Adrian Zapata

zapata.guatemala@gmail.com

Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

post author

La semana pasada cuatro organizaciones campesinas integradas por población cuya vida estuvo vinculada al Conflicto Armado Interno emitieron un comunicado donde apoyan el Acuerdo Agrario recientemente firmado por el gobierno de Bernardo Arévalo y cuatro organizaciones campesinas (CUC, CCDA, UVOC y NUEVO DÍA), relativo a cinco temas sustanciales que interesan a la población rural y al país en general. En dicho acuerdo, el Ejecutivo se compromete a realizar determinadas acciones durante los primeros cien días de su mandato.

La relevancia de ese comunicado está dada, fundamentalmente, por los siguientes elementos.

En primer lugar, es un respaldo al Presidente Arévalo en su reiterada posición política de impulsar el diálogo para resolver los problemas del país, los cuales son de diferente naturaleza. Algunos están relacionados con situaciones concretas, usualmente coyunturales, que pueden manifestarse de diferentes formas, sea en conflictos que se expresen de manera abiertamente confrontativa o en proceso de llegar al tal extremo. Atender estas manifestaciones es fundamental para mantener la estabilidad y gobernabilidad del país. Pero hay otros problemas que no son coyunturales y que usualmente se refieren a condiciones estructurales históricamente irresueltas, que son raíces de la desigualdad, la pobreza y la exclusión. Respecto a ellos, las posiciones de los diferentes sectores de la población son profundamente diferentes, de acuerdo con los intereses que en ellas se expresen, en términos de mantener el etatus quo o de transformarlo. Pero aún así, el diálogo sigue siendo el instrumento principal para abordarlos.

En segundo lugar, los excombatientes, retornados y desplazados reivindican los Acuerdos de Paz, particularmente el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, los cuales, dicen, son fruto de la lucha revolucionaria que ellos impulsaron y que finalizó con la firma de la paz en 1996.

En tercer lugar, afirman que el contenido de este Acuerdo Agrario “ … debe ser un marco inicial que permita al movimiento campesino fortalecerse y unirse cada vez más para ser un actor nacional que continúe luchando por los derechos de los campesinos y, en general, de todos los pobres y excluidos que siguen siendo la mayoría de la población”.

Finalizan su comunicado diciendo que “Los retornados, desplazados, comunidades de población en resistencia y excombatientes estamos presentes en la lucha porque se cumpla el Acuerdo Agrario y que este sea el inicio de un proceso de transformación agraria y de alcanzar el desarrollo rural integral de Guatemala”.

Las cuatro organizaciones que firman este documento son: 1) Comunidad retornada, Cooperativa Nuevo Amanecer; 2) Cooperativa Nuevo Horizonte; 3) Comunidades de Población en Resistencia, caserío Salvador Fajardo; y 4) Asociación Civil Las Tecas -TILATZE-.

En términos cuantitativos, es decir por la cantidad de campesinos que las integran, estas organizaciones no son altamente significativas.  Pero, cualitativamente, representan la opinión de los campesinos que participaron en la guerra, de diferentes maneras.  Por consiguiente, su respaldo al diálogo para abordar y resolver los problemas nacionales es una contribución para legitimarlo como instrumento propio de las democracias.

Artículo anteriorEE. UU. entre la guerra en Ucrania y la migración
Artículo siguienteLey de Competencia: ¿Cuáles son los modelos a seguir? (Parte 2)