Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

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Sandra Xinico Batz
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¿Por qué un modelo? En política se producen tendencias, lo que pasa ahora en un país puede “inspirar” a otro de la región, orientándolos a reproducir el modelo, a tomar ideas o elementos para aplicarlos, experimentar o copiar. El viaje del alcalde Neto Bran en mayo a El Salvador, para pedirle a Nayib Bukele una donación de vacunas contra el Covid-19 para el municipio de Mixco, ejemplifica muy bien lo anteriormente expuesto, porque surge como “réplica” a la acción realizada por los alcaldes hondureños que recibieron vacunas para sus poblados; para nadie en Guatemala es un secreto que Neto Bran tiene toda la intención de lanzarse a “competir” por la presidencia.

Guatemala y El Salvador tienen varias cosas en común, compartimos una historia de despojo y saqueo, que sentaron las bases de los Estados coloniales que no se caracterizan por haber procurado la liberación de sus territorios, sino por el contrario, se han concentrado en acumular riqueza para mantenerse intocables a toda costa, resultado de esto compartimos el genocidio, los “conflictos armados”, acuerdos de paz, violencia continuada, empobrecimiento, desplazamientos forzados, el extractivismo. También tenemos en común la ovación a un bicentenario que significó la consolidación del poder económico y político de los criollos, lo cual demuestra que, en esta región, un “cambio” en la administración o control de la finca no es sinónimo de emancipación para nuestros pueblos.

¿Ha cambiado o está cambiando realmente la situación de empobrecimiento en El Salvador? Esta es una pregunta que constantemente deberíamos hacernos, frente a cada gobierno, porque el fundamentalismo político también es una tendencia que compartimos en la región, lo cual no solo nos hace incapaces de ver los verdaderos intereses que hay detrás de personajes como Nayib, sino que además se vuelve imperceptible para la sociedad, la avanzada contra la memoria histórica que están impulsado estos funcionarios para que no seamos capaces de identificar que se pretende consolidar una nueva oligarquía, que sigue siendo tan mezquina como la vieja.

Nayib Bukele se jacta de que en la actualidad en El Salvador no se está registrando ni un solo asesinato, pero al mismo tiempo que alardea de esto, evade la alarmante situación de desapariciones, que han llegado a alcanzar cifras de hasta 30 en un mismo día. Según datos de la fiscalía general de la República de El Salvador, de enero a la primera semana de marzo de 2021, se registraron 226 personas desaparecidas. El presidente salvadoreño también rehúsa a hablar sobre la fosa común hallada en Chalchuapa en mayo, en la que se encontraron un aproximado de 40 cuerpos que se presume que en su mayoría son de mujeres, la cual fue hallada en la casa de un expolicía que fue arrestado ese mismo mes por haber asesinado a dos mujeres.

El 4 de junio se hizo público el fin del acuerdo de cooperación que dio vida a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (CICIES), fue el mismo Bukele que presumió su creación en 2019 el que la deshizo.

 

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