Por Alberto Bravo
Madrid,
Agencia dpa

Pocas veces 13 minutos dieron para tanto. El Real Madrid empató 1-1 ayer ante el Atlético en la ida de la Supercopa de España en un encuentro revolucionado en los instantes finales por Di María. El argentino fue suplente y cuando entró en el campo el Santiago Bernabéu estalló en una clamorosa ovación. Dejó claro que no quiere que se vaya.

Pasan los días y el argentino sigue en el Real Madrid. No era lo esperado hace un mes, cuando se daba por segura su salida en busca de mayor reconocimiento y dinero. Es lo que le ofrecía el Paris Saint-Germain, pero el club francés renunció públicamente a su fichaje al exceder el «fair-play» financiero.

Los nuevos rumores apuntan al Manchester United, pero el Real Madrid no recibió todavía una oferta formal por un jugador al que valora en 75 millones de euros (cerca de 100 millones de dólares).

No es la situación deseada para ninguna de las partes. Primero, para el Real Madrid, que tiene a un futbolista descontento. Segundo, para el jugador, que se entrena y juega minutos en un club en el que está a disgusto. Y tercero, para Ancelotti, quien comienza a acusar la fatiga que le genera el conflicto.

Así lo evidenció el entrenador del Real Madrid tras el partido de la Supercopa de España, cuando a reiteradas preguntas de la prensa sobre Di María declaró: «Es un jugador del Real Madrid que utilizo como quiero y como pienso».

A la convulsión del caso se añadió un invitado inesperado como fue Simeone. Antes de hablar Ancelotti, el técnico del Atlético puso su parte de pimienta al asegurar sobre su compatriota: «Es el mejor jugador que tienen».

Ancelotti pareció molesto por la «intromisión» y respondió: «Diciendo eso ha olvidado al Balón de Oro (Cristiano Ronaldo), a (Gareth) Bale, que marcó el gol decisivo de la Copa de Europa…»

Muy criticado hasta no hace mucho por la hinchada del Real Madrid, Di María cambió radicalmente la opinión de la tribuna y ahora es uno de los grandes ídolos.

Quedó evidente con la ovación del estadio Santiago Bernabéu a Di María cuando entró en el campo y con sus aplausos en cada acción que emprendía con el balón. A ello asistió el presidente blanco, Florentino Pérez, desde el palco.

Di María se tomó esos 13 minutos con los que contó como una reivindicación. Cada vez que tomaba el balón, buscaba la jugada espectacular, la acción definitiva, un gol que le cargara de argumentos.

El vestuario del Real Madrid tampoco parece ser ajeno a la peculiar situación. «El Santiago Bernabéu emitió este martes su juicio sobre Ángel di María y no hay duda de que la afición del Real Madrid quiere que el argentino continúe en el equipo blanco esta temporada. También Cristiano y Ramos, dos pesos pesados del vestuario que así se lo han hecho saber a Florentino Pérez», aseguró hoy el diario «Marca».

Así es el extraño escenario que se dibuja hoy, con un futbolista que alteró el sistema nervioso del actual campeón de Europa. La paradoja es que no parece la atmósfera deseada por nadie: ni por club ni por jugador.

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