Los Ángeles
DPA

Evan McMullin, quien saltó a los titulares de prensa esta semana por su intención de aunar en torno a su persona el voto republicano anti-Trump, es uno de los candidatos presidenciales «alternativos» que competirá en las urnas con el multimillonario y con la demócrata Hillary Clinton en noviembre próximo en Estados Unidos. Y no es el único.

«Al igual que millones de estadounidenses, esperaba que este año nos trajera mejores nominados», escribió en una carta publicada en su página web. «En cambio, nos dejaron dos candidatos que fundamentalmente no son aptos para las profundas responsabilidades a las que aspiran», indicó.

En busca de solucionarlo, el exagente de la CIA de 40 años, asesor del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, quien nunca ha sido votado para un cargo y acérrima oponente de Trump, lanzó oficialmente su campaña política el miércoles pasado.

En un año normal, el intento de último minuto de un postulante prácticamente desconocido apenas levantaría olas, y menos noticias a nivel nacional, pero 2016 no es un año normal.

Los votantes tienen varias alternativas, algunas de las cuales están ganando impulso.

El nominado del Partido Libertario Gary Johnson, un exgobernador republicano durante dos mandatos del estado de Nuevo México, se presenta con una plataforma partidaria que gira en torno al libre comercio, libertades civiles y marihuana legal, y ha sido un postulante sin perspectivas en el pasado.

Johnson, de 63 años, ganó apenas el uno por ciento del voto nacional en 2012, pero desde que se celebraron las convenciones nacionales de los demócratas y los republicanos el mes pasado, ascendió a alrededor del 9 por ciento de intención de voto en los sondeos.

La candidata del Partido Verde Jill Stein también gana terreno. La médica que obtuvo menos del uno por ciento de los sufragios en las elecciones de 2012 ha más que triplicado ese respaldo, de acuerdo con encuestas recientes.

Stein, de 66 años, ha llamado a sus seguidores a rechazar una elección entre malo y peor: «Nos dicen que salgamos del camino, porque estamos en el camino del mal menor. Le decimos no al mal menor y sí al bien mayor».

Pese a este aumento del interés, la posibilidad de que algunos de estos candidatos «alternativos» pueda proyectarse hasta la victoria es minúscula.

Johnson se encuentra en la boleta de algo más de dos tercios de los estados norteamericanos, Stein en la mitad y McMullin aún debe aparecer en alguna.

Ninguno de los tres ha logrado hasta ahora rondar un 15 por ciento de apoyo en las encuestas nacionales, tal como se requiere para lograr una invitación a los grandes debates presidenciales junto a Clinton y Trump.

Pero en algunos estados reñidos, podrían actuar como «spoilers», como lo hiciera notoriamente el candidato del Partido Verde Ralph Nader en la elección presidencial del año 2000, y el multimillonario Ross Perot en 1992 y 1996.

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