Brasilia
DPA

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, alejada del cargo hoy en forma provisional por el Senado, dijo que jamás dejará de luchar por su mandato.

«En nombre de los 54 millones de votos con los que fui elegida, en nombre de todo el pueblo brasileño, voy a luchar con todos los instrumentos legales de que dispongo para ejercer mi mandato hasta el fin, hasta el día 31 de diciembre de 2018», expresó la mandataria suspendida.

«Jamás dejaré de luchar», agregó, minutos antes de abandonar el Palacio del Planalto, sede de la Presidencia en Brasilia.

Rousseff deberá permanecer alejada del cargo durante un plazo máximo de 180 días, durante los cuales será sometida a un juicio político en el Senado, que en la madrugada de hoy aprobó con 55 votos a favor y 22 en contra su suspensión temporaria.

«Ya sufrí el dolor de la tortura, ahora sufro una vez más el dolor inefable de la injusticia. Lo que más duele es la injusticia. Soy víctima de una farsa jurídica y política», dijo una emocionada pero firme ex guerrillera, quien fue presa política y padeció torturas durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985.

«El destino siempre me reservó muchos desafíos, muchos de los cuales me parecieron insoportables, pero conseguí vencerlos», dijo la presidenta, quien lucía luminosa con una chaqueta blanca.

Ahora, miro para atrás y veo todo lo que hicimos. Miro para adelante y veo todo lo que todavía debemos hacer. Y lo más importante, miro hacia mí misma y veo a alguien con fuerzas para defender sus derechos».

Según la presidenta, lo que está en juego en este momento «no es solo mi mandato, sino el respeto a las luchas, a la voluntad soberana del pueblo brasileño. Lo que está en juego son las conquistas de los últimos 13 años», afirmó, en referencia a los años que su Partido de los Trabajadores (PT) permaneció al frente del Gobierno en Brasil.

La mandataria volvió a negar que haya cometido delito de responsabilidad, en el cual incurre un mandatario al violar la Ley de Responsabilidad Fiscal.

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