CARACAS
AP

El exembajador y exjefe de la corporación petrolera estatal venezolana, a quien la Fiscalía General le abrió un proceso por presunta corrupción, anunció ayer que está dispuesto a retornar al país si el presidente Nicolás Maduro acepta ciertas condiciones.

«Reto al Presidente Maduro a que me dé garantías para volver», dijo Rafael Ramírez, exembajador ante Naciones Unidas, en un artículo de opinión que publicó en el diario regional Panorama en el que pidió el cese de la «persecución política», la «censura», y las «investigaciones».

El exministro de Petróleo dejó a inicios de diciembre la embajada de Venezuela en Naciones Unidas luego que Maduro le pidiera la renuncia y se desconoce cuál es su paradero. La salida de Ramírez se dio poco después que las autoridades venezolanas detuvieran a Diego Salazar, primo del exembajador, por una investigación sobre el uso de cuentas en un banco de Andorra sospechosas de lavar unos 1.602 millones de dólares.

«Si yo vuelvo al país, reto a Maduro a unas primarias, libres, con garantías», afirmó Ramírez al manifestar su disposición a lanzarse como precandidato del oficialismo para unas eventuales elecciones.

Maduro anunció que este año se realizarán los comicios presidenciales, pero aún no ha confirmado si buscará la reelección para un período de seis años más. El respaldo popular del gobernante izquierdista, que ronda 20%, se ha visto golpeado por la profunda crisis económica que enfrenta Venezuela por una galopante inflación que cerró el 2017 en 2.616%, según estimaciones de congresistas opositores, y severos problemas de escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos.

Ramírez, quien por doce años dirigió la industria petrolera durante el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), fue acusado el mes pasado por el fiscal general designado por la oficialista Asamblea Constituyente, Tarek William Saab, de ser el presunto cerebro de unas supuestas irregularidades que se cometieron en la Oficina de Inteligencia de Mercadeo y Política Petrolera de PDVSA en Viena.

 

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