Roberto M. Samayoa Ochoa
Director Festival de cine La Otra Banqueta
Existen múltiples formas de construir identidades masculinas.
Hay hombres que cuidan, danzan, dan masajes, reflexionan, interiorizan, respetan, no acosan, aman, no golpean, previenen, van al médico, se enferman, experimentan con su sexualidad, rinden cuentas, son feministas, migran, son tiernos, juegan futbol, cuestionan dogmatismos económicos, políticos, religiosos y del crimen organizado, sienten dolor y se cuestionan la forma como han aprendido a ser hombres. Todo empezó con las mujeres y su cuestionamiento del ¿por qué? ¿Por qué estos roles? ¿Por qué estos mandatos? ¿Por qué sin privilegios?
Los hombres han tardado en comprender cómo la identidad de mujeres y hombres es el resultado de un proceso social, básicamente porque es distinto darse cuenta que no se tienen derechos y luchar por ellos, a reflexionar sobre los privilegios que se tiene y saber que la reflexión puede llevar a renunciar a ellos. Cuando hace unos años se daba por sentado que la identidad de la persona se construía únicamente a partir de lo biológico, había pocos problemas sociales para los hombres que se adherían al modelo y al sistema patriarcal, pero muchos problemas en el ámbito del buen vivir personal, algo que aún sigue ocurriendo ya que este sistema produce hombres castrados emocionalmente. El resto de hombres, los que no se adhieren al sistema son quienes, aún traicionando al “gran hermano”, al patriarca han iniciado un camino de reflexión ante la mirada desconfiada tanto de hombres como de mujeres. ¿Puede un hombre iniciar un proceso de reflexión y acción para renunciar a sus privilegios sociales? ¿Pueden los hombres ser aliados en las luchas feministas?
En Latinoamérica se desarrollan Coloquios Internacionales sobre hombres y masculinidades desde el año 2004 con el objetivo de dialogar e intercambiar experiencias de trabajo con hombres y de hace alianzas con el feminismo, con la diversidad sexual y con el ejercicio pleno de los derechos humanos, sobre todo en los últimos años cuando hay un repunte de grupos antiderechos, conservadores y fundamentalistas en todo el continente. El último de estos encuentros se realizó a finales de julio de 2019 en San José, Costa Rica, teniendo como sede la Universidad de Costa Rica.
La diversidad de acciones que se menciona anteriormente en la que aparecen acciones no siempre vinculado a lo que tradicionalmente hacen los hombres hace referencia a que las identidades de los hombres son diversas, variadas, múltiples porque están atravesadas por subjetividades, corporalidades y construcciones de género distintas. Es decir, que no existe una sola forma de ser hombres, sino que existen tantas como variado puede ser el resultado del cruce de variables como origen étnico, cultura, idioma, edad, contexto ambiental y geográfico, discapacidades y sexualidad.
No es igual la identidad de un hombre q’eqch’i de la zona del Polochic, sobreviviendo en medio de condiciones de pobreza extrema, cercado por monocultivos y sin acceso a servicios básicos, que otro hombre q’eqch’i de Carchá, comerciante, con ingresos medios y servicios básicos cubiertos precariamente. Ambos hombres de este ejemplo son objetos del sistema patriarcal y productos de él, pero también son replicadores en distintos niveles e intensidades. ¿Qué elementos de los que viven estos hombres con las personas de su entorno responde a la dominación patriarcal? ¿De qué forma estos hombres, como sujeto colectivo, no individual porque la individualidad como competencia es parte de la masculinidad tóxica, pueden construir la emancipación y el proyecto político de liberación del patriarcado? (VII Coloquio de Masculinidades).
La reflexión y la construcción de formas distintas de vivir las masculinidades implica cuestionar todos los conocimientos y comportamientos asumidos como normales. De esa cuenta el VII Coloquio evidencia y llama la atención sobre temas importantes:
“–Aumento alarmante de los feminicidios, las violencias basadas en género, los crímenes de odio en medio de la total impunidad y connivencia de los aparatos de justicia de nuestros estados.
–Aumento del asesinato y desaparición en impunidad de líderes sociales hombres y mujeres, estudiantes, ambientalistas, campesinos, indígenas, afrodescendientes, desterrados, destechados. A cinco años de su desaparición, seguimos esperando a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa quienes nos siguen haciendo falta.
–El contubernio entre los poderes del Estado que criminalizan la protesta social, la movilización por los derechos y la persecución al pensamiento crítico, mientras se ocultan las redes de corrupción y las mafias de poderes para intereses privados del capital que socavan la confianza en lo público.
–El desfinanciamiento de la educación y la salud pública de nuestros países en detrimento de la calidad de vida de la población.
– El levantamiento de los muros y fronteras para cerrar la movilidad de población perseguida, desterrada, exiliada, desplazada, cuya persecución los convierte en ilegales.
–La privatización del agua, la tierra, las semillas, la ampliación del capital transnacional que expulsa poblaciones y que niega los mínimos vitales de las comunidades para los intereses globales del capital extractivista, que contamina, depreda y arrasa con el aire, la tierra y la vida
– La preocupación por la persecución de los liderazgos alternativos y de las iniciativas populares e independientes y la labor que en ello han jugado los medios hegemónicos de comunicación.
–Crecimiento del discurso antiderechos, de sectores ultraconservadores, de derecha conservadora que desde los gobiernos niega los estados sociales de derechos, garantes de ciudadanía plena a sus habitantes.
–Las ciudadanías subrogadas y tuteladas de hombres y mujeres jóvenes frente al acceso a sus derechos sexuales y a sus derechos reproductivos, sociales, laborales, culturales, económicos y políticos.
–Algunos gobiernos alternativos y progresistas de nuestros países no son sinónimo ni garantía de derechos y las fuerzas y alianzas políticas que los encarnan están reproduciendo muchas de las prácticas totalitaristas y dictatoriales que dicen combatir
Avocamos por la defensa de la democracia plena, de la participación, el reconocimiento y la dignidad de las personas en tanto su condición de sujetos plenos de derechos, por el fortalecimiento de Estados Sociales de Derechos, laicos y comprometidos con las garantías ciudadanas de sus poblaciones, por la vigencia y la necesidad de la separación de poderes que coadyuven al buen vivir, al desarrollo equitativo, donde los temas relacionados con los hombres y las masculinidades, estén posicionados y articulados a la agenda feminista de la región, para que sea posible la equidad, la igualdad y la diversidad en convivencia”.
La reflexión sobre la identidad de los hombres es más profunda y debe ir más allá de si el hombre siente o no, o de si el hombre debe asumir responsabilidades domésticas y debe ser más comprometida y más enérgica en lo político hasta el punto de generar legislación y políticas públicas planteadas desde lo equitativo y desde la renuncia de los privilegios.