Arlena Cifuentes
Arlena_dcifuentes@hotmail.com

La indiferencia y el desinterés del guatemalteco en los asuntos públicos es evidente, lo que genera que la sociedad sea cada vez más vulnerable ante las arbitrariedades que constantemente comete el Estado, dándole además un cheque en blanco a la clase política en la toma de decisiones que indudablemente será utilizado para su propio beneficio.

La inmensa mayoría de cristianos (evangélicos y católicos) se esconden detrás de la FE que profesan para justificar su desconocimiento o rechazo hacia el quehacer político o la cosa pública, escudándose en una serie de justificaciones que no son parte inherente del conjunto de responsabilidades que conlleva el Ser y dar Testimonio. Soy Católica practicante, pero en mi caminar he tenido la bendición de conocer y compartir con hermanos evangélicos que me saben católica que me respetan y me aceptan como soy. El mundo como tal y los habitantes en nuestro país tan polarizado y confuso necesitan que busquemos puntos de encuentro, que mejor que buscarlos en la unidad de la FE: en Cristo, Jesús.

La Biblia nos provee de los fundamentos correctos que determinan nuestra responsabilidad política como cristianos. La palabra “Iglesia” significa “llamado a unión”, somos llamados a la “unión” no a la “división”. Somos instrumentos de Dios también en el quehacer político y como tal, usualmente le pedimos a Dios que Él actúe por nosotros, declarándonos impotentes ante las desigualdades prevalentes en el mundo; la pobreza, la injusticia, la impunidad y la corrupción; pedimos que Él haga, que Él actúe eximiéndonos, a nosotros mismos, de la responsabilidad que nos negamos a asumir; acomodándonos y escudándonos en la “Oración”. La Oración conlleva en sí misma una acción que nos corresponde. Hablar y actuar después de una Oración de Petición son requisitos “sine qua non”.

“La oración nos ayuda a crecer en la virtud de la caridad, un aspecto de la caridad es que nos preocupemos verdaderamente en cómo vive la gente. Tratamos de mejorarles sus vidas. Solo orar no es suficiente”. “En la psiquiatría existe un axioma que se llama “comportamiento de creencia”. Si creemos que el mundo necesita ser cambiado, y eso es lo que Dios nos manda hacer, entonces convertimos esa convicción en acción”. (Priests for Life, Political Responsibility Center). ¿De qué sirven las prácticas religiosas si no hacemos nada para cambiar la realidad de nuestro país?

En su comunicado de 1995 la Junta Administrativa de los Obispos de Estados Unidos se expresa así, sobre la responsabilidad política de los Cristianos “….el civismo es una virtud; la participación en el proceso político es una obligación. No somos una secta que se escapa del mundo, sino una comunidad de fe llamada a renovar la tierra”. No estamos aquí en la tierra por casualidad, hemos sido llamados a cambiar el mundo, a nuestro país, que decimos amar. Cada quien dentro de su circunstancia de vida y todos juntos asumiendo nuestra responsabilidad cristiana.

Percibo tanta indiferencia, apatía y desinterés en los cristianos que temo que muchos que acudan a las urnas este 16 de junio lo hagan de trámite, movidos por el “mea culpa” pero no con la responsabilidad que exigen las circunstancias ¿En qué fundamentarán su elección? En la actualidad el Estado guatemalteco se caracteriza por la ausencia total de credibilidad y legitimidad, inmerso en un proceso electoral que deja mucho que desear. Hoy más que nunca el país necesita que de la oración de petición pasemos a la acción, al razonamiento; que ese amor lírico que afirmamos sentir se convierta en un accionar responsable, en contribución positiva y determinante para cambiar el rumbo de nuestro país.

Todos somos responsables de haber coadyuvado a la generación de un Estado cooptado; sin embargo nuestra realidad es susceptible de ser cambiada. Compete a nosotros, a usted y a mí “la decisión” de hacerlo.

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