Esta semana, el Consorcio por el Fortalecimiento Democrático integrado por la Asociación Política Caminemos, el Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP); la Fundación Esquipulas, y la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), ofreció una conferencia de prensa sobre sus propuestas para reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos.*
No ahondaré en temáticas específicas como el empadronamiento automático, o la necesidad de darle rigidez a las candidaturas; tampoco redundaré en que la motivación del voto está cada vez más cuesta arriba y que casi llegamos a la conclusión que éste debería de ser obligatorio. No lo haré porque esos temas los abordé la semana pasada. Hoy, y como seguimiento a ese mismo tema, deseo ser enfático en la necesidad de promover la participación.
Los ciudadanos deben participar en todo sentido y en todo ámbito. Pero, para lograr que esa participación sea frutífera se requiere de otros cambios esenciales. Por ejemplo, en la elección de gobernadores, la intervención ciudadana -tan amplia- pudo haber sido un experimento exitoso, si entre los representantes de la Sociedad Civil en los Consejos de Desarrollo Departamental y Municipal (Codede y Comude), se hubieran dado cambios. Al no propiciarse esos relevos, no hay oportunidad de una nueva -y más- participación ciudadana en las organizaciones.
Necesitamos esa participación para luchar contra la corrupción, un flagelo al cual nos acostumbramos al grado de verlo como “normal”. Ningún tipo de corrupción, por mínimo que sea, debe granjear nuestra indulgencia. Este fenómeno se da tanto en el Estado como en el ámbito privado. Se incurre en corrupción cuando alguien “hace cola” por nosotros y reconocemos ese favor a través de una especie de “propina” al estilo de los restaurantes, donde los empleadores se esconden bajo esa figura para no pagar el salario mínimo ¡Eso también es corrupción!
Necesitamos obras y servicios, y en nuestro afán de buscar soluciones terminamos no poniendo atención a los costos porque ha sido tanta la espera que eso ya no importa. He tenido la oportunidad de demostrar cuánto costó determinado puente y cuánto realmente debió haber costado y paradójicamente la respuesta es “por lo menos este gobierno hizo el puente, porque los anteriores ni aumentándole el precio lo terminaron”.
Otra clásica respuesta es “… este alcalde, aunque robe con el fertilizante o con las bolsas de víveres, por lo menos nos da algo, los demás robaron y nada logramos». Los hospitales nacionales aducen no tener medicamentos y obligan a los pacientes a comprar en las calles las medicinas que fueron robadas de las bodegas hospitalarias. Como éstos, hay decenas de ejemplos, porque aprendimos a ver “normal” algo que desde ningún punto de vista debe ser así.
NO SE VALE que los actos de corrupción estén frente a nosotros y callemos. Reconozco que el miedo a la venganza muchas veces nos doblega, sin embargo también debe darnos miedo ver que cada día el país se encamina a más pobreza. Debe darnos miedo ese riesgo que toman nuestros amigos y familiares al buscar oportunidades en otro país, simplemente porque aquí no las hay, debido a la corrupción. Es por eso que si no apoyamos al actual gobierno denunciando actos de corrupción, cada día tendremos menos amigos y menos familiares cerca, todos se marcharán a un país en donde reciban malos tratos, aunque ganen un mejor salario.
YA ES HORA de adoptar una actitud de apoyo al gobierno de turno, de ser caja de resonancia en temas que quiere emprender y hacer bien. Ese apoyo no debe ser solamente moral, debe ser participativo. En el Congreso de la República se han dado muchos cambios, tristemente no todos para bien. Sin embargo, celebro que haya diputados que usan sus redes sociales para informar sobre su trabajo de fiscalización; seguramente esos congresistas (en especial un par de diputadas), sin importar el partido al que pertenezcan, tienen el apoyo ciudadano. Celebro también que el gobierno tome medidas ejemplares ante acciones de corruptela denunciadas por ciudadanos y algunos medios de prensa. ¡Esa es la participación que necesita Guatemala! Sólo así resurgirán más y nuevas oportunidades.
*La semana pasada por error se consignó que el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) pertenecía a este Consorcio. Disculpas por el error involuntario.