El 15 de agosto la mirada del mundo logró desviarse de la pandemia Covid-19 hacia un nuevo evento en el mundo, los talibanes retomaron el poder de Afganistán. Lo que representa un cambio en la política del país; sin embargo, para las mujeres afganas significa la posibilidad de regresar a la opresión sistemática entre 1996 y 2001, cuando los talibanes reinaron por última vez la nación.
Este grupo, entre otras cosas, ha sido reconocido por la aplicación “extremista” de la “sharía”, ley islámica vigente en Afganistán. Durante el anterior periodo de poder talibán la interpretación de esa ley se caracterizó por ser más rígida para las mujeres que los hombres, privándolas de libertades y derechos universales. Pese a que solo ha pasado una semana desde el regreso al poder, las mujeres afganas y parte de la comunidad internacional se cuestionan si el ascenso del Talibán retomará la opresión a las ciudadanas.
LA FIGURA DE LA MUJER BAJO LA LEY ISLÁMICA
El 17 de agosto el vocero de los talibanes, Zabihullah Mujahid, ofreció el primer pronunciamiento público del grupo islámico; aquí expresó que se pretendía mantener los derechos de las mujeres, incluyendo el derecho a la educación y el trabajo. “Vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien dentro de nuestro marco”, dijo Mujahid.
La sharía se basa en una combinación de fuentes: el Corán (texto central del islam), las enseñanzas y la conducta del profeta Mahoma, y pronunciamientos legales de los académicos islámicos. Esta es la normativa que rige todos los aspectos de la vida de los musulmanes, con influencia que abarca desde las plegarias hasta formas de ayunar o donar a los pobres.
A simple lectura pareciera una iniciativa congruente respetar los derechos “bajo la ley islámica”; no obstante, la última vez que los talibanes controlaron Afganistán se utilizó este mismo marco jurídico para privar a mujeres de su educación, someterlas a violencias físicas y matrimonios forzados.
En 1998 el grupo islamista promulgó oficialmente la sharía como una ley que prohibía la educación para niñas mayores de 8 años y reprimía la educación desde el hogar. En aquel entonces Human Rights Watch dijo que la discriminación era tan acumulativa que representaba una amenaza para la vida de mujeres, donde en estudiar las niñas eran obligadas a casarse con los talibanes. Una de las preocupaciones expresadas por las mujeres de Afganistán ha sido el acceso a la educación y la libertad de elección.
LA EDUCACIÓN SE HA VISTO LIMITADA PARA LAS MUJERES AFGANAS
Las restricciones a la educación no dependerán de la sharía en sí, sino de la interpretación que esta tenga para el talibán. Arab News relató que la primera escuela primaria para niñas, Masturat School, se abrió en Kabul en 1921 bajo el patrocinio de la reina Soraya, quien en 1926 fue nombrada ministra de educación. El legado promujeres de la reina “anticipada a su tiempo” se vio rezagado con la llegada del poder talibán entre 1996 y 2021.
Para el 14 de noviembre del 2001 las fuerzas antitalibanas apoyadas de Estados Unidos y otros países occidentales, lograron el escape de los talibanes del país; con ello, 5 años del régimen religioso extremo culminaron. Posteriormente dos presidentes fueron electos democráticamente: Hamid Karzai y Ashraf Ghani, pero los años de retraso para las mujeres aún se veían reflejados en los índices de Afganistán.
Según un estudio de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, citado por la BBC, la tasa de matriculación femenina permaneció el año pasado en el 1%. En 2013, 12 años después de la caída de los talibanes, solo 4 de 10,000,000 de niñas en el país asistían a la escuela, refirió el medio internacional.
UN DÉFICIT EN LA POCA LIBERTAD DE DESARROLLO
A pesar de los índices bajos para las mujeres afganas, esos 20 años libres de los talibanes fueron la oportunidad para integrar mujeres en las instituciones, como Farkhunda Zahra Naderi, exlegisladora afgana y ahora representante en las Naciones Unidas.
“Mi mayor temor es que ahora están marginando a las mujeres que han estado trabajando en estos puestos de liderazgo, que han sido una voz fuerte contra los abusadores más poderosos, pero también están trabajando con ellos para cambiar la situación en el terreno”, dijo en una entrevista con la cadena Bloomberg. “¿quién quedará para hablar por las mujeres y defender los logros alcanzados en los últimos 20 años?”, cuestionó la exfuncionaria, agregando que solo ¼ de la legislación afgana son mujeres.
El medio de difusión Deutsche Welle (DW) refirió que las mujeres que deseen ejercer un trabajo no podrán hacerlo fuera de casa y sin supervisión de un hombre. Solo las doctoras podían salir, pues las afganas no podrían ser tratadas por médicos hombres. El mismo medio relató que las mujeres durante el régimen talibán no podían practicar deportes o integrarse a clubes. Ni siguiera podían conducir motocicleta o bicicleta, tenían autobuses segregados para ellas. O bien, podían movilizarse en taxi acompañadas del mahram u hombre acompañante permitido.
CONSIDERACIÓN DE VESTIMENTA Y EL VALOR DE UNA MUJER
Tal como la educación, la vestimenta y “pulcritud” de una mujer afgana queda a interpretación de la sharía. Ignacio Gutiérrez de Terán, director del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos y Estudios Orientales de la Universidad Autónoma de Madrid explicó a BBC Mundo que la ley islámica tradicional contempla la “modestia” tanto para hombres como mujeres. Sin embargo, dijo que estos son “códigos tribales”, propio de un pacto que beneficia al hombre.
“En la sharía que han desarrollado los talibanes también pesan los códigos tribales propios de los pastunes (un grupo etnolingüístico), que son sobre todo patriarcales, y por eso allí se relega tanto a la mujer”, dijo a la cadena de noticias.
Según el experto en algunos países musulmanes se entiende para las mujeres que vestirse de forma recatada es cubrirse la cabeza o la cara con un velo, pero en una interpretación literal y extrema significa la obligación de llevar la burka, prenda que cubre a la mujer de pies a cabeza con una pequeña ranura a la altura de los ojos.
CASTIGO PARA LA MUJER QUE INCUMPLA
Durante el régimen talibán el no vestir la burka era castigado con azotazos o insultos públicos. Por otro lado, la mujer acusada por adulterio podía ser apedreada en la plaza pública. La sharía divide los delitos en delitos hadd, ofensas graves con penas establecidas; y los delitos tazir, donde el castigo se deja a discreción del juez. Entre los delitos hadd se incluye el adulterio, que puede significar la pena de muerte por lapidación sin si quiera comprobar el hecho.
“La sharía, en sus formas más feroces, se aplicaba en todas partes, con ejecuciones públicas, lapidaciones y latigazos. Las mujeres sólo se aventuraban a salir si tenían un permiso por escrito de los hombres y, por supuesto, tenían que llevar la omnipresente burka”, dijo John Simpson, corresponsal en Afganistán durante el régimen talibán.
¿CÓMO HA SIDO ESTA SEMANA DESDE EL DOMINIO DE LOS TALIBANES?
Los dos primeros días de la toma del poder talibán el grupo islamista permaneció en silencio, mientras, la ciudadanía afgana intentaba escapar del país vía aérea y quienes se quedaban documentaban su preocupación para luego subirla a redes sociales. Fue hasta el 17 de agosto que el portavoz de los talibanes habló en público, reiterando el deseo del grupo por respetar los derechos de las mujeres.
No obstante, las mujeres afganas han observado comportamientos que parecen reafirmar la ideología del talibán. Desde el primer día ciudadanos documentaron cómo los talibanes cubrieron con pintura imágenes de mujeres modelos afuera de las tiendas, enseñando sus rostros, sonrisas y prendas diferentes a la burka. Lotfullah Najafizada, comunicador de Tolo News compartió una de esas fotografías.
Por otro lado, durante dos días las mujeres se abstuvieron de presentarse en los medios de comunicación, hasta el martes Tolo News reintegró a las mujeres en el canal. Miraqa Popal, director del medio tuiteó: “hoy reanudamos nuestra transmisión con presentadoras femeninas”. De cualquier modo, la agenda común de los medios es la cobertura del regreso del talibán con poco cuestionamiento hacia ello y un aumento “casual” de comentarios favorables hacia el grupo islámico.
¿QUÉ DICEN LAS MUJERES?
La BBC consignó el relato de una joven afgana que prefirió no ser identificada; ella describió la ciudad como silenciosa, donde “el talibán gobierna la ciudad y todas están en casa”. “Tenía muchos planes para mi futuro, pero ahora no puedo ir al trabajo ni a la universidad. No sé cómo será nuestro futuro. Esto me ha hecho perder la esperanza. Estoy buscando una manera de salir de Afganistán porque no hay esperanza para las mujeres”, contó a la cadena.
Otras temen por sus vidas, como Lailuma Salid, la única periodista afgana en Bruselas, Bélgina, quien en una rueda de prensa de la Unión Europea (UE) suplicó en lágrimas: “no reconozcan a los talibanes”. Lailuma recalcó que como mujer ha visto el país y “especialmente a las mujeres, están en una situación pésima y dura”.
“Han sido 20 años desde que la Unión Europea y todos los países pusieron las cosas en su sitio y ahora nos devuelven al mismo rumbo de 1996. No entiendo por qué y les ruego y sugiero: no reconozcan al talibán, bajo ninguna condición. No queremos volver atrás y queremos seguir adelante. Por favor… ¡por favor!” dijo a Josep Borrel, representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.