Un ataque israelí contra un atestado campamento para palestinos desplazados por la guerra en Gaza mató a al menos 19 personas e hirió a otras 60 en la madrugada del martes, según funcionarios palestinos. Israel dijo que atacó a destacados milicianos de Hamás con armas de precisión.
El ataque nocturno alcanzó Muwasi, un lugar con campos de tiendas de campaña abarrotados ubicado a lo largo de la costa del enclave, que fue designado por Israel como zona humanitaria para que cientos de miles de civiles se refugiaran de la guerra entre Israel y Hamás.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo que confirmó al menos 19 decesos en el ataque y apuntó que la cifra podría aumentar a medida que se recuperan más cadáveres. La Defensa Civil — los rescatistas que operan bajo el gobierno de Hamás — habían reportado antes 40 muertes. El ejército israelí cuestionó esa cifra.
El ministerio también forma parte del gobierno de Hamás, pero sus cifras suelen considerarse fiables. Mantiene registros detallados y sus datos de guerras previas coincidieron con las cifras de investigadores independientes, Naciones Unidas e incluso el ejército israelí.
Ni el ministerio ni Defensa Civil respondieron de inmediato a una petición de comentarios acerca de la discrepancia entre sus conteos.
Las imágenes de The Associated Press mostraban tres enormes cráteres en la zona. Rescatistas trabajaban entre en la arena y los escombros con herramientas de jardín y con sus propias manos, alumbrándose con teléfonos celulares hasta que salió el sol. Sacaron partes de cuerpos de la arena, incluyendo lo que parecía ser una pierna humana.
“Nos dijeron que fuésemos a Muwasi, a la zona segura… Mire alrededor y verán este lugar seguro”, dijo Iyad Hamed Madi, que se refugiaba en el lugar.
“Esto es para mi hijo», añadió sosteniendo una bolsa de pañales. “Tiene cuatro años ¿Es un combatiente? No hay humanidad».
El hospital Nasser de la ciudad de Jan Yunis, uno de los tres que recibieron víctimas, reportó la llegada de aproximadamente dos docenas de cadáveres luego del incidente. Un cámara de la AP vio 10 cuerpos en la morgue del centro, incluyendo los de dos menores y tres mujeres.
“Estábamos durmiendo y de pronto fue como un tornado», contó Samar Moamer a la AP en el hospital, donde estaba siendo atendida de las heridas que sufrió en el ataque. Una de sus hijas murió y otra fue rescatada con vida de entre los escombros, añadió.
El ejército israelí dijo que atacó a milicianos de Hamás que operaban en un centro de mando camuflado en la zona, e identificó a tres de los insurgentes como altos cargos con una implicación directa en la incursión del 7 de octubre y en otros ataques recientes contra Israel y las fuerzas israelíes.
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El contraalmirante Daniel Hagari, vocero militar israelí, rechazó el reporte inicial de fallecidos en una publicación en la red social X, en la que dijo que “no se corresponde con la información de que se dispone, las armas de precisión empleadas y la exactitud del ataque».
Por su parte, Hamás negó en un comunicado que hubiera combatientes en la zona y calificó las acusaciones israelíes de “flagrante mentira”. Ni Israel ni Hamás proporcionaron evidencias que sustenten sus afirmaciones.
Israel sostiene que intenta evitar causar daños a la población civil desde que comenzó la guerra, luego de la incursión comandada por Hamás sobre el sur de Israel el 7 de octubre. Culpa al grupo de esas muertes alegando que sus miembros suelen operar en zonas residenciales y se sabe que sitúan túneles, lanzacohetes y otra infraestructura cerca de viviendas, escuelas y mezquitas.
En julio, Israel perpetró un ataque en una zona humanitaria que mató a al menos 90 palestinos. El ejército dijo que había abatido al esquivo líder del ala militar de Hamás, Mohammed Deif, pero el grupo afirma que sigue vivo.
La ley internacional permite atacar objetivos militares en zonas donde hay civiles siempre que la fuerza empleada sea proporcional al objetivo, algo que suele discutirse y que tendría que solucionarse ante un tribunal, lo que casi nunca ocurre.
La guerra ha causado una destrucción generalizada y desplazó alrededor del 90% de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, a menudo en varias ocasiones. Las órdenes de evacuación israelíes, que ahora afectan a cerca del 90% del territorio, han empujado a cientos de miles de personas a Muwasi.
Los grupos de ayuda han tenido problemas para proporcionar incluso servicios básicos en Muwasi, e Israel ha atacado puntualmente objetivos en ese lugar a pesar de haberlo designarlo zona humanitaria.
Más de 40.900 palestinos han perdido la vida en Gaza desde el inicio de la guerra, de acuerdo con el Ministerio de Salud del territorio. Aunque las autoridades sanitarias gazatíes no distinguen entre víctimas civiles y combatientes en su conteo, apuntan que más de la mitad de los fallecidos son mujeres y menores. Israel dice que ha matado a más de 17.000 combatientes.
En el ataque del 7 de octubre, insurgentes encabezados por Hamás mataron a al menos 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 250, de las cuales siguen reteniendo alrededor de un centenar. El resto fueron liberados en un canje por reos palestinos durante una tregua de una semana en noviembre. Se cree que en torno a un tercio de los rehenes que siguen en la Franja estarían muertos.
Estados Unidos, Egipto y Qatar llevan gran parte de este año tratando de mediar un acuerdo para un alto el fuego y la liberación de los rehenes, pero las conversaciones se han estancado repetidamente e Israel y Hamás se acusan mutuamente de añadir demandas inaceptables.
En un encuentro con periodistas extranjeros, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, dijo el lunes que se dan las condiciones para una pausa de al menos seis semanas en los combates, que incluiría la liberación de muchos de los rehenes que siguen retenidos en Gaza. Pero no se pronunció acerca del final permanente de la guerra, algo que exige Hamás, lo que plantea dudas sobre la viabilidad del pacto.
La guerra ha sumido a Gaza en una crisis humanitaria y los grupos de ayuda han tenido problemas para llevar a cabo su labor debido a los combates, las restricciones israelíes y la quiebra de la ley y el orden. Según las autoridades internacionales, el territorio está en alto riesgo de hambruna.
Por otra parte, la agencia de Naciones Unidas encargada de distribuir ayuda a los palestinos dijo que el ejército detuvo un convoy que participaba en una campaña de vacunación contra la polio durante más de ocho horas el lunes, a pesar de que se había coordinado con las fuerzas israelíes. El director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, indicó que el personal retenido había estado participando en la campaña en el norte de Gaza y en Ciudad de Gaza.
“El convoy fue detenido a punta de pistola poco después de cruzar el retén de Wadi Gaza con amenazas de detener al personal de la ONU”, escribió en la red social X. “Las excavadoras causaron importantes daños a los vehículos blindados de la ONU».
Tanto el personal como el convoy regresaron más tarde a una base de la ONU, agregó, pero no estuvo claro si la campaña de vacunación en la zona se reanudaría el martes.
El ejército israelí no respondió de momento a una petición de comentarios.
La campaña de vacunación, que comenzó tras descubrirse el primer caso de polio en el enclave palestino en 25 años, busca inmunizar a 640.000 menores durante una guerra que ha destruido el sistema de atención médica.