Jesús Alvizures
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Aún no se crea en lo que se dice, hay que decirlo porque si se calla se es cómplice en las componendas en política y economía de actualidad; haciendo la salvedad que la cadena corrupta se arrastra de tiempo atrás, de otras gestiones que han gobernado y han piñatizado los bienes del estado para  sacar de ello en consecuencia,  beneficio económico. Guatemala fue despojada de sus activos y  esto ha tenido nefasta alza de pobreza donde los frutos son para empresas extranjeras que explotan de diferente manera el territorio nacional y los moradores atropellados, los dirigentes de mineras y otros dándose el lujo de abusar al  no atender las demandas por el mal funcionamiento de las mismas. Se ha llegado a extremos increíbles, situaciones que hablan de miseria, pobreza y muerte, los hechos violentos se  han  extendido en todo el territorio nacional donde a diario aparecen cantidad de muertos ejecutados con saña encostalados o envueltos en sábanas tirados en  basureros o a la vera del camino. Guatemala está en manos de los bárbaros y las autoridades no pueden  controlar este flagelo donde se pierden vidas de ambos sexos.

Este derramamiento de sangre se da en todo el mundo y los gobiernos, entes policiales y ejército no operan de acuerdo a la ley de su país, registrada en la constitución política. Donde sí interviene un funcionario de un país de alto poder humanitario es acusado de injerencia extranjera. Solo veamos lo que pasó con la honorable Jueza Aifán y el apoyo al Estado de Derecho que del embajador estadounidense  William Popp recibió.

Hubo gritos condenando su valiosa y oportuna visita al tribunal de investigación. Pero esto viene del ramal desparramado de la corrupción que no respeta y quiere anular lo que a su paso obstruye. “Gabia de delincuentes de corbata y tacuche.” La ciudadanía guatemalteca cada día que pasa se hunde más en la fosa de la pobreza y el gobierno haciendo millonarias inversiones en eventos que están lejos de llenar lo que el pueblo anhela y necesita; en esta clase de inversión siempre está la mano peluda de la corrupción que después es señalada, pero ya el capital malversado desapareció y pocos son los que han pagado por sus mañosas maniobras; siempre buscan encubrimiento e impunidad cuando tienen el mando,  dejando cooptados a funcionarios de la ley. Caso Morales y ministro de Gobernación Degenhart que lo protegió y le despejó el camino  hasta que fue juramentado como miembro del Parlacén, acción que muchos ciudadanos quisieron evitar. Ahora se tiene un precedente donde el ex mandatario hondureño Juan Orlando Hernández aún habiendo sido juramentado en la trinchera del Parlacén fue extraditado a Estados Unidos. Es una vergüenza que en  estos últimos tiempos el que  llega al poder de la noche a la mañana aparece millonario; hablar de ello es un  desprestigio para el país, pero no se puede ocultar lo que ya ha traspasado nuestras fronteras y es del conocimiento internacional. Algunos funcionarios culpan a la prensa; pero ésta cumple con la función de informar al pueblo lo que en su seno está aconteciendo y es un acto antipatriótico el querer tenerlo todo a costa del hambre del pueblo; hay que buscar un punto de apoyo para erradicar el mal que destilan muchos seres de cerebro monetizado.

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