Raul Molina
En tiempos de homenajes interesados y adulaciones a la tiranía, como el reconocimiento hecho por la Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM) al presidente del país, en que se agregó la burla de darle la condecoración “Manuel Colom Argueta”, quien fue precisamente gestor de la ANAM en sus tiempos como mejor alcalde de la ciudad capital en toda su historia, hay también homenajes sinceros, producto de la mente y el corazón de personas honestas y solidarias, como el que se hizo a mi hermano, Sergio Enrique Molina Mejía, anoche en La Cúpula. Para las familias Molina-Mejía y derivadas, particularmente la Molina-Castellanos, los méritos de Sergio estuvieron siempre presentes, más que en las esferas académica, científica y artística, en las que fueron igualmente destacados, se vivieron en familia, en condición de hijo, hermano, padre, abuelo, esposo y en grupos familiares y de amistades.
Nos ha complacido, sin embargo, que fuera del círculo familiar se haya hecho un recordatorio más amplio, reflejado en el artículo en Prensa Libre, en donde se dice, sencilla y calurosamente: “Reconocimiento para Sergio Molina…quien era un músico, escritor y pianista que caracterizó su vida en el amor a la música y a la química, es recordado por sus aportes en el arte y por motivar a las nuevas generaciones”. El acto realizado en el Teatro La Cúpula correspondió a ese sentir entre las y los participantes de querer reconocer la singularidad de Sergio. Un grupo de artistas, la mayoría del mundo de la música, aunque también de la danza y la declamación, fueron desfilando por el escenario para rendir homenaje con su arte y contar episodios importantes de sus relaciones con Sergio. Debido a la separación de muchos años con el más pequeño de hermanos y hermanas, intensificada por mi exilio y posterior residencia en otros países, mucha de la información recibida en esta especial noche resultó nueva y enriquecedora. Varios de sus arreglos musicales fueron interpretados durante la velada, como la sonata “Luna de Xelajú”, interpretada por el maestro Vinicio Quezada. En segundo artículo analizaré el contenido artístico del evento, que fue de muy alta calidad.
Sergio fue una de las más de 20 mil víctimas mortales del COVID-19, el número más alto de Centroamérica y el Caribe. En el reconocimiento a Sergio del día 12, contribuimos a destacar a ese segmento importante de la población que perdimos por la pandemia. Todas y todos coincidimos en que este evento fue el tipo de despedida que no pudimos darle a su muerte el 27 de marzo de 2021, porque la pandemia hizo imposible estar con él en su velorio y entierro, al igual que ocurría por todo el país. Anoche, hacer este homenaje ha significado el cierre del largo duelo que hemos tenido, para comenzar ahora, con esta fiesta de música, arte, amor y amistad, a celebrar lo que fue su vida. Al final, se pronunciaron palabras de agradecimiento por el evento, comenzando por Paula, su exesposa, en su condición de gestora y directora, las numerosas personas que contribuyeron a su éxito. La hija y los dos hijos de Sergio, y sus familiares y amistades, expresaron desde el corazón su admiración y cariño.
