Llegó a tanto el menosprecio de los corruptos por la ciudadanía que abusaron confiando en que los guatemaltecos no tendrían un aire con remolino para reaccionar airadamente y aprobaron a rajatabla un presupuesto tan asqueroso como la forma que escogieron para darle luz verde en medio de burdos y descarados procedimientos. Pero hoy si se toparon con una reacción inesperada para ellos que, Dios quiera, debe ser el inicio de una nueva actitud de la población para atajar a esa horda de delincuentes y sinvergüenzas que se han sentido intocables.
Fue tan descarada la burla a la ley y a los procedimientos para la aprobación de leyes que hasta sus mismos aliados tuvieron que marcar diferencias porque ellos sí entendieron que los diputados, con su actitud, se pasaron de la raya. Un presupuesto transparente y hecho para beneficio del país no tiene por qué ser negociado en secreto y aprobado mediante la compra de votos. Un presupuesto para beneficio del país se discute abiertamente para que la ciudadanía sepa y entienda cómo sus representantes se ocupan y preocupan por las cuestiones fundamentales de los ciudadanos.
En cambio, un presupuesto hecho para robar tiene que ser negociado bajo la mesa, tiene que ser aprobado con nocturnidad y ventaja, a la carrera y sin permitir siquiera discusión en la comisión de Finanzas porque, teniendo ya comprados los votos suficientes, no hay necesidad de entrar en detalles con los que no están en la jugada. Y luego en el pleno lo mismo, aprobar a troche y moche todo, sin oportunidad para un amplio debate, transparente, en el que se puedan exponer puntos a favor y en contra de la iniciativa.
Siempre dijimos que los políticos llegan hasta donde los pueblos los dejan llegar y esta vez la reacción ciudadana los está ya obligando a buscar la reculada porque saben que se propasaron, abusaron de un pueblo paciente hasta que rebalsaron esa paciencia y ahora es unánime la condena a los actos deshonestos.
Y es momento de entender que hacerlos recular con el presupuesto no basta porque gallina que come huevo aunque le quemen el pico. Hay que plantarnos firmes para exigir respeto y transparencia, exigir un verdadero régimen de legalidad y eso lo debemos hacer con acuerdos mínimos entre los ciudadanos para forzar a la clase política a entender que no son dueños. Las dictaduras se caen y la dictadura de la corrupción la podemos derribar si tenemos la firmeza y entereza para unirnos simplemente alrededor del repudio a las mañas y los vicios. Unidos y fuertes los derrotaremos.