Ginebra
DPA

La acuciante falta de agua en la capital siria, Damasco, está tomando tintes dramáticos, aseguró hoy en Ginebra el coordinador de ayuda humanitaria de la ONU para Siria, Jan Egeland.

«La situación es tremendamente dramática y aun así se nos sigue negando el acceso», se quejó Egeland tras una reunión con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. Según indicó, 5,5 millones de personas se están viendo afectadas por la escasez.

El Gobierno y la oposición se acusan mutuamente de la situación y de sabotear y bombardear las instalaciones de suministro.

Los ciudadanos no tienen agua corriente y apenas disponen de agua potable desde hace dos semanas, dijo Egeland y añadió que es solo cuestión de tiempo que se empiecen a propagar enfermedades.

De Mistura, por su parte, expresó cierto optimismo, ante el hecho de que el nuevo secretario general de la ONU, António Guerres, vaya a centrarse plenamente en las negociaciones en Siria.

Según el enviado especial, las últimas resoluciones del Consejo de Seguridad respecto a Siria fueron un rayo de esperanza. En febrero se seguirá trabajando en Ginebra por encontrar una solución diplomática al conflicto.

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