Una de las mejores referencias de que el golf estaba empezando a popularizarse como deporte olímpico vino de un jugador que ni siquiera llegó al podio.
Rory McIlroy fue parte de un desempate de siete hombres por la medalla de bronce en los Juegos de Tokio, eliminado en el tercero de cuatro hoyos extra. Al terminar señaló: “Nunca me esforcé tanto para terminar tercero”.
McIlroy no participó en los Juegos Olímpicos cuando el golf regresó al programa en 2016 en Río de Janeiro. En ese momento, pensaba que el golf olímpico no era importante, pero solo bastó esa ocasión para en la siguiente estar totalmente dispuesto.
Y no es el único. Solo dos jugadores elegibles se perderán la competencia masculina que comenzará el 1 de agosto en Le Golf National, en las afueras de París.
Uno de ellos es el austriaco Bernd Wiesberger, que también se retiró de los Juegos de Tokio y el otro es el chileno Cristóbal del Solar, que no quiere perderse una semana del Korn Ferry Tour pues pondría en peligro sus posibilidades de conseguir una tarjeta de la gira de la PGA.
En la mayoría de los casos, la competencia fue feroz solo para llegar a los Juegos de París.
“Clasificarme fue mi primer objetivo este año”, dijo el defensor de la medalla de oro Xander Schauffele. “Es muy difícil clasificar con Estados Unidos por la competencia que hay».
Los estadounidenses tienen dos jugadores entre los 10 primeros que no irán, incluido el campeón del Abierto de Estados Unidos, Bryson DeChambeau.
Se acabaron las excusas. Río de Janeiro tenía la amenaza del virus del Zika. Y los Juegos de Tokio se pospusieron un año debido a la pandemia de COVID-19, lo que impidió la presencia espectadores, no hubo oportunidad para que los jugadores asistieran a otros eventos y se realizaron pruebas diarias de coronavirus.
Lo que aún está por determinar es el valor del oro, la plata y el bronce.
Sin embargo, el calendario de golf es interminable, el Abierto Británico se disputará solo 11 días antes de la búsqueda de una medalla de oro.
“Para el atletismo o la gimnasia, ganar una medalla de oro era lo mejor de lo mejor”, dijo Schauffele, quien ganó su primer major este año en el Campeonato de la PGA. “En mi caso, la gente me pregunta si prefiero un major o una medalla de oro. Nosotros crecimos viendo los majors. Tal vez en 50 años sea diferente. Pero hay un énfasis adicional en tratar de ganar un oro olímpico”, dijo.
“Está empezando a tener mucho peso y me imagino que cada vez ganará más”.
Los medallistas de oro de Río de Janeiro (Justin Rose e Inbee Park) y Tokio (Schauffele y Nelly Korda) tienen ya bases sólidas en casa.
Schauffele y Korda estarán entre los contendientes para ganar oro consecutivo, una tarea difícil en este deporte, independientemente de la competición.
Scottie Scheffler sigue siendo el claro favorito dondequiera que vaya, ya ha ganado seis veces en los mejores campos del golf, incluidos el Masters y The Players Championship. La brecha entre Scheffler y el resto del ranking mundial es de un tamaño que no se veía desde los años de apogeo de Tiger Woods.
“Jugar para tu país siempre es muy emocionante. Especialmente creo que será muy especial hacerlo en el escenario olímpico”, dijo Scheffler. “También es una buena razón para fanfarronear ante la gente que dice que el golf no es un deporte. Puedo decir que es un deporte olímpico”.
Korda es, más bien, un misterio.
La estadounidense, que tendrá 26 años cuando comience la competencia femenina, fue imbatible en marzo y abril, ya que empató un récord de la LPGA con cinco victorias consecutivas, incluido su segundo major en el Campeonato Chevron.
Pero en el Abierto Femenino de Estados Unidos necesitó 10 golpes en un hoyo, y tras firmar tarjeta de 80 no pasó el corte. Tampoco lo logró en Michigan, y tras sumar 81 en el Campeonato Femenino de la PGA KPMG repitió la falla pero ahora un major.
El efecto LIV Golf ha impactado en los resultados del deporte. Siete jugadores de la liga financiada por Arabia Saudita estarán en los Juegos Olímpicos. La lista comienza con Jon Rahm, dos veces ganador de Grand Slam que desertó a la LIV a finales del año pasado. Su clasificación mundial era lo suficientemente alta como para no afectar su posición olímpica.
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No se puede decir lo mismo de DeChambeau, quien este año empató en el sexto lugar en el Masters, fue finalista detrás de Schauffele en el Campeonato de la PGA y venció a McIlroy en el Abierto de Estados Unidos. Debido a que los majors son los únicos eventos en los que puede acumular puntos para el ranking mundial, lo dejó fuera de los cuatro mejores estadounidenses que pueden jugar.
La clasificación olímpica se basa en la clasificación mundial, y los países tienen un máximo de cuatro jugadores siempre que estén entre los 15 mejores del mundo.
El chileno Joaquín Niemann y el mexicano Abraham Ancer estuvieron entre los que jugaron donde pudieron, principalmente en el Tour Asiático, para obtener puntos de clasificación. Ancer estará de regreso apenas por poco para sus segundos Juegos Olímpicos.
Jugarán por su bandera, sí, pero también por sí mismos y por una medalla. En ese sentido, es como cualquier otro torneo, excepto que se realiza una vez cada cuatro años. Eso lo hace especial, ya sea que un jugador haya ganado un major o no.