La niñez también ha sido golpeada por las consecuencias directas o indirectas del COVID-19. Foto La Hora/AFP

Un artículo publicado por la revista científica Nature señala que más de 10 millones de niños en todo el mundo tienen un padre o encargado que murió a causa de COVID-19. Los resultados reflejan un aumento dramático en comparación a las estimaciones anteriores.

India, Indonesia y Egipto fueron los países más afectados; otras regiones de África y el sureste de Asia también se vieron gravemente golpeadas en este aspecto.

El informe, publicado el 6 de septiembre en JAMA Pediatrics, es la tercera actualización del número de niños huérfanos a causa de la pandemia.

LAS ESTIMACIONES DE ESTUDIOS ANTERIORES

Estudios anteriores estimaron que alrededor de 1,5 millones de niños menores de 18 años habían perdido a un cuidador principal o secundario durante los primeros 14 meses de la pandemia.

No obstante, ahora un año después, las estimaciones son de una magnitud mucho mayor, agrega la coautora Susan Hillis, epidemióloga de la Universidad de Oxford, Reino Unido.

Este número se suma a los 140 millones de niños que ya eran huérfanos antes de la pandemia, señala.

 

Para sus estimaciones, los autores tomaron en cuenta el exceso de datos de muertes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud en Seattle, Washington, The Economist y las tasas de fertilidad, lo que les dio una idea de cuántos niños se vieron afectados por cada muerte en un país determinado.

De ese modo, “el exceso de muertes es la diferencia entre las muertes anticipadas y observadas en un período determinado, en este caso del 1 de enero de 2020 al 1 de mayo de 2022”.

PERDER UN PADRE PUEDE TENER CONSECUENCIAS PARA TODA LA VIDA

El modelo sugiere que 7,5 millones de niños perdieron a uno o ambos padres, mientras que 10,5 millones de niños perdieron a sus padres o cuidadores. Hillis menciona que las estimaciones de niños huérfanos aumentaron a medida que se dispuso de más pruebas de COVID-19 y que más países de ingresos bajos y medios informaron datos durante la pandemia.

La publicación refiere que “perder a un padre o cuidador puede tener consecuencias para toda la vida en los niños; además de su dolor traumático por la pérdida, los niños huérfanos tienen más probabilidades de experimentar problemas de salud mental, abuso y enfermedades crónicas”.

El mundo ha congeniado con el COVID-19 por más de dos años. Foto La Hora/AFP

AUTORIDADES PUEDEN MARCAR LA DIFERENCIA SI ACTÚAN A TIEMPO

A pesar de la situación desgarradora, Hillis menciona que los gobiernos y las comunidades pueden marcar la diferencia si actúan a tiempo. Por ello, insta a las personas a que controlen a los niños que conocen que perdieron a un padre y a las familias con menores.

Agrega que décadas de investigación sobre niños cuyos padres murieron de SIDA muestran que tres «aceleradores» son la base para ayudarlos a recuperarse: apoyo educativo, asistencia económica y asistencia para el padre o cuidador restante.

Según el artículo, hasta ahora, solo Estados Unidos y Perú se han comprometido a apoyar a los niños huérfanos a causa de COVID-19, pero Hillis está trabajando para llamar la atención de más legisladores de todo el mundo sobre la investigación.

 

 

Artículo anteriorNicaragua prohíbe populares procesiones católicas
Artículo siguienteÁlvarez vence a Golovkin por decisión en fin de trilogía