Residentes hacen fila para recibir la vacuna contra el COVID-19 en la aldea de Nizampur, a las afueras de Nueva Delhi, India. Foto La Hora/AP/Manish Swarup.

India ha incrementado drásticamente su tasa de vacunación contra el COVID-19 en su vasto territorio rural, donde viven alrededor del 65% de sus casi 1.400 millones de habitantes. Pero los problemas de suministro persisten en el mayor productor de vacunas del mundo y los expertos dicen que es poco probable que el país alcance su objetivo de inocular a toda su población adulta antes de que termine el año.

India abrió la vacunación para todos los adultos en mayo. Pero la campaña fracasó en las aldeas debido a las reticencias y la desinformación. Eso comenzó a cambiar a mediados de julio y de los casi 120 millones de dosis administradas en las tres últimas semanas, cerca del 70% se pusieron en aldeas indias — frente al aproximadamente 50% de las primeras semanas de mayo.
Aunque el aumento de la aceptación de las vacunas en las zonas rurales es prometedor, la pandemia está lejos de terminar en India: tras semanas de caída constante, las 46.000 nuevas infecciones reportadas el domingo son el peor dato en casi dos meses.
Solo alrededor del 11% de su enorme población ha completado la pauta de vacunación. La mitad de los adultos y alrededor del 35% de sus habitantes han recibido al menos una dosis. Esto hace que gran parte de los residentes sean aún susceptibles al virus.
Varios países, incluyendo Estados Unidos e Israel, están ofreciendo – o planean hacerlo – una tercera dosis de refuerzo a su población, aumentando la desigualdad en el reparto global de los fármacos. Se esperaba que India fuese un productor clave para inmunizar al mundo, pero frenó las exportaciones tras un masivo incremento de los contagios. Y aunque esperaba producir 1.350 millones de dosis en los cinco últimos meses del año para resolver sus limitaciones de suministro, las dudas sobre si los fabricantes podrán aumentar la producción para cubrir las necesidades internas tendrán implicaciones globales.

«Actualmente, en India hay más demanda que la oferta disponible (…) la oferta de vacunas actualmente en uso es menor que las proyecciones realizadas hace unos pocos meses. Así que ambas situaciones están poniendo límites a la disponibilidad de las vacunas en el país», señaló el doctor Chandrakant Lahariya, un experto en políticas de vacunación.

Las campañas de inmunización masivas no son nada nuevo en India, pero esta es la primera vez que se administraran vacunas a esta escala, y a adultos. Las autoridades han combinado estrategias exitosas en el pasado con otras más innovadoras y localizadas.
Kamalawati, una contadora gubernamental retirada de 65 años que solo se identifica por su nombre, esperaba en una fila para recibir la vacuna en Nizampur, a las afueras de Nueva Delhi. En un primer momento, había preocupación por los efectos secundarios, pero ahora «la gente ya no tiene miedo», afirmó.

Los expertos en salud pública dicen que el aumento de la vacunación rural es importante porque los sistemas de atención médica en esas comunidades son frágiles. La letal oleada de contagios que saturó los hospitales a principios de año arrasó las zonas rurales, donde miles de personas perdieron la vida. Además, los migrantes se trasladan ahora de las aldeas a las ciudades para trabajar y hasta que estén todos vacunados no se pueden descartar nuevos brotes y la posibilidad de una nueva variante más peligrosa. apuntó Lahariya.

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