El presidente de Perú, Pedro Castillo. Foto La Hora. AP.

El presidente peruano Pedro Castillo enfrenta el miércoles un tercer intento de destitución en un año y medio de gestión impulsado por un desprestigiado Parlamento que debate su posible remoción por «permanente incapacidad moral». No está claro si el Congreso logrará reunir los 87 votos necesarios para removerlo de un total de 130 legisladores. Castillo dijo casi a la medianoche, en un inusual mensaje a través de la televisora estatal, que no mancharía jamás «el buen apellido de mis honestos y ejemplares padres que, como millones de peruanos, trabajan de sol a sol para construir honestamente un futuro para sus familias».

El presidente indicó que «está pagando errores por su inexperiencia» y que cierto sector del Parlamento «tuvo como único punto en su agenda vacarme del cargo porque nunca aceptaron los resultados de una elección que ustedes, estimados peruanos y peruanas, definieron con su voto».

Castillo, cuyo gobierno empezó en julio de 2021, añadió que afrontará el pedido de vacancia fundamentado «en dichos de terceros que, para rebajar sus penas por los presuntos actos cometidos abusando de mi confianza, intentan involucrarme sin pruebas». La Fiscalía investiga al mandatario en seis casos preliminares, la mayoría por presunta corrupción, y su hipótesis es que Castillo usó su poder para lucrar a cambio de otorgar obras públicas. El presidente ha negado las acusaciones.

En medio de la lucha por el poder, la sequía más potente en medio siglo golpea los Andes y miles de aldeas rurales sufren la falta de lluvias que no permiten el inicio de la siembra de papas. Los pastos naturales han comenzado a agotarse provocando la muerte de ovejas y camélidos. Al mismo tiempo la gripe aviar ha matado a más de 18.000 aves marinas silvestres y ha provocado al menos un contagio en una granja de aves que pone en peligro la crianza de pollos y pavos, cuya venta es popular en diciembre porque se usa en las cenas de Navidad y Año Nuevo.

El gobierno también afirma que desde hace una semana el país sufre una quinta ola de infecciones de COVID-19. Desde el inicio de la pandemia han muerto más de 217.000 peruanos y 4,3 millones se han contagiado, según datos oficiales.

El Parlamento que busca destituir a Castillo está muy desprestigiado y el mandatario triplica en popularidad al Legislativo, según todas las encuestas. El 86% desaprueba la gestión del Congreso, mientras 10% lo aprueba. Castillo suma 61% de impopularidad y 31% de popularidad, según una encuesta de noviembre del Instituto de Estudios Peruanos. Existe un contraste marcado en el país sudamericano: mientras en Lima la mayoría desaprueba a Castillo y exige su salida del poder, en otras ciudades del interior y en el sector rural los peruanos le piden que se quede en la presidencia hasta su fin en 2026 y cumpla sus promesas. Muchos peruanos en el interior también le exigen que cierre el Parlamento.

 

El primer presidente de origen rural en 200 años de república, que llegó al poder en 2021 sin ninguna experiencia política, ha modificado cinco veces su gabinete con más de 60 cambios de secretarios, lo que ha provocado una parálisis de varias políticas de gobierno. Aunque es el primer presidente investigado en funciones, no sorprende en un país donde casi todos los exmandatarios de los últimos 40 años están indagados por corrupción y ligados a multinacionales, como la constructora brasileña Odebrecht.

Desde 2016 Perú vive una crisis política caracterizada por Parlamentos y presidentes de turno que buscan eliminarse por desacuerdos entre sí. En 2019 el mandatario Martín Vizcarra (2018-2020) disolvió el Congreso y convocó elecciones legislativas. En 2020 el nuevo Legislativo removió a Vizcarra. El nuevo presidente, Manuel Merino, duró menos de una semana y renunció por marchas que dejaron dos muertos y 200 heridos. Francisco Sagasti llegó al poder y tras nueve meses entregó el puesto al actual mandatario.

Castillo no ha podido cumplir sus promesas de luchar contra la corrupción, elevar los impuestos a las ganancias mineras, masificar el gas natural, reescribir la constitución y acabar con supuestos monopolios que elevan los precios del gas doméstico y las medicinas. El enfrentamiento con el Parlamento y la Fiscalía es tan fuerte que Castillo pidió recientemente la visita de una misión de alto nivel de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que concluyó en un informe que se necesita una tregua política para estimular el diálogo entre las partes. Pero las fricciones son tan marcadas que horas después de conocido el informe el Congreso aprobó un tercer pedido para debatir la destitución de Castillo.

En las dos anteriores ocasiones el Parlamento fracasó en su intento de removerlo invocando una causal escrita en la constitución llamada «permanente incapacidad moral» que no tiene una definición objetiva, según expertos en derecho constitucional. En el siglo XIX significaba locura pero ahora muchos la relacionan con la corrupción. Esta es la octava vez desde 2016 que el Parlamento intenta remover a un presidente, contribuyendo a una crisis política que no ha culminado. Desde entonces Perú ha tenido cinco mandatarios y tres Parlamentos, cuando lo normal hubiese sido dos presidentes y dos Congresos.

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