Un día por la mañana decides darle un rumbo saludable a tu vida, vas al supermercado y compras lo esencial para construir una dieta balanceada, poco a poco dedicas más tiempo a la actividad física y en esa medida logras adoptar un nuevo estilo de vida. Sin embargo, luego de varios años y por factores ajenos a tu voluntad, te ves en la necesidad de ponerle un alto a las dietas y ejercicio. ¡Cuidado!, estás en riesgo de sufrir el efecto rebote.
Nerea Gil Fernández, especialista en endocrinología y nutrición en Bilbao, España, explica en su canal de salud que el efecto rebote surge de una respuesta del cuerpo cuando se abandona una dieta demasiado rigurosa, generalmente las que son excesivamente bajas en calorías, disociadas, hiperproteicas.
“Todas aquellas consideradas “milagro”, que prometen un adelgazamiento rápido, terminan en una recuperación aún más veloz del peso perdido. ¿Qué efectos tiene esto? No solo se vuelve a ganar todo lo perdido, sino que se suelen coger más kilos y, además, aumenta el porcentaje de grasa”, puntualizó.
APARICIÓN DEL EFECTO REBOTE
De acuerdo, con Fernández cuando una persona pierde kilos rápidamente lo que consigue es bajar un poco de grasa, pero fundamentalmente pierde músculo y agua.
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“Cuando la persona abandona las restricciones alimentarias, el cuerpo tenderá a recuperar su equilibrio acumulando grasa. Y es cuando el efecto rebote hace aparición”, aborda.
El círculo vicioso se forma cuando una persona tiene una dieta estricta, pierde poca grasa, mucho músculo y agua, tiene un aumento del déficit nutricional, esto provoca que la persona entre en un cuadro de ansiedad, estrés, fatiga y hambre, lo que hace que abandone la dieta. Durante el tiempo de inactividad el cuerpo recupera grasas, y como consecuencia la persona engorda aún más.
¿SE PUEDE EVITAR?
Ante esta pregunta, Fernández argumenta que sí se puede evitar, si se cambian los hábitos de alimentación a largo plazo y se aprende a comer de forma sana y equilibrada.
“¿Esto significa que hay que estar a régimen toda la vida? Sí y no. No se trata de restringir el consumo de calorías para siempre, sino que habrá que hacerlo durante un tiempo determinado. Una vez alcanzado el peso objetivo, se deben mantener los hábitos para no volver a engordar. Si se produce el efecto rebote, la solución es regresar de nuevo a una dieta equilibrada, pero reduciendo moderadamente la ingesta de calorías”, considera.
LOS FACTORES A TENER EN CUENTA EN UNA DIETA
A la hora de seguir un régimen alimenticio influyen múltiples factores que es importante que tomes en cuenta:
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Un hombre, por norma general, tiene un metabolismo basal mayor, es decir, su cuerpo en reposo quema más calorías que el de una mujer.
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También se debe tener en cuenta el ejercicio físico para poder calcular así el gasto calórico total y hacer una restricción adecuada.
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En cuanto al aporte de otros nutrientes, durante el embarazo, la lactancia y la menopausia hay que asegurar una ingesta suficiente de calcio y hierro, entre otros, dice la nutrióloga.
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El consumo excesivo de carbohidratos produce subidas y caídas bruscas de la glucosa y, por tanto, sensación de hambre poco después de haber comido.
Finalmente, advierte que es fundamental que una dieta se haga bajo supervisión médica, porque no se trata solo de perder peso, sino de ganar salud. “Es importante valorar la situación personal y las enfermedades de cada paciente y saber elegir aquellos alimentos que puedan aportar más saciedad con menos calorías. En consulta, se ofrecen consejos nutricionales según un patrón de dieta mediterránea y las características de cada persona”, concluye.
Cuéntanos: ¿Cómo organizas tu régimen alimenticio?