Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“El lenguaje es el gran instrumento de la ambición humana”
Adam Smith

Desde hace algún tiempo, viene gestándose a nivel mundial una nueva forma de expresión, más aún cuando de comunicarse en público se trata, se le ha dado en llamar lenguaje inclusivo, inició agregando a la palabra todos, el todas, y así sucesivamente, aunque anteriormente siempre al iniciar un discurso se saludaba con el “señoras y señores, damas y caballeros,” ha ido modificándose hasta llegar a ellos y ellas, sastres y sastras, y más.

En España, el partido político Podemos ha llegado más allá, y cuando se dirige al público una de sus autodenominadas portavozas, se dirigen a todo en femenino, por ejemplo: miembros y miembras, jóvenes y jovenas, el llamado lenguaje inclusivo, es conocido también como lenguaje no sexista, además de fomentar la prodigalidad en el diario hablar, porque no debe ser utilizado solamente en público, trata de incursionar en el lenguaje coloquial, tanto es así que el actual gobierno de España, acudió a la Real Academia Española, para analizar si la actual Constitución de España, refleja o no la realidad de hombres y mujeres, consulta que dividió tanto a los integrantes e integrantas, valga decirlo de la misma, tanta polémica desató que el escritor Pérez Reverte, anunció que abandonaría la institución, en caso de aprobarse la inclusión en la Constitución de ese país, del mencionado lenguaje, otro miembro argumentó que el lenguaje no se puede forzar, yo agregaría que el mismo debe ser fluido.

Pero la situación va más allá de ellos y ellas, Manuela Carmena actual Alcaldesa de Madrid, incluye en su discurso a les, inicia su discurso con queridos, querida y querides, en apoyo a la diversidad sexual, porque según su discurso “es importante en democracia «no excluir a nadie» tanto es así que argumentó en el último discurso del Orgullo Gay, que «Hay que escuchar y colaborar con ellos, ellas y elles». Así va el mundo, mientras en redes sociales de envían salu2, por otro lado se crean nuevas formas de expresión, tratando de reivindicar un grupo de la humanidad a quienes no reivindican las palabras, les reivindican las acciones.

El mensaje inclusivo, a mi criterio, no reivindica la presencia de la mujer en el mundo actual, como erróneamente argumentan, quienes han encontrado en el mismo una forma de distraer las realidades de la vida, la economía del lenguaje es necesaria en el mundo actual, para hacer el mensaje más efectivo, pero en un discurso dentro del que se habla de ciudadanos y ciudadanas, ministros y ministras, maestros y maestras, alumnos y alumnas, se está distorsionando el lenguaje, al tratar de invisibilizar al masculino como genérico, se genera lo contrario, se hace más denso el discurso o la conversación, de incluirse como una obligación nos veríamos frente a bebes y bebas, periodista y periodisto, chef y chefa.

La incursión por medio de algunas diputadas de Podemos y del PSOE, creó un problema legal, derivado de la exigencia del mensaje inclusivo, una empresa en junio del año que recién está por terminar, no pagó a sus trabajadoras, porque el contrato laboral establecía trabajadores, por lo que a su criterio ellas no se encontraban incluidas, derivado de que el contrato establecía que era para el género masculino y no el femenino.

Parece un debate sin importancia, pero en un mundo al revés, sigue dándonos sorpresas los debates sobre la forma, dejando de lado lo más importante: El fondo de nuestros problemas reales.

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