Un acuerdo realizado por el Colegio de Psicólogos de Guatemala con el gobierno en 1990 estableció el 23 de julio como el Día del Psicólogo, con el fin de reconocer y mostrar respeto hacía estos profesionales que se entregan al servicio de los demás.
Rocío y Lucía, dos jóvenes profesionales, platicaron con LH Nosotras sobre su trayectoria en la psicología clínica, la cual comenzó con esta profesión encontrándose con ellas en el camino de la vida.
CAMBIO DE CARRERA
Estudiar psicología para ambas no surgió como la primera carrera a la que ingresaron en sus estudios superiores, sin embargo, la espinita de la ciencia social siempre estuvo en ellas, y fue así como se encontraron para quedarse juntas.
Al salir del colegio Rocío realizó un examen vocacional, su resultado más alto fue psicología, a pesar de ello comenzó a estudiar administración de empresas, no obstante, se dio cuenta que no era la suyo y se cambió a hacía psicología.
“Yo desde que estaba en diversificado tenía esa noción de que me llamaba mucho la atención estudiar el funcionamiento de la mente, la conducta del ser humano, cómo apoyar a las personas y los diferentes trastornos que existen”, explica Rocío.
Para Lucía el camino no fue tan diferente. Comenzó estudiando medicina, pero al poco tiempo se dio cuenta que lo que le llamaba la atención era la psicología, así que cambió de carrera.
“En tercer año entré al área clínica y fue entonces cuando yo me enamoré de la carrera, ya estando dentro de ella”, asegura Lucía.
IMPULSOS DESDE LA EXPERIENCIA
Para ambas psicólogas vivir desde la experiencia su profesión ha sido uno de los hitos que más las han marcado. Rocío realizó prácticas con un niño con autismo leve, y eso fue un gran impulso para que se decantara por estudiar psicología clínica ya que era algo que la “complementaba”.
Por su parte, para Lucía el último año fue un momento clave: “Mi tesis la hice sobre la enfermedad de mi abuela, y comprender que hay otras personas que viven en situaciones similares a las nuestras y salir de nuestra burbuja para aprender y conocer me ha enriquecido”.
EMPATÍA
A pesar de que están iniciando, las psicólogas ya tienen claro que la capacidad más grande que les ha dejado esta profesión es la empatía, para poner a la otra persona enfrente, tener el contacto y comprender realmente lo que está sucediendo y acciones.
“Me dio una visión más amplia de lo que es la vida, y me sacó del cuadro en el que vivía para ver más allá de mis privilegios”, explica Rocío, de la misma forma ve el impacto en su vida Lucía ejerciendo la carrera, porque le ha hecho notar que es importante saber llevar un proceso propio, que acompañar es importante, pero trabajar en uno mismo es lo primero.
“La Salud Mental es más que un trastorno o depresión, es nuestra manera de sentir, pensar y de actuar”, añade.
ADAGIO Y EL ARTE DE EMPRENDER
En mayo del presente año las dos jóvenes decidieron emprender y abrir su propia clínica llamada: Adagio, un espacio con mucho significado para ellas, que habla sobre el tiempo: “despacio, todo a su tiempo”; esto se relaciona con el proceso que cada uno lleva en la vida.
“Todos tenemos un proceso, todos tenemos un tiempo y no tenemos que compararlo con los de otras personas y es algo que pasa mucho en nuestra sociedad (…) recién estamos empezando y ha sido un proceso de bastante aprendizaje porque nos ha tocado emprender y aprender, inclusive sobre administración, marketing digital, entre otras cosas, pero es una experiencia enriquecedora”, asegura Rocío.
Adagio no solo nace de la necesidad de emprender para poder ejercer, también de la complementación que tienen Rocío y Lucía, dos amigas que sin buscarlo se encontraron en una carrera tras salirse de otra y decidieron tomar nuevos retos, con una idea para crear su magia.
Adagio es una clínica para atender a pacientes, pero también por medio de sus páginas digitales buscan aportar con la psicoeducación para que la gente comprenda que la psicología va más allá de “la locura”.
En un futuro esperan lograr que Adagio tenga un enfoque social, llegar a grupos vulnerables por medio de talleres y charlas con el fin de apoyar a la Salud Mental de las personas, cuidadores primarios, asociaciones, hospitales del país. Así como abrir las puertas de su propia oficina y seguir creciendo en sus plataformas digitales.
Para contactarlas puedes seguir sus páginas:
“En nuestra clínica tenemos los valores de empatía, respeto, paciencia, solidaridad, expresión y confianza porque creemos que son valores que describen a un psicólogo, que se aplica todos los días y con nuestros pacientes”, señala Rocío.
ESTIGMATIZACIÓN EN GT
Las dos psicólogas clínicas afirman que en Guatemala existen muchos prejuicios y estigmatización sobre la salud mental, muchos de ellos se deben a que no se comprende realmente lo que se quiere decir cuando se habla de este término.
“Nuestra cultura no nos enseña a expresarnos y entonces hay muy poco porcentaje de personas que piden apoyo, y no nos permite ver que tenemos que ir educando para poder enseñarles”, afirma Lucía.
Rocío y Lucía son dos jóvenes que hablan con mucha pasión sobre su carrera; para ellas ejercer la psicología clínica se ha convertido en un sueño hecho realidad, compartir sus conocimientos y apoyar a quienes lo necesitan hace que se sientan felices.
Lucía afirma que “el ser psicólogo va más allá de ser solo una persona, es comprender a otra, ponerse en el lugar de la otra, entender y además de una profesión es tener una vocación”.
Y por eso Rocío se apoya en la frase de Viktor Frankl para hablar sobre su profesión: “He encontrado el significado de mi vida ayudando a los demás a encontrar sus vidas”, lo que resumen para ella ser una psicóloga.
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