Por ASSOCIATED PRESS
WASHINGTON / Agencia AP

Su tarea consistía en reclutar a jóvenes cubanos para que hicieran activismo en contra del gobierno comunista de la isla, cuya misión ejecutó organizando programas que estaban disfrazados de actividades cívicas, incluyendo un taller de prevención sanitaria. Murillo tenía instrucciones de comunicarse cada 48 horas y lo podría hacer usando una serie de códigos de seguridad acordados. «Tengo dolor de cabeza», por ejemplo, significaba que este costarricense creía que los cubanos estaban observando sus pasos y que la misión encomendada debía suspenderse.

Al menos en el curso de dos años, la agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), mejor conocida por manejar el envío de miles de millones de dólares en ayuda humanitaria estadounidense a países necesitados, despachó a cerca de una docena de jóvenes inexpertos de Venezuela, Costa Rica y Perú para fortalecer a la oposición política cubana. Para USAID el peligro era evidente, pero ni hablar para estos latinoamericanos: uno de los contratistas en la nómina de la agencia, el estadounidense Alan Gross, acababa de ser encarcelado en una prisión cubana. Todavía se encuentra allí.

USAID contrató a la firma Creative Associates International, una compañía basada en Washington, para provocar disenso entre los cubanos como parte de un programa cívico en un esfuerzo de Estados Unidos en contra del gobierno comunista de Cuba. La misma empresa fue fundamental para la creación de una especie de «Twitter cubano», una red de mensajes de texto llamada ZunZuneo que fue descubierta al público por The Associated Press en abril, y que estaba diseñada para que estuviera al alcance de cientos de miles de cubanos.

De acuerdo con documentos internos obtenidos por la AP y entrevistas realizadas en seis países distintos, los jóvenes viajeros de USAID se hicieron pasar por turistas cuando estaban en los campus universitarios cubanos y, en un caso, utilizaron como fachada un evento que podría socavar la credibilidad de USAID en sus importantes esfuerzos por combatir enfermedades contagiosas en el mundo: montaron un taller de prevención del VIH que, según ellos, era «la excusa perfecta» para reclutar para su causa a activistas políticos, de acuerdo con un reporte hecho por el grupo de Murillo. Por asumir todos esos riesgos a algunos jóvenes viajeros les pagaron muy poco, cinco dólares la hora.

El programa de jóvenes viajeros empezó a operar cuando la recién instalada administración de Barack Obama estaba hablando de un «nuevo comienzo» con Cuba, después de décadas de desconfianza, lo que plantea interrogantes sobre si el gobierno estadounidense tiene una política coherente con la nación caribeña.

A la fecha, no hay evidencia de que este programa efectivamente hubiera creado un movimiento político en contra del actual gobierno del presidente Raúl Castro. La empresa Creative Associates declinó hacer comentarios al respecto y refirió cualquier pregunta a USAID.

USAID no quiso decir cuánto costó el programa de jóvenes viajeros, que operaba y fue establecido en Costa Rica. En respuesta a las preguntas de la AP, la entidad sólo emitió un comunicado que dice: «USAID y el gobierno de Obama se han comprometido a apoyar el deseo del pueblo cubano de que determine libremente su propio futuro. USAID trabaja con grupos de jóvenes independientes en Cuba en proyectos de servicio comunitario, de salud pública, de artes y en otros temas que involucran al público, de conformidad con nuestros programas de fomento de la democracia en todo el mundo».

Pero la investigación de la AP reveló que la ejecución del programa coqueteó con el fracaso de manera constante: las autoridades cubanas pusieron en duda la fuente de financiación del proyecto de los viajeros y los jóvenes trabajadores estuvieron a punto de arruinar su peligrosa misión de «identificar a actores sociales que pudieran impulsar un cambio social en la isla». Los inexpertos muchachos tampoco tenían una red de seguridad que los respaldara cuando estuvieran realizando actividades que son explícitamente ilegales en Cuba.

«A pesar de que nunca hay certeza total, confíe en que las autoridades no intentan hacerle daño físico, sino asustarlo (a)», decía un memorando dirigido a los jóvenes que obtuvo la AP. «Recuerde que el gobierno cubano prefiere evitar malos reportajes de prensa en el exterior por lo que un extranjero golpeado no les conviene».

Después de que Gross fuera arrestado, USAID le comunicó a sus contratistas, en privado, que debían considerar suspender los viajes que tuvieran previstos hacer a Cuba, de acuerdo con mensajes de correo electrónico obtenidos por la AP.

«Valoramos su seguridad», dijo un alto funcionario de USAID en un correo electrónico días después de que Gross fuera arrestado. «La directriz se aplica a TODOS los viajeros a la isla, no sólo a los ciudadanos estadounidenses», expresó otro funcionario.

Y sin embargo, cuatro meses después, en abril de 2010, Murillo fue enviado a La Habana.

«ES SIMPLEMENTE EQUIVOCADO»
Murillo, que entonces tenía 29 años, era el carismático jefe de una organización de derechos humanos en Costa Rica llamada Fundación Operación Gaya Internacional. Fue contratado por Creative Associates con la misión de convertir a los apáticos jóvenes cubanos en actores políticos efectivos.

Se dirigió a Santa Clara, una ciudad ubicada a tres horas de La Habana, donde Murillo se conectó con un grupo cultural que se hacía llamar «Revolution», una modesta agrupación de artistas que se dedicaban a la música electrónica y a la producción de vídeo.

Murillo no llevaba mucho tiempo en el lugar cuando Carlos Pozo, un policía de la seguridad estatal cubana, se dio cuenta de su presencia; un hecho que Murillo reportó a Creative Associates, según documentos.

Si la idea era llevar a cabo una serie de seminarios para reclutar a nuevos «voluntarios», Murillo necesitaba una temática que fuera atractiva tanto a potenciales miembros y que fuera aprobada por el estado cubano.

La idea: un taller de prevención del VIH podría servir.

Meses más tarde, en noviembre de 2010, el taller atrajo a 60 jóvenes. El agente Pozo también participó lo que prueba, dijo Murillo entonces, que la fachada del taller estaba funcionando.

El taller supuestamente iba a ofrecer clases de educación sexual a sus asistentes para que supieran como prevenir el contagio del VIH. Por ejemplo, se les iba a enseñar cómo usar apropiadamente un condón.

«Los cubanos expresaron su deseo por informarse y recibir un taller sobre la prevención del VIH y el taller ayudó a satisfacer esas necesidades», dijo USAID en respuesta a preguntas escritas por la AP.

Pero el motivo ulterior, documentos demuestran, era el uso del taller como una oportunidad para reclutar a jóvenes enseñándoles cómo organizarse a sí mismos.

Esta fue la estrategia que los jóvenes viajeros esperaban que se expandiera por toda Cuba: que los jóvenes recién organizados abordaran a una comunidad o un problema social, lograran solucionarlo, lograr una «pequeña victoria», y finalmente darse cuenta de que ellos eran dueños de su propio destino.

Cuando fue contactado en San José, Costa Rica, Murillo expresó que no podía hablar sobre los detalles de su incursión a Cuba porque había firmado un acuerdo de confidencialidad que le prohíbe divulgar cualquier información. Dijo que lo único que intentó hacer en la isla fue enseñarle a la gente cómo usar condones correctamente.

«Yo nunca le dije a un cubano que tenía que hacer algo contra el gobierno», dijo Murillo. «Si era la misión de otros, yo no lo sé… Yo nunca le dije a un cubano lo que tenía que hacer».

Sin embargo, en el informe de seis páginas que Murillo envió a Creative Associates sólo mencionó una vez el taller de prevención del VIH para resaltar que se trataba de la «excusa perfecta en el tratamiento del tema de fondo». En otro aparte del reporte, Murillo revela otro de los objetivos del programa: «la generación de una red de voluntarios para la transformación social».

Manuel Barbosa, uno de los fundadores del grupo de artistas de «Revolution», dijo en reciente entrevista en Santa Clara que los costarricenses nunca le mencionaron que ellos estuvieran trabajando para USAID.

Agregó también que no tenía inclinación alguna en contra del gobierno cubano y que, de hecho, su abuelo era un «mártir de la revolución (cubana)».

Montar como fachada un taller de prevención de esa enfermedad para propiciar una especie de subversión en contra de un gobierno extranjero arroja sospechas sobre la misión que pregona USAID en materia de combate de enfermedades, incluyendo el programa de VIH, que tiene un presupuesto anual de 3 mil millones de dólares y que la agencia dice que ha ayudado a unas 50 millones de personas en casi cien países del mundo.

Recientemente, la CIA dejó de usar programas de vacunación de personas para reunir información de inteligencia, como el que montó en Pakistán y que tenía como objetivo dar con Osama bin Laden.

Una evaluación del proyecto preparada por Creative Associates para USAID dijo que talleres habían sido un «éxito». El informe final del grupo señaló que dichos talleres se usarán como un modelo a aplicar en toda la isla.

«Estos programas de USAID están en la imperiosa necesidad de que sean supervisados por un adulto», dijo el senador Jeff Flake, viejo crítico de los programas que adelanta esa agencia en Cuba. «Si usted está usando un taller de prevención de SIDA como un fachada para hacer otra cosa, eso es… No sé qué decir… es simplemente equivocado».

«PROPICIAR UNA REBELIÓN»
Mientras Murillo y otros viajeros costarricenses se centraron en montar el taller de prevención de VIH y otros programas, los jóvenes viajeros venezolanos y peruanos fueron enviados a las universidades de Cuba. Su misión, según documentos y entrevistas, era reclutar a estudiantes con el objetivo a largo plazo de que se volvieran en contra de su gobierno.

A finales de 2009, Creative Associates contrató a la abogada venezolana Zaimar Castillo, que entonces tenía 22 años, y que dirigía una organización llamada Renova. Castillo declinó hacer cualquier comentario pero la administradora pasada de la organización, Yajaira Andrade, dijo que ella y otras personas fueron llevadas a San José, Costa Rica, para recibir cursos de entrenamiento.

«Nos dieron una semana de cursos para decirnos qué era lo que íbamos a hacer, y cómo lo íbamos a hacer», indicó Andrade, que se autodenominaba la «mamá» de las jóvenes activistas.

En ese momento, el presidente de Venezuela era el hoy fallecido Hugo Chávez, quien era el aliado más cercano de Castro; lo que duplicaba el riesgo para Renova al adelantar su misión. Crearon una cuenta bancaria en Panamá, paraíso de las entidades financieras anónimas, para que la organización recibiera su pago en dólares.

«Aquí nos hicimos (simulamos) que el gobierno no sabía que estábamos viajando para Cuba y que estábamos trabajando con los grupos», afirmó Andrade. «Porque en este momento estaba Chávez, y si él se había dado cuenta que nosotros —unos venezolanos estaban haciendo un trabajo de rebelión— nos habíamos metido preso (sic)».

El 24 de abril, tres trabajadores de Renova aterrizaron en La Habana para una visita prevista para un mes. La historia que les iba a servir de «fachada», según un documento interno, era que viajaban a la isla a visitar a amigos que tenían en Cuba.

«Es fundamental que ellas no se obsesionen», indicó en tono de advertencia un gerente de Creative Associates en una conversación en Skype. «De lo contrario, en el terreno se van a paralizar… o se van a traicionar entre ellas… y ambas cosas serían fatales».

Los venezolanos visitaron las residencias estudiantiles en el recinto de una universidad en Santa Clara y viajaron los fines de semana a conocer a las familias de los estudiantes. Otro grupo de jóvenes peruanos, independiente de éste, fue enviado a la misma universidad.

En una bitácora de viaje que se lee como un informe de inteligencia, los venezolanos describieron a los alumnos y las instalaciones del campus con mucho detalle y tomaron nota de sus quejas y presuntos problemas de equidad que podrían ser explotados a futuro. Los estudiantes que tenían potencial fueron listados por nombre, luego se les elaboró un perfil y sus cualidades como líderes se evaluaron en una hoja de Excel.

Luego, el reporte pasó a describir la cultura política de la universidad, enumeró el rol de la Juventud Comunista, que buscaba a los mejores y más brillantes estudiantes para nombrarlos en cargos en el Partido Comunista después de que se graduaran. Las quejas de los alumnos también fueron detalladas: mala comida, servicio de agua y electricidad intermitentes, goteras en los techos. Los universitarios temían al estado, de acuerdo con la bitácora, no estaban satisfechos con su realidad económica, pero igualmente eran apáticos políticamente.

El hecho de que los estudiantes constantemente criticaran al régimen, dice uno de los informes, «nos asegura tener beneficiarios con la mente clara en cuanto a los objetivos que perseguimos».

Después de visitar dos universidades en dos ciudades, los consultores venezolanos identificaron a un «grupo-meta (grupo objetivo)» que estaría en oposición al gobierno y que tenía habilidades organizativas, pues adelantaron actividades como un campamento y un «festival universitario», según muestran documentos.

«Ellos estaban haciendo su grupo, y había un grupo de 30 personas, hubo un grupo de científicos jóvenes, de universidad, para dar la rebelión contra el gobierno», dijo Yahaira Andrade, la administradora de Renova.

No hay evidencia sobre si los objetivos políticos se cumplieron. De hecho, los estudiantes cubanos contactados en entrevistas realizadas recientemente por la AP se mostraron sorprendidos al descubrir que sus amigos extranjeros estaban actuando en representación del gobierno de Estados Unidos.

«Eran nuestros amigos», expresó el cubano Héctor Baranda, quien encabezaba la lista de los posibles rebeldes que habían hecho los venezolanos.

Baranda cree que el grupo de venezolanos confundió el quejarse del estado de las cosas, una actitud habitual entre los cubanos, con el asumir tendencias disidentes. Las autoridades cubanas tienen poca tolerancia con una oposición contra-revolucionaria, pero las cartas al editor del periódico del Partido Comunista, Granma, están abarrotadas de quejas por baches en la calles sin rellenar, por basura sin recolectar y por la impenetrable burocracia cubana.

«El cubano siempre dice ‘ahhh’ siendo grandes o pequeños (los problemas)», dijo Baranda.

LOS CUBANOS SE DAN CUENTA
Cuba considera subversivas todas las actividades de promoción de la democracia por parte de USAID y las castiga hasta con diez años de prisión. Para los viajeros era una actividad peligrosa.

Con el tiempo, Creative Associates ajustó su estrategia de seguridad: abandonó el uso de discos portátiles de memoria cifrados con la palabra obviamente reveladoras como «Ironkey», que constituía casi una confesión para los agentes de seguridad del aeropuerto. Se animó a que los viajeros archivaran en sus computadoras portátiles fotos e información personal para ocultar el material de la misión.

En caso de un arresto, el nombre de Creative Associates no se mencionaría, decía un reporte, y los jóvenes viajeros debían contactar a la embajada de su país en Cuba.

Si los interrogaban, Creative Associates aconsejó a los viajeros que se mantuvieran relajados. Debían recordar que «nada de lo que usted ha hecho durante su viaje es ilegal, de ninguna manera, en ninguna sociedad democrática y abierta. De esa manera, logrará mantener una apariencia calmada durante el interrogatorio».

Pero a pesar de esfuerzos por ocultar sus intenciones, hacía finales del 2010 había señales de que las autoridades cubanas estaban dándose cuenta de lo que ocurría.

Un oficial de seguridad le preguntó a Murillo, el costarricense, sobre el origen del financiamiento del proyecto. Creative Associates concluyó que el interrogatorio «no deja duda sobre el interés que generaron en la policía estatal».

Peor aún, un informe de seguridad de diciembre sugirió que las autoridades cubanas se habían dado cuenta que Estados Unidos estaba usando a jóvenes en vez de miembros conocidos de la oposición, que ya son mayores.

Cuando un cubano le preguntó a uno de los viajeros por qué estaba interesado en su país, el joven le respondió que su organización trabajaba en muchos países.

«Por supuesto, esto no es exacto», indicó un informe. Si las autoridades cubanas hubieran verificado los hechos, habrían conocido que era una mentira.

El tres de septiembre de 2010, Irving Pérez, un gerente de Creative Associates, convocó a una reunión por Skype para anunciar un cambio de estrategia.

«Nuestro programa no va a impulsar más viajes a la isla, o al menos no como columna vertebral de la operación», dijo Pérez a los viajeros en la charla por Skype. Varias de las asignaciones de dinero se eliminarían, entre ellas la de los venezolanos.

En vez de viajar a Cuba, ellos tratarían de ayudar a ciertos «contactos estrella» cubanos a que recibieran una visa de salida y a capacitarlos en otro país. Los «beneficiarios» cubanos que quedaban en la isla recibirían pagos en efectivo para financiar las actividades de reclutamiento. Subcontratistas de Creative Associates llevarían el dinero a la isla usando «mulas», término adoptado del narcotráfico.

Ellos «tratarían de manejar el proyecto a control remoto», explicó Pérez.

Pero esa estrategia tenía sus peligros.

UN ATAQUE AL CORAZÓN
Durante un mes, Pérez le había estado pidiendo un informe a un par de estudiantes universitarios cubanos, pues estaba ansioso por presentar sus informes a USAID.

Los alumnos estaban usando el sistema de correo electrónico cifrado Hushmail, lo que pudo haber sido una señal de alerta para las autoridades cubanas, que vigilan las comunicaciones en internet.

«Tenemos razones para creer que han estado bajo fuertes presiones de las autoridades universitarias», dice un informe de Creative Associates. «No se recomienda en este momento que se trate de contactarlos nuevamente».

La asignación de fondos a los costarricenses se acabó con el tercer viaje de Murillo a la isla en junio de 2011. Creative Associates quería que Murillo entregara dinero, compilara reportes y ayudara a solicitar las visas de salida de los cubanos. A los jefes del proyecto, en San José, les preocupaba que Murillo fuera indiscreto. «¿Por qué no usan Hushmail?», se lamentó uno.

Para entregar el dinero, los contratistas discutieron la posibilidad de enviarlo con familiares de Murillo. Uno de los gerentes del proyecto en San José escribió: «hay que recordar que la ‘mula’ no sabe exactamente para qué es ese dinero ni de dónde proviene».

Al final, la «mula» era un amigo de infancia de Murillo, quien contó su experiencia a la AP en una entrevista con la condición de no ser identificado. El amigo, quien vive en San José, dijo que su asociación con la agenda política de USAID en Cuba podía poner en peligro su empleo.

Explicó que su capacitación de seguridad la hizo por Skype y demoró media hora. «Se me aclara que tengo que tener cuidado porque el dinero que llevamos es gringo», dijo.

Después de llegar a La Habana, Murillo y su amigo viajaron a Santa Clara a reunirse con el grupo artístico «Revolution». Uno de los integrantes, no el artista Manuel Barbosa, les dijo que le entregaran el dinero que llevaban.

«Nos amenazó directamente con que si no le dábamos el dinero iba a las autoridades a denunciarnos».

Murillo declinó comentar al respecto.

Preocupados, los viajeros se apresuraron a regresar a La Habana, e invocando uno de los códigos de seguridad desde un hotel, abandonaron el proyecto. El amigo estaba aterrorizado.

«Si me llegan a detener, o sólo interrogar, me hubiera muerto de un ataque al corazón del susto», dijo.


5 PUNTOS CLAVE

The Associated Press reveló en abril que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) había supervisado la creación de un programa secreto llamado ZunZuneo, una especie de Twitter cubano que tenía el propósito de alentar el desacuerdo político en la isla y burlar el férreo control que tienen las autoridades cubanas sobre el internet.

Pero el programa era parte de una operación más amplia.

Una nueva historia reportada por la AP revela que la agencia despachó en secreto a Cuba a jóvenes latinoamericanos con la pantalla de que iban a hacer programas cívicos y de salud para provocar cambios políticos en la isla. La operación comenzó justo cuando el contratista estadounidense Alan Gross fue encarcelado en diciembre de 2009 mientras trabajaba en otro proyecto financiado por USAID.

El multimillonario proyecto de los jóvenes viajeros representó un riesgo significativo para ellos y para USAID. Su efectividad no ha quedado clara.

Estas son cinco puntos clave a saber:

1. «LA EXCUSA PERFECTA»: Los jóvenes espías costarricenses crearon un programa de talleres de prevención del VIH que dijeron era «la excusa perfecta» para reclutar a activistas políticos, una treta que podía afectar la credibilidad de la USAID en importante programas de salud en todo el mundo.

2. SUS ESFUERZOS ESTUVIERON SIGNADOS POR LA INCOMPETENCIA Y LO RIESGOSO DE LA ACTIVIDAD. Las autoridades cubanas preguntaron quién financiaba a los viajeros y los jóvenes latinoamericanos no tenían una red de seguridad mientras hacían algo explícitamente ilegal según la ley cubana.

3. ENVIARON JÓVENES VENEZOLANOS Y PERUANOS A RECINTOS UNIVERSITARIOS EN CUBA. El objetivo era reclutar a estudiantes universitarios con la meta de, a largo plazo, hacer que se opusieran a su gobierno. Los candidatos potenciales fueron incluidos en listas con su nombre y después evaluaron sus características generales y potencial de liderazgo en una hoja de cálculo.

4. NO ESTÁ CLARO SI SE LOGRÓ ALGUNOS DE LOS OBJETIVOS POLÍTICOS. De hecho, en entrevistas recientes con la AP, los contactos cubanos de los jóvenes dijeron que estaban asombrados de enterarse de que sus amigos extranjeros trabajaban para el gobierno de Estados Unidos.

5. EL CONTRATISTA, CREATIVE ASSOCIATES INTERNATIONAL, CAMBIÓ DE ESTRATEGIA. En septiembre del 2010, Creative Associates cambió su estrategia de enviar extranjeros a Cuba que buscaran a estudiantes universitarios que fueran líderes disidentes, a capacitarlos al interior de la isla en liderazgo. El cambio consistió en localizarlos, ayudarles a conseguirles visas de salida y capacitarlos fuera de ella. Otros beneficiarios en Cuba recibirían dinero en efectivo para financiar las actividades de reclutamiento.


CUBA: «DESVERGONZADO»

El gobierno de Cuba pidió el martes a Washington poner fin a las operaciones hostiles y «encubiertas» en contra de la isla a raíz de la reciente revelación de que un programa de la administración Obama envió en secreto a jóvenes latinoamericanos a la nación caribeña para que adelantaran misiones que tenían implicaciones políticas.

Una alta funcionaria de la diplomacia cubana, Josefina Vidal, dijo que la investigación de Associated Press publicada en la víspera muestra que «el Gobierno de los Estados Unidos no ha desistido de sus planes hostiles e injerencistas contra Cuba, que pretenden crear situaciones de desestabilización para provocar cambios en nuestro ordenamiento político».

Vidal le exigió al gobierno de Estados Unidos que «debe cesar de una vez todas sus acciones subversivas, ilegales y encubiertas contra Cuba, violatorias de nuestra soberanía y de la voluntad expresa del pueblo cubano de perfeccionar nuestro modelo económico y social, y consolidar nuestra democracia», en un comunicado enviado por correo electrónico a The Associated Press.

Señaló que Washington reconoció que ejecuta el programa «desvergonzadamente» y que «pretendía convertir en actores políticos a jóvenes cubanos, previamente identificados por emisarios latinoamericanos reclutados con este fin, y organizarlos para actuar contra el gobierno cubano».

El proyecto, financiado y supervisado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), desplegó a casi una docena de jóvenes de América Latina a Cuba para reclutar activistas políticos usando como fachada la realización de programas cívicos y talleres de prevención sanitarios.

La investigación de la AP, publicada la víspera, reveló que esta operación puso en peligro a los extranjeros que fueron enviados no mucho después de que un contratista estadounidense de la propia USAID fuera detenido en la isla por traer de manera encubierta equipos satelitales ilegales para formar una red de internet sin control estatal.

El gobierno del presidente Barack Obama defendió el uso del taller de prevención del VIH en su campaña para promover la democracia en Cuba, pero negó que el proyecto sirviera de fachada para fines políticos, mientras, la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que el programa «permitía apoyar a la sociedad civil cubana, al tiempo que proporciona un beneficio secundario para los cubanos que han expresado que necesitan información y capacitación sobre cómo prevenir el VIH».

Sin embargo, activistas en pro de la salud pública y legisladores de Estados Unidos fueron muy críticos con la administración por usar un taller de prevención del VIH para avanzar su agenda política y dijeron que tales esfuerzos clandestinos ponen en riesgo los programas de salud estadounidenses en todo el mundo.

El senador demócrata Patrick Leahy, titular de una comisión que supervisa el presupuesto de la USAID, declaró el lunes que será «peor que irresponsable» si la agencia hizo una trama para inventar una campaña contra el VIH que tenía fines políticos.

Entretanto, InterAction, una alianza de varios grupos de asistencia internacional, dijo que el uso de un grupo contra el VIH para actividades de espionaje es «inaceptable». Añadió que el gobierno estadounidense, «nunca debería sacrificar el suministro de programas sanitarios o cívicos en favor de objetivos de espionaje».

La investigación de la AP halló que el programa apuntaba deliberadamente a reclutar a una joven generación de opositores al gobierno de la isla, aunque en Cuba es ilegal colaborar con programas extranjeros de promoción de la democracia.

Documentos preparados para el programa patrocinado por USAID dicen que el taller de VIH era la «excusa perfecta» para realizar actividad política.

En respuesta a las conclusiones de AP, Leahy agregó que «tal vez fue un buen negocio para el contratista de USAID, pero mancha la larga trayectoria de USAID como líder en asuntos de salud global».

La Casa Blanca aún debe responder a preguntas sobre un proyecto, antes secreto, de crear un «Twitter cubano» llamado ZunZuneo. Ese programa, lanzado por USAID en 2009 y también revelado al público por la AP en abril, creó una red social primitiva bajo las narices de los funcionarios cubanos. El inspector general de USAID lo está investigando.

En abril, Leahy calificó el programa ZunZuneo de «necio, necio, necio». Pero no todos los legisladores criticaron este último proyecto.

La representante republicana Ileana Ros-Lehtinen dijo que los programas de USAID eran importantes para los derechos humanos en Cuba. «Debemos seguir presionando al régimen de Castro y apoyando al pueblo cubano que es oprimido diariamente», dijo Ros-Lehtinen, nacida en Cuba y activa partidaria de la promoción de la democracia en la isla.

Meses atrás la CIA prometió dejar de usar los programas de vacunación de personas, como el que usó en Pakistán para dar con Oama bin Laden, para reunir información.

En el taller de VIH desarrollado en Cuba en 2010, la investigación de la AP halló que el trabajo de los latinoamericanos estuvo signado por la incompetencia y lo riesgoso de la actividad. Los jóvenes estuvieron a punto de arruinar la misión de «identificar actores potenciales por el cambio social». Uno expresó que le dieron apenas un seminario de 30 minutos sobre cómo evadir a la inteligencia cubana, y aparentemente no había una red de seguridad para los inexpertos jóvenes si los atrapaban.

Casi una decena de latinoamericanos trabajaron para el programa en Cuba, con sueldos tan bajo como 5.41 dólares la hora.

«Estos programas necesitan desesperadamente la supervisión de adultos», agregó el senador republicano Jeff Flake, crítico desde tiempo atrás de los proyectos cubanos de USAID. «Si se usa un taller sobre sida como fachada para algo distinto, eso es… no sé cómo decirlo… eso está mal».

La AP descubrió que USAID y su contratista, Creative Associates International, siguieron adelante con el programa a pesar de que los funcionarios estadounidenses dijeron a otros contratistas que pensaran en suspender los viajes a Cuba después del arresto de Alan Gross, un contratista que fue capturado y que sigue preso en Cuba por introducir clandestinamente tecnología de avanzada.

Un abogado de Gross dijo el lunes que su cliente no puede soportar la vida en la cárcel por mucho tiempo más y se ha despedido de su esposa y una de sus hijas.

«Valoramos vuestra seguridad», indicó un alto funcionario de USAID en un correo electrónico acerca de los viajeros latinoamericanos. «La norma se aplica a TODOS los viajeros a la isla, no solo a los ciudadanos estadounidenses», afirmó otro.

Creative Associates refirió las preguntas realizadas por la AP sobre este programa a USAID, en tanto un subcontratista con sede en Costa Rica, que participó en el proyecto, dijo que su organización no intentaba desestabilizar políticamente a Cuba. «Queremos desmentir que hubiesen intenciones encubiertas de generar incidencia política», dijo Fernando Murillo, director de la Fundación Operación Gaya Internacional.

Con base en documentos y entrevistas en todo el mundo, la AP halló que el programa tomó amplias medidas para ocultar las actividades de los viajeros. Debían comunicarse con códigos: «Tengo dolor de cabeza» significaba que temían ser vigilados por las autoridades cubanas; «tu hermana está enferma» era la orden de interrumpir inmediatamente el viaje.

Para evadir al gobierno cubano, los viajeros instalaron documentos de apariencia inofensiva para ocultar información confidencial que llevaban. Escondieron archivos en memorias portátiles y enviaban correos electrónicos encriptados mediante un sistema que hubiera podido despertar sospechas.

«Todos los gobiernos necesitan buscar compensaciones, por ejemplo, entre las libertades civiles y la seguridad pública», dijo Les Roberts, profesor en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Columbia. En el caso de Cuba, dijo, hay una compensación entre las campañas de desarrollo neutras y «el objetivo político de lograr un cambio de régimen».

«Sin la apariencia de neutralidad, USAID podría lograr pocos objetivos internacionalmente», añadió.

Tanto el programa de jóvenes viajeros como ZunZuneo formaban parte de una campaña multimillonaria más amplia de USAID para lograr cambios en países políticamente volátiles, según indican datos del gobierno. Pero los proyectos investigados por la AP aparentemente no lograron sus objetivos y funcionaban bajo una agencia más conocida por la ayuda internacional, que por las operaciones clandestinas.

El dinero para la iniciativa de los viajeros salió del mismo fondo federal que pagó el ZunZuneo.

Pero USAID aún debe proporcionar a la AP una copia completa de los contratos cubanos solicitada bajo la Ley de Libertad de Información hace más de tres meses.

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