Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más tarde o más pronto”.

Voltaire

La justicia en este nuestro cada día más macondiano país, se asemeja a las vendettas de inicios del siglo XX en Italia o Chicago, en el que moría el integrante de una de las familias, y se montaba toda una estructura para atacar a uno o más integrantes de la otra familia, así sucesivamente, un día sí y otro también morían integrantes de los bandos en conflicto.

La misma sensación me embarga, cuando leo constantemente que, lo que deberíamos considerar la aplicación de la justicia, se convierte en señalamientos de ajuste de cuentas por diversos casos que, como funcionarios les ha tocado conocer, situación por demás perturbante, porque al ciudadano común, le hace desconfiar con mucha razón de nuestro alicaído sistema de justicia, situación que, con el tiempo va a dar lugar a un necesario cambio o nos hundimos más.

Que en el país han existido en cualquier tiempo, numerosos tipos de estafadores, ladrones del erario (Corrupción) es un hecho desafortunadamente innegable, y que urge poner un hasta aquí, también lo es, el problema surge cuando en el mismo saco, se ha incluido tanto a gente públicamente cuestionable, con gente que no necesariamente lo es.

Una de las garantías, que nos trajo la actual Constitución, es la presunción de inocencia, que de un tiempo a esta parte se ha convertido, tanto judicial como mediáticamente, en presunción de culpabilidad, nuestro sistema por lo tanto está bastante retorcido.

A raíz de la caída de los Pérez-Baldetti, principiaron a sucederse hechos, en los que ingresaron a la cárcel, muchas personas que aún no han sido juzgadas, por los delitos por los que las redes sociales, y algunos medios de comunicación ya han condenado, así como fallecieron personas en situaciones discutibles, como Pavel Centeno y el doctor Jesús Oliva.

En esa época, se inician los llamados jueves de CICIG, que, en mi opinión, mediatizaron de tal forma la justicia, que se convirtió en un circo para que, debido la necesidad de justicia que tiene la población, se sintiera compensada, el gran problema de esta mediatización es el poco recorrido que tuvieron los casos presentados a la prensa, algunos antes que, a otras instancias, ¿Cuál fue la consecuencia de esta mediatización? Dividir aún más a la población, ya bastante dividida históricamente, lo peor fue que imaginariamente se dividió en buenos y malos, y esos términos son tan absolutos que no existen, no hay una sola persona inmaculadamente buena, todos tenemos claroscuros, por lo que, alimentar a una población, con demasiadas carencias económicas, sociales y de oportunidades, con bombas mediáticas lo único que hizo fue crear, y seguir creando figuras de malos malísimos que a la fecha no han sido condenados, y no se sabe si lo serán.

Derivado de esta situación, que a la distancia creo ver como una estrategia de mantener a la población encandilada, con casos de impacto mediático, mientras el crimen organizado penetraba cada vez más en todas las estructuras del estado, hasta encontrarnos como estamos hoy, la mordida el pago de favores y las plazas fantasmas, entre los que podemos llamar males menores se institucionalizaron, el narcotráfico y todo tipo de ignominia más agresiva, penetró de lleno en el país, hasta encontrarnos como nos encontramos hoy, con más corrupción y crimen organizado,  de la mano de extrema pobreza, y con menos posibilidades de salir del averno.

En forma parecida se está aplicando la justicia contra los operadores de los casos anteriores, y al igual que estos, la presunción de culpabilidad priva sobre la de inocencia, o sea todos son culpables, no porque lo diga un juez, porque lo dice la masa, al igual que los anteriores, alguien dirá: Pero ellos si eran culpables, como mujer de derecho no puedo ni he podido sumarme a estas afirmaciones, aún con sentencia, si esta no está firme, todos, absolutamente todos somos inocentes.

¿Cuál es la sensación que tenemos? Que nos encontramos ante vendettas particulares, en las que se utiliza al sistema de justicia, para cobrase facturas del te devuelvo lo que hiciste a los míos, hoy te lo hacemos a ti, como diría alguien: Y tu más.

Flaco favor le hacen al país en general, porque mientras esto sucede,  el crimen organizado se organiza aún más, el narcotráfico hace de las suyas en el interior, y en la capital, se vacían las arcas del estado en una danza de millones, y los  pobres somos más en todos los aspectos, educación paupérrima, se llega al hospital público a morir, no por los médicos, pero si por la falta de insumos e instrumentos, si queremos transitar una carretera tenemos que pagar y no al estado, a los concesionarios de la tierra de la que todos somos dueños.

Así las cosas, creo que no debemos ser parte del circo, debemos quedar fuera de él, tenemos nuestra propia lucha, sostener como primer paso a este país que se cae, y nosotros con él.

Tuiteando no ganamos nada, luchando fuera del mundo de las redes sí.

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