Por CHRISTINE ARMARIO
LIMA
AP

El Papa Francisco exigió en la Amazonia respeto para los derechos de los indígenas y censuró el flagelo de la corrupción que azota la política en la región así como la cultura del “machismo” en la que a menudo se tolera la violencia contra las mujeres.

Sin embargo, la más reciente gira papal a Sudamérica será recordada quizá principalmente por las 27 palabras de una declaración de tono rudo de Francisco que suscitaron la ira entre los chilenos, de por sí furiosos por un famoso caso de abuso sexual de un sacerdote, y que agobiaron el resto de su periplo.

“Ése es el enigma del Papa Francisco”, declaró ayer Anne Barrett Doyle, de la base de datos digital sobre abusos sexuales perpetrados por religiosos BishopAccountability. “Él es muy audaz y compasivo sobre muchos asuntos, pero es un obispo de la vieja escuela a la defensiva frente a la crisis de abusos sexuales”.

Incluso desde antes de que Francisco aterrizara en Chile en la primera escala de su gira por dos naciones sudamericanas, la visita papal parecía propicia para la controversia. Vándalos causaron daños con bombas incendiarias a tres iglesias en la capital, Santiago, y advirtieron en un volante que “las próximas bombas serán en tu sotana”, y un grupo que protestaba furiosamente contra el alto costo de recibirlo ocupó brevemente la Nunciatura donde pasaría la noche.

Los escándalos de abuso sexual y la gran apatía de la Iglesia católica obraron en perjuicio del periplo del Su Santidad por Chile y Perú. Según la encuesta anual 2017 de Latinobarómetro, 45% de los chilenos se identificaron como católicos, una marcada reducción respecto del 60 y tantos por ciento hace una década. Incluso en Perú, donde casi tres cuartas partes de la población se dice católica, el número de creyentes ha disminuido notablemente desde hace una generación.

Mientras el Pontífice se desplazaba por las calles de Santiago en su papamóvil después de su llegada, la multitud de pie que lo esperaba para saludarlo fue comparativamente menor a anteriores visitas papales.

“¡Viva el Papa!”, gritaron algunos. Sin embargo, las exigencias de otros fueron menos amables. En una pancarta que sostenía una persona se pedía a Francisco que detuviera los abusos sexuales, porque estaba en su poder hacerlo.

El Papa casi de inmediato abordó el espinoso tema de los escándalos de abuso sexual y se reunió en su primer día de actividades con víctimas de sacerdotes y pidió perdón por el “daño irreparable” que sufrieron.

El Santo Padre procedió a tocar otros asuntos igualmente controvertidos durante el resto de su permanencia en Chile. Exhortó al gobierno y a los indígenas mapuches a que encuentren vías para una solución pacífica a sus diferencias que han devenido en un resurgimiento de los actos de violencia. Francisco también pidió a los chilenos que no cierren las puertas a los inmigrantes.

Artículo anteriorExembajador pide garantías a Maduro para volver a Venezuela
Artículo siguienteRepublicanos y demócratas alcanzan acuerdo para reabrir Gobierno de Estados Unidos