Por: Carlos López
Estudiantas, gobernantas,
embaucadoras, farsantas:
si la actual lengua española
les provoca rubeola
y sufren, son infelices,
se tuercen como lombrices
cuando oyen que ano no tiene
en Ana igualdad, y pene
no es masculino de pena,
no se apenen, no es condena.
Ya su insantidad el papo
y su RAEleza el capo
decretaron que no peca
quien en el idioma trueca
descoques, obscenidades.
Sigan con sus liviandades,
que el demonio se las crea:
a escondidas tararea
que no tiene el día dío,
ni el sapo sapa, qué hastío.
No hay hormigos ni jaguaras,
vacos, toras, ejemplaras,
la gramática no tiene
sexo, género; conviene
por elemental sentido
común no andar tan perdido.
¿Con pervertir el lenguaje
desquitarán su coraje?
La lucha está en otros lados,
no hay que ser tan despistados.
En el trono se las truenan
gacho, con sorna envenenan;
su hueca cabeza alocada
siempre está adormilada.
Con sus especulaciones
trafican aberraciones.
Qué desolación tan grande
oír que alguien una e blande
como defensa suprema
de su incompetencia extrema.