Walter Juárez Estrada
No debe quedar impune el irreparable daño a la destrucción de los monumentos nacionales, deducirse las responsabilidades penales y civiles a los grupos peligrosos de extrema izquierda, para supuestamente protestar por el “Día de la Hispanidad” el 12 de octubre, cuando Cristóbal Colon vino a las Américas. Los que dirigieron el daño al patrimonio de los guatemaltecos, actuaron con saña y resentimiento al recordar el supuesto “saqueo” y “genocidio”, hace más de 500 años.
Esos grupos socialistas se han automarginado. Los que causaron el daño al monumento de José María Reina Barrios, no sabían el perjuicio que le iban hacer a Guatemala. No lograron su objetivo con el de Cristóbal Colon, como sed de venganza contra el descubridor. La marcha de esos antiguatemaltecos fue planificada días antes, su propósito era por supuesto, sacarse esa ira que por años corre en su sangre, cometieron un error irreparable que debe ser severamente castigado e investigado por el Ministerio Público. Con las pruebas que presente la Municipalidad; el alcalde Roberto Quiñónez, fue testigo cuando los revoltosos destruían el monumento de Reina Barrios, que lo decapitaron y la cabeza fue impactada en el pavimento para destruirla.
Se apresó a uno de los supuestos responsables de la destrucción de ese monumento en la Avenida Las Américas, Rudy Amílcar López Pablo, un cuasi analfabeta de Huehuetenango; inicialmente se le dejó en libertad por el juez de turno, pero al elevarse la causa al juzgado que va a conocer del incidente se ordenó su recaptura por el grave perjuicio y es aquí donde las partes agraviadas: Ministerio de Cultura y la Municipalidad Capitalina, deben aportar los medios de prueba, para que dicho sujeto y los que le ordenaron los destrozos sean encausados y deducirles las responsabilidades de leyes y se con los antisociales que ordenaron esos daños al patrimonio nacional.
Los monumentos nacionales que representan personajes de la vida política nacional son bienes que pertenecen a los guatemaltecos y no a grupos que buscan notoriedad y beneficios que nunca podrán obtener por su torpeza de actuar fuera de las normas con intenciones oscuras para sus propios beneficios.
No es la primera vez que se dañan los monumentos nacionales. En otras ocasiones también han actuado con ira, al no lograr sus objetivos, por lo que es imperativo que se actúe con la mayor drasticidad para sentar un precedente y se deduzcan las responsabilidades civiles y penales, por el daño.
Cuando se conoció ese crímen contra el patrimonio nacional, la mayoría de guatemaltecos exigió castigo contra los responsables. Expertos en la reconstrucción y reparación de los monumentos nacionales, coinciden en decir que el coste por el trabajo es elevado. El Ministerio de Cultura y la Municipalidad capitalina, han indicado que tendrán la responsabilidad de cubrir el monto de la reparación. Ambas entidades se han constituido como agraviadas y han pedido que los responsables sean castigados como un escarmiento, que se encause a los líderes que incitaron a gente inocente a destruir el patrimonio que pertenece a los guatemaltecos, no a grupos antisociales, que costearon que los que hicieron el daño, a la fuerza fueran trasladados a la capital para destruir lo que por años ha sido admirado por propios y extraños, como son los monumentos que existen en áreas específicas de la capital y del interior. Lamentablemente, estos grupos de extrema izquierda, han interiorizado en los sectores menos estudiados de nuestra población sus discursos de odio y resentimiento, aprovechándose de ellos con sus oscuras intenciones, y con su deseo de convertir a nuestro país en un completo lugar de pobreza y hambre. Es momento como guatemaltecos de abrir los ojos, y de no dejar que estos grupos radicales y neoterroristas nos hagan caer como otros países de Latinoamérica. Ya hemos visto suficiente con Venezuela, Nicaragua y Cuba.