Roma/Europa Press

El Papa quiere que la cumbre que afrontará en febrero con todas las conferencias episcopales del mundo para atajar los abusos sexuales en el seno de la Iglesia sea «operativa» y no solo «de estudio», según ha indicado el director en funciones de la Oficina de prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti.

«El Papa Francisco sabe que un problema global se puede enfrentar solamente con una respuesta global. Y quiere que el encuentro sea una reunión de pastores, no una convención de estudio. Un encuentro de oración y discernimiento, catequético y operativo», ha especificado.

Gisotti ha explicado que el objetivo de la reunión sin precedentes, que tendrá lugar del 21 al 24 de febrero, es que «todos los obispos tengan absolutamente claro lo que se necesita hacer para prevenir y combatir el drama mundial de los abusos a menores». «Para el Santo Padre, es fundamental que regresando a sus países, en sus diócesis, los obispos reunidos en Roma sean conscientes de las reglas para aplicar y cumplan así los pasos necesarios para prevenir los abusos, para proteger a las víctimas, para no permitir que ningún caso sea ocultado o encubierto», ha agregado.

CAMINO DE 15 AÑOS

Por otro lado, ante la gran expectativa que se ha creado alrededor del encuentro, Gisotti ha subrayado «que la Iglesia no está en el punto inicial en la lucha contra los abusos». «El encuentro es la etapa de un camino doloroso, pero sin pausa que, con decisión, la Iglesia está recorriendo desde hace más de quince años», ha manifestado.

El Papa también ha pedido a los presidentes de las conferencias episcopales que visiten personalmente a víctimas de abusos sexuales como paso previo para la preparación de este encuentro. El objetivo del pontífice es que aprendan «de primera mano el sufrimiento que han soportado» las víctimas, según especificó él mismo en una carta enviada a la jerarquía de los obispos de cada país.

Para el Papa estos encuentros personales son una «forma concreta» de reafirmar que los supervivientes del abuso clerical son la «prioridad» en la mente de todos durante el encuentro de febrero, a medida que se unen «en solidaridad, humildad y penitencia» para avanzar en la crisis de los abusos.

Francisco pretende implantar un protocolo de actuación común en todas las áreas geográficas episcopales para que no vuelva a reproducirse el silencio cómplice de las más altas esferas de la jerarquía católica en torno a estos casos. El informe de la Corte Suprema de Pensilvania (EE. UU.), que reveló que más de 300 sacerdotes abusaron de niños durante las últimas siete décadas con la mirada connivente del Vaticano y las revelaciones de la Iglesia católica alemana que documentaron que entre 1946 y 2014 se contabilizaron un total de 3 mil 677 casos de abusos sexuales a niños, aceleraron esta decisión.

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