Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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El 3 de julio del presente, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala (MSPAS) declaraba de Emergencia Sanitaria Nacional el problema del Dengue y la razón era por un aumento pronunciado de casos. En abril del mismo año, la OPS señalaba que Guatemala era uno de los nueve países de la Región de las Américas que implementa el Marco de Preparación para una Influenza Pandémica (Marco PIP), el cual fue adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2011. En julio el MSPAS hacia ver que, hasta la fecha (en lo que iba del año), había más de 35,000 infecciones de dengue reportadas, 5 veces más a la semana correspondiente en 2023. La mitad de los casos correspondían a niños menores de 15 años.

El público entre noticias de radio y navegando por su internet le aparecen titulares desde febrero en su pantalla tales como “El número de muertos por dengue sigue aumentando”, “El dengue puede causar consecuencias sanitarias a largo plazo” y “Los sistemas de atención sanitaria están desbordados”. Es más que seguro que este tipo de información propicia que nuestro estado de ánimo se desplome, pero no podemos dejar de navegar. Además, el aparecimiento de pandemias anuales ya nos suena familiar (cada año se ve adornado con nuevas o antiguas). Las investigaciones muestran que las personas tienden a buscar información en tiempos de incertidumbre: es un mecanismo natural de defensa. Pero ¿es útil la búsqueda persistente de información en las redes sociales, a veces llamada doomscrolling, durante una pandemia o en cualquier otra crisis?

Las investigaciones sobre los efectos de las malas noticias en el estado de ánimo en general, sugieren que la exposición a noticias negativas sobre las enfermedades probablemente sea perjudicial para nuestro bienestar emocional. Y, de hecho, si usted recuerda (primer semestre 2020) las primeras pruebas sobre los efectos del consumo de noticias sobre la COVID, mostraban malestar mental; varios estudios señalaban que cuanto más tiempo pasaban los individuos consumiendo noticias sobre la COVID en un día, más infelices e impotentes y temerosos se sentían; “se congelaban”.

Estos hallazgos son sorprendentes, pero dejan algunas preguntas clave sin respuesta. ¿El doomscrolling hace infeliz a la gente, o es simplemente que la gente infeliz es más propensa a hacerlo? ¿Cuánto tiempo se dedica al doomscrolling es un problema? ¿Y qué sucedería si, en lugar de hacer doomscrolling, estuviéramos haciendo “doomscrolling de amabilidad”, leyendo sobre las respuestas positivas de la humanidad a una crisis global?

Se montó recientemente un estudio para averiguar sobre los planteamientos de las preguntas de arriba, luego de presentar noticias y medir el estado de ánimo de los lectores con el de participantes que no interactuaron con ningún contenido informático. Las personas a las que se les mostraron noticias generales relacionadas con la COVID (evento que era el que se medía), experimentaron un estado de ánimo más bajo que las personas a las que no se les mostró nada en absoluto. Mientras tanto, las personas a las que se les mostraron noticias sobre la COVID que incluían actos de bondad, no experimentaron el mismo deterioro del estado de ánimo, pero tampoco obtuvieron el aumento del estado de ánimo. Estos hallazgos sugieren que dedicar tan solo dos a cuatro minutos a consumir noticias negativas sobre el COVID-19 pudo tener un impacto perjudicial en nuestro estado de ánimo.

Traigo esto a colación porque en nuestros medios de comunicación y en redes, las noticias negativas abundan con mucha más frecuencia que las buenas o positivas ya sean de temas de salud o de otro tipo de problemática social o política y no sería que sean también recibidas con un estado de ánimo bastante negativo por la población y eso la conduzca a la indiferencia.

Surge entonces el desafío a medios y redes ¿Cómo hacer que esos medios, lugares y espacios sean más positivos y menos propensos a hacer sentirse a la personas miserables, impotentes y volverlas indiferentes? lo que también podría motivar a preguntarse ¿Qué podemos hacer entonces para cuidarnos y hacer que nuestro tiempo en las redes sociales sea más útil y placentero? Una primera advertencia es que no es realista distanciarnos de las plataformas que conectan a casi la mitad de la población mundial, particularmente cuando estas plataformas ofrecen interacciones sociales en un momento en que las interacciones se hacen necesarias. Ante eso, lo recomendable es un tenga cuidado con lo que consume en las redes sociales y los medios. Para equilibrar tu muro de noticias busca las que conducen a soluciones y promueven la positividad y la amabilidad. Compartir cosas buenas que suceden en la vida cotidiana y nacional, puede mejorar el estado de ánimo y un estado de ánimo positivo puede contagiar a los demás y llevar a soluciones participativas. En el caso de las enfermedades y enfermos, por ejemplo, la experiencia de los pacientes puede ser de lo más provechosa y en eso el MSPAS debería abrir espacios electrónicos para su participación. Si bien, esto puede sonar extraño, estoy seguro que la gente lo apreciaría más de lo que creemos.

Es importante destacar que no sugerimos evitar todas las noticias y el contenido negativo. Necesitamos saber qué está pasando en el mundo. Sin embargo, también deberíamos ser conscientes de nuestra salud mental y de nuestra participación ciudadana en lo que nos concierne.

A medida que pandemias de todo tipo y otros males continúen alterando nuestras vidas y alimentando canales de noticias, debemos tomar conciencia del costo emocional que las noticias negativas tienen sobre nosotros. Pero hay medidas que podemos tomar para mitigar este costo y hacer de nuestras redes sociales un lugar de más diálogo y participativo y no solo informativo.

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