Soy Hugo L. Camey Castellanos, de San José del Golfo. Inicié mi carrera política en el año 2015, a los 18 años, integrando la junta directiva de un comité cívico. Posteriormente, continué como presidente de un Cocode en mi comunidad por dos períodos, el cual fue un espacio para hacer contrapesos en el Comude. En el proceso electoral de 2019, fui electo concejal titular, y reelecto en 2023 con Movimiento Semilla. Soy auditor, con una maestría en Estándares Internacionales con enfoque en Cumplimiento Fiscal y Empresarial, entre otros estudios de Finanzas Municipales y Medio Ambiente y Recursos Naturales.
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A lo largo de la historia, Guatemala ha sido el escenario de diversos experimentos políticos. Actualmente, se observa un panorama combinado entre activismo ciudadano, partidos políticos y movimientos sociales, pero lo más importante es la creciente participación de la juventud en la política.
Las juventudes nos enfrentamos a grandes desafíos, considerando que para la mayoría la política es percibida como un espacio de desempeño corrupto, cuando en realidad es una ciencia mediante la cual se pueden lograr grandes cambios para un país. Debemos olvidar los mitos y enfrentar la realidad: «los corruptos son los viejos políticos».
La persistencia de la corrupción y la falta de transparencia en la toma de decisiones y en la gestión del aparato estatal disminuye el involucramiento en la participación ciudadana, teniendo un impacto más significativo en el grupo etario joven. Todo esto ha generado desconfianza y ha motivado a la población a buscar alternativas de organización, siendo la mayoría de estas, reclamos de rendición de cuentas y transparencia en los procesos de gran trascendencia.
Un mal siempre trae consigo un bien. Hoy en día, tenemos una gran participación joven en la dinámica política, no necesariamente para ejercer o desempeñar un cargo público o de elección, sino para fiscalizar y generar opinión. Las juventudes ocupan lo que está a su alcance; estamos haciendo uso de las redes sociales como la principal herramienta de incidencia.
Aunque podemos reconocer avances, persisten desafíos significativos en términos de inclusión y representación política. Las mujeres y los pueblos indígenas, siendo mayoritarios en el país, así como las minorías, siguen enfrentando barreras para acceder al poder político y participar plenamente en la toma de decisiones. Nuestra generación no puede seguir siendo espectadora. Nos corresponde asumir un papel activo en el presente y trabajar incansablemente para forjar el camino del futuro. Ya no podemos esperar pasivamente a que llegue nuestro momento; debemos actuar ahora. Tenemos la energía, la pasión y la creatividad necesarias para impulsar el cambio y enfrentar los problemas que enfrenta nuestra sociedad.
La participación política en Guatemala es un proceso dinámico y complejo que involucra una variedad de actores y desafíos. Si bien se han logrado avances en términos de activismo ciudadano y participación juvenil, aún quedan pendientes importantes reformas para fortalecer la democracia y garantizar una mayor participación de los jóvenes y su representación en el ámbito político.