Marco Trejo
En las últimas semanas he escrito sobre el tema del incremento de accidentes en el territorio nacional, pero lo que me llama la atención son las estadísticas en el tema de percances provocados por pilotos irresponsables y que las mismas han aumentado en comparación con los datos que se registraron en el 2020. Estos números me han llevado a preguntarme: ¿Qué provoca esta situación?
Esta semana visité uno de los Centros de Evaluación de Conductores de Vehículos (CECOVE), que funciona en la Calzada La Paz, zona 5, al llegar me recibió una persona que muy amable me preguntó que necesitaba hacer y le dije que mi hija requiere su primera licencia, pero que no tenía tiempo para hacer el trámite.
Al principio me comentó que tengo que pagar Q700 por el derecho de hacer las pruebas, presentar el Documento de Identificación Personal (DPI) vigente, y hacer los exámenes práctico y teórico. Qué lo mejor era que mi hija se hiciera el examen en su carro, porque así se iba sentir más cómoda.
Después de varios minutos de ponerle excusas, para no hacer los exámenes, me empezó a decir que ella podía ver cómo me podía ayudar, pero que tenía que ver qué día le tocaba trabajar a una de las academias que están autorizadas, porque allí tenía un contacto que me podía extender los certificados, sin hacer las evaluaciones, pero que eso tenía un costo y que se debía pagar en efectivo Q1 mil 200.
En ese momento le dije que me parecía y le pregunté qué tenía que hacer, entonces me indicó que cuando podía llegar mi hija y le volví a mencionar que si me daba una fecha y una hora que no le iba a fallar. Así de fácil obtuve la respuesta que me hice al principio, la corrupción que priva en muchas esferas de nuestra sociedad, la cual se ha convertido en una cultura que pudre muchas cosas que se hacen en este país.
Entonces me hice la pregunta: ¿Cuántos muertos tenemos que ver para que nuestros gobernantes hagan algo?, es indiscutible que los funcionarios ven con menosprecio la vida y no les importe, que los índices de siniestralidad vial, se hayan disparado, lo cual ha provocado que los muertos, en accidentes de tránsito, se han convertido en la segunda causa de decesos en el país.
En cualquier otro país, los políticos si tienen conciencia de lo que es sentarse detrás de un timón y la responsabilidad que conlleva que los pilotos conozcan la Ley de Tránsito y sus reglamentos. No cabe duda de que en Guatemala eso no se aplica y los legisladores no tienen, la más mínima voluntad política, para legislar e imponer castigos ejemplares a los conductores infractores, quienes nos ponen en peligro todos los días.
En los primeros 15 días este año se han suscitado más de 283 accidentes viales que han dejado más de un centenar de muertos y las autoridades viales brillan por su ausencia, lo más que han hecho es imponer multas por Q5 mil a los transportistas, por no tener registrados los pilotos en la Dirección General de Transporte (DGT).
Sí a esto le agregamos que la Dirección General de Protección y Seguridad Vial (PROVIAL), no tiene una ley que les permita imponer multas, estamos en la calle de la amargura, pero lo que sino falta es el cheque mensual para estos funcionarios, quienes devengan sueldos, sin hacer nada en beneficio de la población.
Esta ineficiencia lo único que hace es que supongamos, que los funcionarios viales, llegan a estos puestos a recibir dinero bajo la mesa, porque no hay otra explicación que nos permitan tener las razones del porque no hacen nada, únicamente se limitan a ver las estadísticas, porque no tienen las calidades para contrarrestar esta situación.
Mientras sigan llegando funcionarios por favores políticos, no vamos a ver cambios y la corrupción va seguir a diestra y siniestra, lo que si vamos a seguir viendo son muertos, transportistas que hacen lo que les viene en gana en tema de tarifas, pilotos que viajan ebrios y cansados por hacer turnos dobles, razón por la que se quedan dormidos en la carretera, todo por obtener unos centavos extras que les permita llevar el sustento diario a sus hogares.