Inicio del cortejo procesional con la escultura de la Inmaculada Concepción. Fotografía: Douglas Ruiz, Huehuetenango, 21 de diciembre de 2017.

Douglas Aníbal Ruiz Álvarez
Escuela de Historia, USAC

Dedicado a Amparo Alonzo por transmitirme por completo su amor a nuestro Huehuetenango hermoso y querido.

Una de las conmemoraciones más solemnes y connotadas del Adviento guatemalteco es el culto y veneración a la Santísima Virgen María y su Inmaculada Concepción. En el presente artículo queremos dar a conocer el resurgimiento de esta devoción en la cabecera departamental de Huehuetenango como recuerdo de aquellos grandes días que nuestros antepasados vivieron en la “Antesala del Cielo”.

Algunos datos del culto a la Inmaculada Concepción en la época colonial

La cabecera de departamental y varios pueblos del actual departamento de Huehuetenango fueron administrados en forma eclesiástica por la orden de Nuestra Señora de La Merced, desde mediados del siglo XVI hasta el primer cuarto del siglo XIX. Los mercedarios tuvieron a su cargo la evangelización y administración de los sacramentos a la población indígena, mestiza y española de dicho territorio.

El origen de la devoción a la Inmaculada Concepción en esta región del país es sumamente antiguo. Su patrocinio se estableció desde la época colonial cuando se nombró a Concepción Huehuetenango como cabecera de curato en la jurisdicción del partido de Huehuetenango. Durante finales del siglo XVI se construyó un pequeño templo dedicado a la Purísima Concepción, pero no se tiene mayores detalles de su elaboración o daños sufridos por terremotos y desastres naturales.

Se tiene certeza de la fundación de una cofradía (formada por mestizos y españoles) dedicada al culto Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, la cual era la encargada de celebrar a la patrona del pueblo desde el siglo XVII.[1] Esta organización contribuía con una recaudación considerable en especie, principalmente de productos agrícolas y gallinas; además, de ser la encargada de pagar por las misas y procesión de dicha festividad.

Con el pasar del tiempo, esta cofradía fue transformada en hermandad, dato que pudo constatarse en la visita pastoral del arzobispo Pedro Pardo de Figueroa al pueblo de Huehuetenango en marzo de 1745.[1] Esta organización contribuyó con una recaudación anual de 224 tostones, misma que sirvió para la celebración de las actividades en honor a la Inmaculada Concepción.

Finales del siglo XIX e inicios del siglo XX

La declaración del dogma de la Inmaculada Concepción, en 1854, contribuyó a aumentar el entusiasmo de la población huehueteca para celebrar a su patrona. Esta situación inspiró la construcción de un nuevo templo dedicado a Nuestra Señora, tarea que tuvo a bien dirigir el presbítero Juan Bautista de Teherán. En 1867 se inició la edificación del recinto religioso, el cual fue estrenado con toda pompa el 8 de diciembre de 1874, siendo párroco el muy recordado Manuel Vicente Castañeda.

De ese memorable día presentamos algunos momentos:

“La villa no se vio mas concurrida ni tampoco más alegre y aquella

muchedumbre endomingada y jubilosa, aguardaba con impaciencia

desde los primeros albores de la mañana, a que las grandes puertas

del templo fuesen abiertas, para precipitarse por ellas como una

marea que a continuación desbordaría en el interior de los mares”.[2]

 

El nuevo templo se convirtió en un referente arquitectónico de la población huehueteca, pero eso no impidió estuviera libre de daños. En abril de 1902, la iglesia no soportó los embates del terremoto de San Perfecto. A pesar de ello, la escultura colonial de Nuestra Señora de la Concepción no sufrió mayores daños.[3] El recinto fue reconstruido y reabierto en la década de 1910 para la continuación del culto a la patrona de la localidad.

[1] “Visitas pastorales”, AHAG, Fondo Diocesano, Tomo XI, folio 152. Aunque en otro documento del AHAG dicha hermandad se le consideró nuevamente como cofradía durante el último cuarto del siglo XVIII.

[2] Horacio Castillo Galindo La Catedral. Guatemala: Editorial Municipal de Guatemala, 1974. Pág. 65.

[3] Dicha escultura perteneció a la cofradía y hermandad dedicada a su culto. No tenemos certeza de su origen, aunque en inventarios ya señalan su existencia desde el siglo XVIII.

Antiguo altar mayor del templo parroquial (ahora Catedral) de Huehuetenango antes del incendio de enero de 1956. Fotografía: Mérida Vásquez, Julio César Huehuetenango. Guatemala: Centro nacional de libros de texto y material didáctico “José de Pineda Ibarra”, 1984.

 

Segunda mitad del siglo XX: la decadencia del culto a la Inmaculada Concepción

Avanzando en el tiempo llegamos a enero de 1956. El día 25 de dicho mes desde tempranas horas se avisaba del incendio que consumía el templo de Nuestra Señora de Concepción. A pesar de los esfuerzos, la imagen colonial fue consumida por las llamas.

De ese lamentable día se extrae la siguiente memoria:

“Por si bien los daños materiales no habían sido de tal magnitud

que parecieron cuantiosos, no menos cierto es que todo el

vecindario tenía que lamentar (y lo hacía con lágrimas en los ojos),

que la Virgen Patrona a la que todo el pueblo quería y veneraba

con fervor, se hubiese perdido irrecobrablemente. No había

quedado de ella ni siquiera un rastro”.[1]

 

La pérdida de la imagen patronal provocó que otra tomará su lugar. Derivado de ello, la elegida para ser ubicada en el altar mayor fue la escultura utilizada para el “rezadito” de Vísperas del 7 de diciembre. Esta efigie raras veces era colocada fuera de su camarín y en su lugar se destinó otra imagen para el citado rezado.

Para explicar mejor este último párrafo es necesario mencionar que, desde hace muchos años se ha conmemorado la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción con una serie de actividades festivas. Una de ellas es la peregrinación o romería al templo parroquial (actual Catedral de Huehuetenango) de varias réplicas de esta advocación, las cuales tienen su punto de veneración en diversas parroquias de la ciudad y confluyen en la noche del 7 de diciembre. El punto culmen de la noche es el rezado con la escultura de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción que recorre algunas calles y avenidas de la localidad hasta ingresar al templo en las primeras horas del 8 de diciembre.

En épocas pasadas era común observar gran cantidad de personas en dicha festividad y al paso de la festiva procesión, pero hace algunos años este movimiento popular ha ido menguando. Esto se debe a la celebración de la feria titular o “Fiestas Julias” dedicada a Nuestra Señora del Carmen en la cabecera departamental de Huehuetenango. Esta celebración ha venido a dejar en segundo plano a la festividad patronal de la Inmaculada Concepción.

La creación de la diócesis de Huehuetenango

Las “Fiestas Julias”, con un carácter meramente civil, ha sido el principal aspecto que ha dejado de lado la importancia de la fiesta patronal dedicada a la Inmaculada Concepción en la cabecera departamental de Huehuetenango. A pesar de ello, en diciembre de 1967 la prelatura territorial de Huehuetenango fue elevada por la Santa Sede a la categoría de diócesis (que ostenta hasta la actualidad), siendo nombrada patrona de esta la Inmaculada Concepción.

La formación de la diócesis gerontopolitana de Huehuetenango bajo esta advocación es prueba innegable del profundo fervor y devoción profesado en esta localidad desde hace siglos.[2] Pasaron los años y es hacia la primera década del siglo XXI que se observa un aumento en las festividades a la Inmaculada Concepción en la actual ciudad de Huehuetenango.

El Cincuentenario de la diócesis de Huehuetenango: la consagración de la Inmaculada Concepción y aspectos actuales

En 2017 ocurren dos hechos muy significativos. El primero, fue el sismo de 7 de septiembre que dañó gravemente la estructura de la Catedral de Huehuetenango, por lo que muchas de las esculturas, entre ellas la de la Inmaculada Concepción, fueron trasladadas a una capilla provisional dentro del convento parroquial. El segundo fue la conmemoración del cincuentenario de fundación de la diócesis de Huehuetenango, en diciembre de dicho año, celebración que contó con varias actividades especiales, pero una en particular: la consagración de la escultura patronal de la Inmaculada Concepción.

La mañana del 21 de diciembre de 2017 se celebró la misa de consagración, oficiada por el obispo de Huehuetenango Álvaro Cardenal Ramazzini Imeri. Dicha celebración se realizó en las instalaciones del colegio “De La Salle”, debido a que la Catedral de Huehuetenango estaba cerrada al público desde septiembre anterior. Uno de los aspectos más sobresalientes en esta ceremonia fue el acompañamiento de gran cantidad de cofradías indígenas y mestizas venidas de varios pueblos del departamento, entre ellos: Chiantla, Aguacatán, San Pedro Soloma, Santa Eulalia, entre otros, para darle mayor realce a tan esperada ocasión.

[1] Castillo Galindo La Catedral, 1974. Página 106.

[2] El nombre de dicha diócesis hace referencia a antiguo o viejo, clara alusión del Ahuehuetl o sabino, llamado comúnmente “Árbol de los viejos” o “Árbol de la vida”.

Detalle de la misa de consagración de la Inmaculada Concepción. Fotografía: Douglas Ruiz, Huehuetenango, 21 de diciembre de 2017.

Al filo de las diez de la mañana, el obispo procedió a la consagración de tan insigne efigie, siendo testigos de tan trascendental momento los asistentes reunidos en el campo de futbol del colegio “De La Salle”. Horas después, a las cuatro de la tarde se dio inició al cortejo procesional de consagración con la escultura de la Inmaculada Concepción por calles y avenidas de la ciudad de Huehuetenango. De manera extraordinaria, la procesión finalizó por la noche, ingresando la Catedral de Huehuetenango.

Inicio del cortejo procesional con la escultura de la Inmaculada Concepción. Fotografía: Douglas Ruiz, Huehuetenango, 21 de diciembre de 2017.

Desde ese día fue más común que la patrona de Huehuetenango saliera a recorrer sus calles de forma más seguida. Otro cortejo procesional especial fue el organizado la noche del 26 de octubre de 2019, con ocasión del nombramiento como cardenal del obispo Álvaro Ramazzini. A pesar de la fuerte lluvia que se presentó durante esa oportunidad, no fue impedimento para que cientos de personas acompañaran en acción de gracias al prelado huehueteco.

Por último y derivado de la pandemia que vivimos, es notorio recalcar que las celebraciones dedicadas a la Inmaculada Concepción en la ciudad de Huehuetenango no se detuvieron. La mañana del 8 de diciembre de 2020 se organizó una procesión vehicular con la escultura consagrada de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, la cual fue vista por cientos de fieles que esperaron a la patrona de la ciudad al frente de sus casas. El aspecto culminante de ese día fue la entronización de la imagen a Catedral de Huehuetenango, luego de su proceso la restauración de este recinto religioso. Para tal acto se contó con la participación del obispo de dicha diócesis y de la corporación municipal para tal efecto. Al ingreso de la Inmaculada Concepción se procedió a organizar procesión interna y al finalizar se colocó a la efigie en el nuevo altar mayor, el cual está inspirado en el que fue destruido en el citado incendio de enero de 1956.

Lo anterior sirvió para dar una mirada muy general y superficial de las celebraciones que se efectúan desde hace varios siglos en Huehuetenango con tal de conmemorar a la Virgen en su Inmaculada Concepción. Por esa razón, la patrona de la ciudad de Huehuetenango es, ha sido y será la Inmaculada Concepción.

Finalización de la procesión vehicular y entronización de la escultura consagrada de la Inmaculada Concepción luego de la restauración de la Catedral de Huehuetenango. Fotografía: Douglas Ruiz, Huehuetenango, 8 de diciembre de 2020.
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