Marco Trejo
La contienda electoral que vivimos de cara a las elecciones que se realizarán el próximo 16 de junio de 2019, se ha visto empañada con una serie de escándalos que involucran a varios actores políticos y que dejan serias dudas con respecto al accionar de varios funcionarios públicos, a raíz de la captura del candidato presidencial de la Unión del Cambio Nacional (UCN), Mario Estrada, en los Estados Unidos.
Esta detención y la forma como se dio ha causado conmoción entre la sociedad guatemalteca, que no solamente está apática de la forma como se desarrolla la justa política, sino que vive la descalificación diaria en redes sociales por parte de los actores, quienes en vez de dar a conocer sus planes de trabajo, se dedican a hablar mal de los contrincantes y viceversa.
Cuándo una elección popular debería de ser una fiesta cívica, en Guatemala es todo lo contrario, porque todo este proceso se ha convertido en un circo, a pesar de que en un evento como este, se decide quienes serán las personas, que dirigirán los destinos de este país, en los próximos cuatro años.
Todo este embrollo fue promovido por la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Sandra Torres, quién tampoco ha aclarado su relación con el acompañante de Estrada Orellana, también capturado por la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés). Lo cual tendrá que hacer en su momento.
La revelación de que el presidente de la República, Jimmy Morales, se reunió con el secretario general de la UCN, y que viajó en su helicóptero para visitar su finca en Jalapa, donde según, el mandatario, lo invitaron a comer gallina en crema, fue un gancho al hígado por parte de la líder del partido verde, quién también tiene que dar cuentas claras del apoyo que recibió de Juan Carlos González Mayorga, por varios años.
Lo preocupante en todo esto, que ha desenmascarado a los partidos políticos, que son utilizados como vehículos para lograr poder, es que debemos sumar la forma como se manejan las instituciones públicas, que están sometidas a intereses sectoriales, lo cual nos viene a dejar un país al borde de un colapso que nos puede llevar a la debacle social y económica, porque nadie quiere invertir en un país con las características de ser un narcoestado.
Cada día tenemos un nuevo señalamiento, un nuevo descubrimiento, lo cual desgasta a todo mundo, todo por seguir manteniendo el statu quo, que le ha permitido, a los políticos, ser los nuevos ricos de este país, pero a costillas de los impuestos que paga el guatemalteco honrado y trabajador.
La novela no ha terminado y continuaremos viendo muchos más escándalos y señalamientos. La familia del ahora convicto, Mario Estrada Orellana, anunció que sí revelan la información que tienen en su poder, van a caer muchas más personas, lo cual tiene sin dormir a muchos personajes que saben que no han actuado de una manera correcta.
Pero no todo queda allí la DEA ha solicitado que el candidato a diputado por el partido Viva, Julio Enrique Rosales, sea enviado a los Estados Unidos sindicado de narcotráfico y el Ministerio Público (MP), presentó antejuicio con fines de extradición, contra el alcalde de Ayutla, San Marcos, Erick Salvador Zúñiga Rodríguez, quien también es requerido por la justicia estadounidense por su supuesto involucramiento en el trasiego de drogas.
Desde los inicios de la era democrática guatemalteca, tiempos de Vinicio Cerezo, se hablaba de que habían políticos metidos en actividades de dudosa procedencia, pero no fue hasta ahora, que actúa la agencia antidrogas de los Estados Unidos, que queda evidenciada la realidad nacional, la cual tiene copadas muchas instituciones del Estado.
Es necesario que nuestro próximo Presidente de la República tome cartas en el asunto y corrija la cosa pública, no podemos seguir de esta manera, porque le estamos restando oportunidades a las nuevas generaciones que no tienen oportunidades para salir adelante, necesitamos la reactivación de la economía y la generación de empleo, porque nos estamos ahogando en ese cáncer llamado corrupción.
