Por STEPHEN GROVES y SCOTT BAUER
KENOSHA, Wisconsin, EE. UU.
Agencia AP

Las protestas en Wisconsin, Estados Unidos, porque la policía le disparó a Jacob Blake, un hombre negro, fueron en su mayoría pacíficas tras el arresto de un joven pro-policía de 17 años acusado de matar a dos personas y herir a una tercera durante una noche caótica de manifestaciones y disturbios.

Hasta la madrugada del jueves, no había grupos que patrullaran con armas largas como sucedió en noches anteriores de protestas por el tiroteo del domingo contra Blake, quien quedó paralizado. Los manifestantes también se mantuvieron alejados de un tribunal que había sido escenario de enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Kyle Rittenhouse, de Antioch, Illinois, fue detenido el miércoles en dicho estado bajo sospecha de homicidio intencional en tiroteos el martes por la noche que quedaron grabados en videos de teléfonos celulares.

«Acabo de matar a alguien», se oyó decir en un momento al pistolero, que portaba un rifle semiautomático, mientras se alejaba corriendo de un hombre que acababa de recibir un disparo mortal en la cabeza.

A raíz de los asesinatos, el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, autorizó el despliegue de 500 miembros de la Guardia Nacional en Kenosha, duplicando el número de tropas en la ciudad habitada por 100.000 ubicada entre Milwaukee y Chicago. La oficina del gobernador dijo que está trabajando con otros estados para traer más agentes y miembros de la Guardia Nacional. Las autoridades también anunciaron un toque de queda a las 7 de la tarde, aunque los manifestantes lo ignoraron nuevamente el miércoles.

Los manifestantes marcharon más allá de la intersección donde dos personas fueron baleadas el martes por la noche, deteniéndose para reunirse alrededor del lugar donde una persona fue baleada, rezar y dejar flores. Daijon Spann dijo que decidió unirse a la manifestación porque uno de los asesinados la noche anterior era un amigo.

«No pude soportarlo más», dijo. «No podía quedarme ahí sentado y ver morir a mi amigo».

Evers, un demócrata, emitió una declaración en la que pedía a quienes deseaban ejercer sus derechos de libre expresión que «lo hicieran de manera pacífica y segura» e instaba a los demás a «quedarse en casa y dejar a los socorristas locales, las fuerzas del orden y los miembros de la Guardia Nacional de Wisconsin hacer su trabajo».

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