El presidente argentino Alberto Fernández hace gestos a los miembros de la prensa después de votar por las elecciones primarias de mitad de período en Buenos Aires, Argentina. Foto la hora: Marcos Brindicci/AP

Varios ministros y funcionarios de áreas estratégicas del gobierno pusieron  su renuncia a disposición del presidente Alberto Fernández, dejando en evidencia la tensión que atraviesa el oficialismo tras la derrota en las primarias legislativas del último domingo en Argentina.

Los ministros Eduardo de Pedro, del Interior; Martín Soria, de Justicia; Roberto Salvarezza, de Ciencia y Tecnología; Tristán Bauer, de Cultura, y Juan Cabandié, de Ambiente, manifestaron estar dispuestos a dar un paso al costado.

La misma decisión tomaron Paula Español, secretaria de Comercio Interior; Luana Volnovich, titular del Programa de Atención Médica Integral (PAMI) -la obra social de los jubilados y pensionados-; Fernanda Raverta, responsable de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), y Pablo Ceriani, presidente de la estatal Aerolíneas Argentinas.

Los ministros y funcionarios conforman el ala de centroizquierda del gobierno que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Trascurridas varias horas de las renuncias que sumergieron al gobierno peronista en la peor crisis desde que asumió en 2019, el presidente Fernández seguía sin pronunciarse.

Mientras, sindicatos, gobernadores y dirigentes políticos expresaron su respaldo al mandatario que podría reforzarse el jueves con una marcha convocada por organizaciones sociales.

«Este tipo de situaciones es la derivación de que no hay acuerdo estratégico de cómo se sale de la situación del domingo y refuerza la impresión de que el oficialismo ha perdido legitimidad y lo que está pasando traba la posibilidad de que pueda recuperarse electoralmente», reflexionó el analista político Carlos Fara. «Lo que está sucediendo es fruto del no acuerdo permanente en Alberto y Cristina», agregó en declaraciones al canal de noticias por cable La Nación +.

El peronismo gobernante sufrió el domingo una de sus peores derrotas electorales desde el retorno de la democracia en 1983 en las primarias para elegir a los candidatos a diputados y senadores que participarán en los comicios legislativos de noviembre.

El peronista Frente de Todos obtuvo 31,80% de los votos mientras la coalición opositora Juntos por el Cambio alcanzó 41,50% en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

La derrota del oficialismo se produjo en un contexto social y económico complejo que se agravó con la pandemia: 42% de la población en la pobreza y una inflación anual acumulada de más del 50%.

De ratificarse estos resultados en noviembre, donde se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, el oficialismo perdería el control de la cámara alta y la mayoría simple en la cámara baja, lo que lo obligaría a negociar su agenda con la oposición.

Si bien el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, declaró más temprano que todo el gabinete había puesto a disposición la renuncia el lunes y que el presidente no aceptó ninguna, la movida de una decena de funcionarios ligados a la vicepresidenta abrió un cisma en la coalición gobernante de consecuencias impredecibles.

El Frente de Todos es el sello con el cual el peronismo, fragmentado en distintos sectores, se unió para las elecciones generales de 2019 que consagraron a Fernández presidente. Sus pilares son el kirchnerismo liderado por Fernández de Kirchner —presidenta entre 2007 y 2015—; el Frente Renovador de Sergio Massa -el titular de la Cámara de Diputados-, dirigentes del peronismo más tradicional y organizaciones sociales.

La derrota del domingo ha puesto a prueba esta unidad cuanto a Fernández todavía le quedan dos años de mandato.

La Confederación General del Trabajo, la principal central sindical del país, sostuvo en un comunicado que «con fortaleza expresamos nuestra defensa al gobierno electo constitucionalmente y la institucionalidad presidencial».

En tanto, el Movimiento Evita, una de las organizaciones sociales que integran la coalición gobernante, convocó a una movilización de respaldo al presidente el jueves en la histórica Plaza de Mayo.

Por su parte, una de las referentes de la oposición cargó duramente contra la vicepresidenta.

En este escenario «la oposición debe sostener la institucionalidad desde el Parlamento», aseveró.

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