El MP a través de la Fiscalía contra el delito de Femicidio continuó con las declaraciones de testigos. Foto La Hora

El Ministerio Público (MP) a través de la Fiscalía contra el delito de Femicidio continuó con las declaraciones de testigos; este jueves 22 de septiembre se conocieron dos relatos para esclarecer el femicidio de Luz María del Rocío López Morales, asesinada supuestamente a manos de su esposo Jorge Rafael Zea Mejía, según la tesis del ente investigador.

Uno de los testigos narró sobre el control que Zea ejercía sobre la víctima por las constantes llamadas. Asimismo declaró que Luz María era muy alejada de todos “por los celos de Zea”.

 

TESTIGO SEÑALA QUE EL ESPOSO ERA MUY CELOSO

Ángel Armando Rodríguez fue el primer testigo que declaró este jueves ante el Tribunal Segundo de Feminicidios. El mismo se identificó como Técnico en Investigaciones Criminalísticas I.

Rodríguez laboró junto a Luz María en el Modelo de Atención Integral para la Niñez y Adolescencia (MAINA) del MP; durante la declaración describió el comportamiento de la víctima dentro de la institución. “Era muy responsable”, aseguró.

“Nosotros almorzábamos todos juntos (trabajadores), pero ella no. Siempre fue muy alejada de todos”, dijo el testigo, esta misma narrativa se ha podido escuchar en al menos tres testigos que ya declararon.

Ángel Armando Rodríguez fue el primer testigo que declaró este jueves ante el Tribunal Segundo de Feminicidios. Foto La Hora

Además, Rodríguez señaló sobre las llamadas recurrentes que Luz María recibía por parte de su esposo durante el día. “Se notaba que era una molestia o discusión cuando la llamaba”, detalló. Apuntó a que el motivo por el cual la víctima no comía con todos era “por los celos de Zea”.

Según el testigo su relación interpersonal con los hombres de la institución era diferente: “su actitud era de timidez, bajaba la mirada, realmente nunca tuvo una relación estrecha con nosotros” recordó el declarante, asimismo, relató sobre un encuentro con Luz María en donde Rodríguez le preguntó “¿qué le sucedió en la mano?” y ella contestó “¿alguien más lo va a notar?”.

Ese día Luz María se presentó con un vendaje a su trabajo; sin embargo, no lo usó para evitar cuestionamientos, según Rodríguez. En un reportaje de La Hora, Ada Morales, madre de la víctima, contó que su hija le dijo. “Ya no puedo vivir con Jorge, es muy celoso, él fue quien me quebró la mano”.

 

MP DETALLA PERITAJE

Karla Verónica Sicay, técnico en investigación del MP, declaró con base al peritaje realizado en la casa de la pareja. Según la tesis del ente investigador Luz María murió por asfixia, luego su cuerpo fue quemado y por último abandonado en un tragante de la zona 2.

La investigadora del MP explicó ante el Tribunal que durante el peritaje de ahumamiento se detectaron residuos y manchas a consecuencia del fuego en el patio de la pareja. “Había en el piso y en una pared con barrotes”, señaló la experta.

También apuntó a residuos de sangre en una pared del jardín, presunto lugar en donde Zea quemó el cuerpo de Luz María. El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) determinó un 80% de quemaduras en la víctima.

Karla Verónica Sicay, técnico en investigación del MP, declaró con base al peritaje realizado en la casa de la pareja. Foto La Hora
EL CASO

Han transcurrido más de un año y siete meses desde la última vez que fue vista con vida. El principal sospechoso del crimen es su esposo, Jorge Rafael Zea, según las pesquisas del MP y los hechos que se han presentado en el actual juicio.

El cuerpo de Luz María fue encontrado sin vida el 22 de enero de 2021 en una alcantarilla en la avenida Simeón Cañas, zona 2 capitalina; Zea fue detenido un día después del hallazgo como el presunto responsable.

El juicio en su contra empezó un año y seis meses después de ser perpetrado el crimen que impactó a la opinión pública.

 

Diego España
Escribo sobre política, justicia y sectores vulnerables. Comprometido con la memoria histórica y en informar verazmente. Considero que las disidencias nos hacen ver y cuestionar la realidad haciéndonos más humanos.
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