Claudia Virginia Samayoa

post author

Claudia Virginia Samayoa
Cartas de una Lechuza
@tucurclaux

Recuerdan al Señor Juez.   Sí, ese juez quien durante la imputación del caso de La Línea contra Otto y Roxana le enseñó a la sociedad guatemalteca cómo se realiza el análisis de un caso y cuál es la diferencia entre un indicio y una prueba en un caso de alto impacto.   Un abogado de oriente que adquirió el mote de “El Señor Juez” porque la sociedad le reconoció su caballerosidad y propiedad para hablar y decidir.

Los que damos seguimiento o llevamos casos ante el sistema de justicia, apreciamos la honorabilidad del juzgador. Su independencia, en aquellos momentos, era apreciada a la luz de la integridad de la Señora Jueza Jazmín Barrios quien respondió a una granada tirada a su casa con su presencia decidida en tribunales y una decisión en derecho contra los asesinos de Gerardi.  Más adelante, Erika Aifán volvió a recordarnos lo que significa ser una jueza independiente a pesar de años de soportar desprestigio, amenazas y criminalización.

El Señor Juez Miguel Ángel Gálvez demostró su independencia, nuevamente, en la fase de acusación en contra de militares y policías del caso Diario Militar la semana pasada.  La independencia se demostró no por su resolución sino por su decisión de resolver en derecho a pesar de las amenazas que recibía desde el inicio del caso.

El descaro fueron las amenazas emitidas por el presidente de una fundación muy conocida quien se atrevió a indicar que, ante la incapacidad de los abogados de parar la resolución, él se ‘encargaría’.   La amenaza contra un juez como acto de venganza por una decisión judicial se ve concretada por la presentación de una querella en contra del Señor Juez el día miércoles.

Una amenaza pública contra un juez no es un incidente más.  El Twitter es el equivalente a que la persona grite, en medio de la plaza llena de personas, sus intenciones.  El otro elemento para analizar es preguntarnos quién grita y, en este caso, no es Perico de los Palotes, sino que alguien conocido por instrumentalizar el sistema de justicia y a quien los operadores de justicia le temen por el poder que ejerce sobre sus autoridades.  En otras palabras, una amenaza pública creíble.

En cualquier país la amenaza contra un operador de justicia motivaría una investigación fiscal inmediata y el uso del sistema penal para detener o castigar la acción pública de un ciudadano una sanción clara e inhibitoria temporal de colocar denuncia contra operadores, en este caso.  Sin embargo, en Guatemala esto no ocurrirá; es más, no importa quién sea designado por el presidente como fiscal general, el horizonte augura al Señor Juez que deberá enfrentar otro caso de criminalización más.

Miguel Ángel Gálvez podrá enfrentar estos actos de venganza sólo si el apoyo ciudadano es claro.  Más allá, de muestras de apoyo directo lo que urge es movilización ciudadana masiva para exigir un cambio de fondo.  El movimiento campesino e indígena ha estado movilizándose en las últimas semanas haciendo ver cómo sus demandas sectoriales se articulan con la demanda general de una Asamblea Plurinacional Constituyente y el respaldo a los operadores de justicia.   Falta que los movimientos urbanos del país abandonen el temor y empiecen a movilizarse con claridad, decisión y constancia.

Por lo pronto, esta pluma apoya al Lic. Gálvez.  YO APOYO AL SEÑOR JUEZ.

Artículo anteriorHomenaje justo y merecido (I)
Artículo siguienteEntre gavilanes, pavos reales y zopilotes, Giammattei es el ave de mal agüero