Los abogados de Donald Trump hicieron el jueves un intento arriesgado de poner fin de inmediato al juicio civil por fraude en Nueva York que amenaza su imperio inmobiliario, argumentando que los fiscales no lograron demostrar que el expresidente tenía la intención de engañar a bancos, aseguradoras y otros al inflar su riqueza en estados financieros.
Los abogados de Trump buscaron un veredicto directo y pidieron al juez Arthur Engoron que absolviera al republicano que encabeza los sondeos para las elecciones de 2024, a su empresa homónima y a otros acusados de irregularidades en la mitad del juicio de la demanda de la secretaria estatal de Justicia, Letitia James.
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“No hay ninguna víctima. No hay ningún denunciante. No hay heridos. Todo eso está establecido ahora por la evidencia”, dijo el abogado de Trump, Christopher Kise. Argumentó que los fiscales no habían cumplido con “ningún estándar legal” para probar las acusaciones de conspiración, fraude de seguros y falsificación de registros comerciales.
El abogado Kevin Wallace, representante del estado, respondió que los argumentos de la defensa “sonaban más como argumentos finales” y que no había base para un veredicto dirigido.
Engoron no tomó una decisión inmediata y dijo que los argumentos fueron “tomados bajo consideración”. El juez, que ha fallado repetidamente en contra de Trump, ha mostrado interés en llevar el juicio a su conclusión, pidiendo a los abogados que preparen los alegatos finales para finales de año.
Kise imploró a Engoron que le diera un peso especial al testimonio de Trump el lunes, citando las décadas de experiencia del expresidente como desarrollador inmobiliario.
En el estrado del lunes, entre ataques a sus adversarios, Trump negó haber actuado mal y dijo que los prestamistas estaban “extremadamente felices” de hacer negocios con él. Aseguró que los estados financieros más bien subvaluaban su riqueza y el valor de activos como su propiedad Mar-a-Lago en Florida.
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Clifford Robert, abogado de los hijos mayores de Trump, Eric y Donald Trump Jr., pidió que se desestimen las acusaciones en su contra. Argumentó que los abogados estatales no habían logrado demostrar que los hijos, a quienes Trump nombró para dirigir su empresa cuando llegó a la Casa Blanca en 2017, trabajaran en los estados financieros del expresidente.
Robert dijo que los hijos, que firmaron algunos documentos que atestiguaban los recursos de su padre, “actuaron apropiadamente” al confiar en contadores y abogados para asegurarse de que los documentos fueran exactos.