Nueva York/dpa

La Asamblea General de la ONU aprobó hoy una resolución de condena en la que se pide a Estados Unidos que retire su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. En total, 128 de los 193 países de la organización votaron a favor de la resolución, mientras que nueve (entre ellos Estados Unidos e Israel) lo hicieron en contra. Además, 35 naciones se abstuvieron.

En la Asamblea General ningún país tiene derecho a veto, al contrario que en el Consejo de Seguridad, y los 193 países miembro tienen un voto.

La resolución de dos páginas no es legalmente vinculante y es sobre todo simbólica. En ella la ONU lamenta «profundamente» «las últimas decisiones con respecto al estatus de Jerusalén» sin mencionar a Trump o a su país. Además, señala que el estatus de la ciudad debe ser negociado de acuerdo con las resoluciones de la ONU.

La ONU aprobó la resolución después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidiera reconocer Jerusalén como la capital de Israel y trastadar allí su embajada desde Tel Aviv.

Durante el debate previo a la votación, la embajadora de Estados Unidos para las Naciones Unidas, Nikki Haley, había utilizado los pagos que realiza su país a la ONU y a otros países como medida de presión antes de la votación.

«Esta votación determinará la forma en la que los estadounidenses considerarán a la ONU y a otros países que no nos respeten en la ONU», dijo. «Tenemos la obligación de exigir más por nuestras inversiones».

Ninguna votación de la ONU impedirá que Washington traslade su embajada, agregó.

Trump ya había acusado a los países que apoyan la resolución de «tomar miles de millones», pero ser desagradecidos con Estados Unidos.

El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, se refirió a la amenaza de Trump como «acoso».

«No nos dejaremos amedrentar. Puede que sean fuertes, pero eso no les da ningún derecho», declaró.

El ministro de exteriores palestino, Riyad al Maliki, dijo que el debate no tiene lugar «por una hostilidad hacia Estados Unidos de América», sino como reacción a la «agresión» de la decisión de Trump.

La decisión de presidente estadounidense «es nula y no tiene valor» y supone una «peligrosa violación del derecho internacional», dijo el embajador yemení ante la ONU, Khaled Hussein Mohamed Alyemany.

El intento de varios países de anular el paso de Trump con una resolución casi idéntica en el Consejo de Seguridad de la ONU fue vetado anteriormente por Estados Unidos.

Las resoluciones de la Asamblea General suelen recibir menos atención que las del Consejo de Seguridad, pero en este caso intervinieron jefes de Estado y de Gobierno.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se refirió a la ONU como «casa de mentiras» y explicó que su país «rechaza absolutamente» la votación. Jerusalén es la capital de Israel, «tanto si lo reconocen las Naciones Unidas como si no», afirmó.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pidió a los países que no se doblegaran ante las amenazas de Estados Unidos. «Nunca vendan su voluntad por unos dólares en su lucha por la democracia», declaró.

Turquía y Yemen, en representación de los grupos árabes e islámicos, presentaron la resolución en la Asamblea General de la ONU.

Israel ocupó en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, Jerusalén oriental y reclama toda la ciudad como su capital, algo que no está reconocido internacionalmente. Los palestinos también reclaman Jerusalén oriental como la capital de un futuro Estado independiente.

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