Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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El cúmulo de hechos políticos desgraciados que nos ha tocado vivir a los guatemaltecos del 2015 para la fecha permitió que nos hiciéramos muchas ilusiones. Creímos que la juventud, en donde reside la esperanza de un mejor futuro, se iba a poner las pilas para motivar a la casta politiquera a cambiar de actitud para ponerse a elaborar una campaña electoral llena de análisis y propuestas sobre tantos temas que nos preocupan, entre otros, la enorme escasez de oportunidades para ella, qué hacer para que el Organismo Legislativo cumpla con sus deberes fundamentales de fiscalización al Ejecutivo y que el Judicial aplique la tan cacareada justicia pronta y eficaz, como que el combate a la corrupción e impunidad sea una acción de toda la población de manera permanente y efectiva y no solo servir de tema para foros sin brújula ni buen raciocinio.

El panorama electoral, aparte de sombrío, sigue estando cargado de las mismas acciones politiqueras de siempre como las de hacer propaganda anticipada, la que va desde propiciar entrevistas en medios de comunicación; regalar láminas para la gente necesitada o de ponerse a realizar obras de poca monta, que tristemente siguen siendo útiles para engatusar a una población que sigue sin poder contar con los elementales servicios de agua potable, salud pública y creación de infraestructura. Cuando creímos que por fin iba a ser posible escuchar planes de gobierno de corto, mediano y largo plazo, lo único que hemos podido ver es el desfile de fotografías de binomios sonrientes, con el carnet en la mano que los identifica de estar inscritos para las elecciones a celebrarse en junio 2019. Como quien no dice nada, apenas en cuatro meses.

¿Cómo vamos a estar alegres la mayoría de guatemaltecos cuando vemos que la gama de opciones para elegir diputados, por ejemplo, no pasan de ser los mismos de hace cuatro años y con esto más, que ahora dispusieron agregar a toda su parentela? ¿Cómo quieren que haya entusiasmo electoral cuando ya empezamos a ver las mismas tácticas y prácticas del pasado para hacer la mentada campaña, juntando a la gente de los poblados del interior de la república a base de demagogia, engaños y falsas promesas para que cuando llegue en helicóptero el candidato sea recibido con los aplausos y chiflidos de siempre?

Los problemas que nuestra población tiene encima de sus hombros no son ni por asomo los que tuvimos hace cincuenta años. El hambre, la desnutrición, la falta de empleo, la baja producción y de productividad, de infraestructura, la ausencia de planes de prevención de accidentes y de enfermedades ameritaría que a estas alturas, quienes estuvieran interesados en ocupar puestos de elección popular, estuvieran invitando a reuniones para que sus consejos directivos y asesores pudieran explicar sus proyectos, tanto políticos, económicos como sociales, con fechas exactas de implementación y de entrega de resultados. Pero todas estas plataformas electorales seguirán siendo tan solo “sueños de una noche de verano”.

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