puño al aire.

Sin embargo, Rodrigo Londoño, quien fue el máximo comandante militar de las FARC y ahora dirige un partido político, se distanció de sus antiguos compañeros con quienes tuvo tensas relaciones en el último año.

En una entrevista con Blu Radio pidió disculpas a sus compatriotas y a la comunidad internacional y sostuvo que la gran mayoría de los exrebeldes siguen comprometidos con el proceso de paz.

«Yo tengo dos sentimientos encontrados», dijo Londoño, más conocido por su alias Timochenko. «Primero, es una desafortunada noticia, pero a la vez también coloca las cosas en su sitio. Se acaba esa ambigüedad porque estábamos en una situación muy compleja desde hace rato».

El Alto Comisionado de Paz, Miguel Ceballos, dijo en diálogo telefónico con la radio local RCN que “percibo este anuncio como una noticia triste para aquellos que genuinamente quieren seguir en la implementación de los acuerdos de paz”.

Agregó que la noticia no le causó sorpresa porque “con su conducta habían indicado que no querían continuar en el proceso, le estaban dando la espalda y querían continuar con estos negocios del narcotráfico. Hoy el país confirma que esa relación de estas personas con el narcotráfico es clara, ellos optan por seguir en la ilegalidad, optan desafiar el Estado de derecho”.

Ceballos, señaló que hay aproximadamente unos 2,500 disidentes de las FARC desde que firmó la paz.

La magistrada Patricia Linares, titular de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), dijo en una rueda de prensa que “la decisión equivocada de un grupo de personas que traicionaron sus compromisos con la paz, con Colombia y con el mundo, no puede ser suficiente para truncar un anhelo en el que confluyen las voluntades de todos los colombianos”.

Linares agregó que adelantará el trámite para expulsar de la JEP a Iván Márquez, Jesús Santrich y alias El Paisa por la violación al acuerdo final de paz, por la cual pierden todos los beneficios otorgados en él.

La JEP tiene la función de administrar justicia respecto de los delitos cometidos en el marco del conflicto armado.

A su vez, el expresidente Álvaro Uribe -un fuerte crítico del acuerdo- señaló en Twitter que «aquí no hubo paz sino el indulto para responsables de delitos atroces».

Carlos Lozada, senador y miembro del partido político de las FARC, Fuerza Alternativa del Común, pidió “continuar adelante. No vamos a desfallecer en este camino de la paz, estamos convencidos de que la inmensa mayoría de los colombianos nos acompañan en esa decisión”.

Unos 7,000 rebeldes entregaron sus armas a observadores de las Naciones Unidas como parte del acuerdo negociado con el apoyo de Estados Unidos, Cuba y Noruega; pero los grupos rebeldes más pequeños y las bandas de narcotraficantes han llenado el vacío dejado por las FARC, dejando a muchos colombianos frustrados con la lentitud con la que se implementó el acuerdo de paz.

Duque llegó al poder el año pasado con una agenda de ley y orden que se opone a muchos aspectos del acuerdo de paz, especialmente las disposiciones que eximen a los líderes rebeldes de pasar tiempo en la cárcel a cambio de confesar su participación en crímenes de guerra, como los secuestros extorsivos de civiles y el reclutamiento de niños soldados.

Ya en el cargo, Duque moderó sus puntos de vista y comenzó a implementar aspectos ambiciosos del acuerdo para construir carreteras, escuelas y otras infraestructuras en áreas tradicionalmente descuidadas del país donde la presencia del Estado ha sido históricamente limitada.

Sin embargo, los críticos, entre ellos los arquitectos del acuerdo de paz, lo han acusado de no hacer lo suficiente para proteger a los activistas de izquierda y de alinearse con Estados Unidos para desmantelar los tribunales especiales de paz, cuyo objetivo es fomentar la reconciliación y el relato de la verdad a las víctimas, en lugar de buscar el castigo completo por las atrocidades de la guerra.

«El 90% de las FARC sigue en el proceso de paz. Hay que seguirles cumpliendo. A los desertores hay que reprimirlos con toda contundencia», tuiteó el expresidente Juan Manuel Santos, quien recibió el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin al conflicto armado de la nación. «¡La batalla por la paz no se detiene!», agregó.

El gobierno de Ecuador lamentó el anuncio de las FARC. Disidentes de esa agrupación asesinaron a mediados de abril del año pasado a los tres integrantes de un equipo periodístico del diario El Comercio que estaba laborando en la frontera y a dos jóvenes comerciantes.

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, tuiteó que el anuncio de las FARC es “un anuncio gravísimo contra la paz y la seguridad de Colombia con efectos en Ecuador y la región”.

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